La entidad sufre violencia, narcotráfico y caciquismo
Latente, la posibilidad de que el PRI pierda la gubernatura
Acapulco, Gro., 5 de febrero. El triángulo histórico violencia-narcotráfico-caciquismo acompaña este domingo a la elección para renovar la gubernatura en Guerrero, que representa, por primera vez en la historia política del estado, la posibilidad de alternancia en el poder después de más de siete décadas de hegemonía priísta, sucedida en una historia de pobreza, crímenes, desapariciones aún impunes y prevalencia de grupos guerrilleros.
Esos tres elementos y la dispersión geográfica de la entidad explican hoy que Guerrero esté, de acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en el antepenúltimo lugar de de-sarrollo en el país.
El 67 por ciento de la población, más de 2 de los 3 millones de habitantes, viven bajo la línea de pobreza. En las zonas rurales cuatro de cada cinco personas viven en la marginación y 72 por ciento padece pobreza extrema. En consecuencia, la migración a Estados Unidos contabiliza hoy a 800 mil guerrerenses. Metlatónoc es la comunidad más pobre del continente, con niveles de desarrollo humano análogos a los de Costa de Marfil.
De los 76 municipios, 67 están catalogados de muy alta marginación. Estudios del Banco Mundial señalan que entre los factores que explican las condiciones de pobreza en el estado figuran la ineficiencia en el desempeño del gobierno, su falta de interés y el abandono de esta realidad. A ello se suma que 56 por ciento de la población se disperse en 71 municipios.
La pobreza, la ineficiencia del gobierno y el abandono explican también el permanente riesgo en el que están la gobernabilidad y la estabilidad social, lo que genera desintegración familiar, creciente siembra de estupefacientes, crímenes e inseguridad. La entidad ocupa el primer lugar nacional en la siembra y cultivo de amapola usada para producir heroína, y el quinto lugar en mariguana.
Cifras de la procuraduría estatal revelan que Guerrero se encuentra en el tercer lugar en secuestros. En 2003 hubo 403 ejecuciones por 360 en 2004. De estas últimas, 78 fueron en Acapulco.
Organizaciones de derechos humanos han documentado 500 desapariciones desde la guerra sucia. Esta historia ha estado acompañada del acuñamiento de las familias caciquiles que han proliferado en los principales renglones de la actividad económica: transporte, ganadería y turismo, vinculadas al apellido Figueroa, al ex gobernador Angel Aguirre y al actual, René Juárez Cisneros.
Vinculadas entre sí, en la Costa Grande figura la familia del presidente de la Confederación Ganadera, Rogaciano Alba Alvarez, y en la zona norte, la del presidente estatal del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Héctor Vicario Castrejón, los Astudillo en la zona centro y los Aguirre Rivero en la Costa Chica.
Históricamente, la violencia contra movimientos sociales ha sido una constante. Se recuerda la represión en 1960 contra estudiantes universitarios masacrados en Chilpancingo por órdenes del gobernador, el general priísta Raúl Caballero Aburto.
A fines de la década de los 60 y a principios de los 70 los gobernadores Israel Nogueda Otero y Rubén Figueroa Figueroa apoyaron la guerra sucia contra estudiantes universitarios y pueblos de la sierra con el argumento de acabar con el movimiento guerrillero de los profesores Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos.
En los 80, 90 militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) fueron brutalmente reprimidos por el gobernador José Francisco Ruiz Massieu cuando intentaban defender las victorias electorales en los comicios locales de 1989. La lista de asesinados en ese sexenio rebasa los 200, según Octaviano Santiago Dionisio, ex dirigente del sol azteca.
La llegada al poder de Rubén Figueroa Alcocer, heredero del más poderoso cacicazgo, propició el 28 de junio de 1995 la matanza de 17 campesinos, que cayeron bajo las balas de la policía del estado, en el vado de Aguas Blancas.
En semanas recientes, la violencia se agudizó con el asesinato del presidente de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Acapulco, Alexis Iglesias Aragón. También la semana pasada en Tlapa el profesor Luis Vivar Galíndez, promotor del voto de la alianza electoral Guerrero Será Mejor, recibió siete balazos. Con ocho órdenes de aprehensión en curso, el célebre ex perredista y ahora líder priísta Pedro Pablo Urióstegui ha regresado a Teloloapan sin que se ejerza acción legal.
El proceso
Guerrero ha vivido 16 años de bipartidismo en el que el PRI y el PRD se han disputado los principales espacios políticos. Hace seis años, los perredistas se quedaron a 1.6 por ciento de arrebatar la gubernatura hoy al saliente René Juárez Cisneros.
Acapulco, Iguala, Zihuatanejo, Chilapa y Petatlán, principales ciudades, no son gobernadas por el priísmo, que sufrió su mayor descalabro hace poco más de dos años cuando el PRD se hizo de 30 de las 76 alcaldías, pobladas por 1.7 millones de los poco más de 3 millones habitantes en la entidad. Alcozauca significó el principio del declive tricolor cuando el Partido Comunista lo ganó en 1980.
Para el proceso electoral de este domingo se instalarán 4 mil 377 casillas. Se imprimieron 2 millones 175 mil 49 boletas para un padrón de 2 millones 54 mil 737. Estarán 30 mil 639 funcionarios responsables de los centros de votación. De ellos, 9 mil 444 serán priístas y 9 mil 431 perredistas. Cinco agencias del Ministerio Público estarán disponibles para recibir quejas electorales.