Usted está aquí: sábado 5 de febrero de 2005 Opinión Effenberg: México en el corazón

Fernando Serrano Migallón*

Effenberg: México en el corazón

El Distrito 22 de la ciudad de Viena alberga edificios de valor artístico, arquitectónico e histórico, pero sobre todo, es el corazón de las relaciones internacionales de la capital austriaca. Durante años, al frente de su administración estuvo Franz-Karl Effenberg. Su nombre puede no decir nada para muchos mexicanos, pero para él México fue una palabra íntimamente ligada a su ser nacional y a su conciencia histórica.

El 27 de enero pasado falleció en la ciudad natal a la que dedicó su vida. Había nacido en 1948; su patria, en plena recuperación, recordaba todavía los horrores y el dolor de la ocupación alemana y su desaparición como Estado libre e independiente. Diez años antes de su nacimiento, el expansionismo alemán declaró la muerte del Estado austriaco. Entonces, como en otros sucesos de la época, nadie tuvo el valor suficiente para enfrentar a los que pretendían adueñarse de Europa y sofocar la libertad en ese continente, nadie salvo México.

Desde luego, Effenberg, que no vivió esos días aciagos, creció en la recordación del tiempo pasado y en la voluntad de la reconstrucción; al mismo tiempo, con profundo sentido humano, dedicó muchas horas de su vida al estudio de la historia de su patria y del conflicto armado que la sacudió hasta sus cimientos. En buena hora para nosotros, su memoria histórica, sumada a su generosidad personal, dieron como resultado que la municipalidad de Viena rindiera homenaje permanente a los dos mexicanos que, en cumplimiento de la política exterior de Lázaro Cárdenas, encabezaron en Europa la defensa de los pueblos atacados por la furia fascista y mantuvieron intacta la dignidad de la política exterior mexicana.

Isidro Fabela, quien protestó, en solitario y con un honor indubitable, por la desaparición del Estado austriaco, y Gilberto Bosques, quien en su calidad de diplomático acreditado en Alemania defendió el asilo político concedido a cientos de miembros de la resistencia antinazi en Austria. Gracias, entre otros, al esfuerzo de Effenberg, sus nombres identifican hoy dos paseos aledaños al Centro Internacional de Viena de la Organización de las Naciones Unidas.

En este año se cumplen 60 del final de la Segunda Guerra Mundial, ocurre este aniversario en una época en que pareciera que los seres humanos hubiéramos olvidado la lección brutal que significó aquella conflagración; Franz-Karl Effenberg no quiso olvidar, recordó el nombre de los que creyeron y defendieron la libertad de su pueblo; nosotros tampoco queremos olvidar a Effenberg ni tampoco dejar de agradecer su memoria y su generosidad.

* Director de la Facultad de Derecho

 
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