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Brecha entre ricos y pobres, factor de riesgo
Mientras
la mitad de la población de México está en la pobreza y
10 por ciento se las arregla con apenas un dólar al día, nuestro
país es también uno de los que tienen más millonarios y
multimillonarios en todo el mundo. Esta es una de las conclusiones derivadas
de un reportaje del programa Lou Dobbs Tonight, de la cadena estadunidense CNN,
en el que se abordó este tema desde la perspectiva de la migración
mexicana hacia Estados Unidos. Este contraste revela las grandes desigualdades
en la distribución de la riqueza y la enorme brecha existente entre ricos
y pobres, que cada día es mayor. Estas diferencias ponen de manifiesto
el fracaso de las políticas económicas y sociales, calcadas a
partir del modelo del Consenso de Washington, aplicadas desde hace tres
sexenios y mantenidas por el gobierno de Vicente Fox, cuya visión parecería
estar alejada de la realidad.
Durante su programa radial de ayer sábado, el mandatario afirmó
que el salario mínimo real está en vías de recuperar su
poder adquisitivo y que el producto interno bruto creció 4.4 por ciento,
especialmente en sectores como la construcción, la producción
agropecuaria, el comercio, supuestas mejoras que no significan nada para millones
de personas excluidas del reparto de la riqueza nacional. El programa de CNN
transmitido el 16 de diciembre revela datos crudos que evidencian el poco sustento
de ese México de Fox.
Al analizar las causas del fenómeno de la migración, CNN calculó
en unos 7 millones 500 mil el número de mexicanos indocumentados en territorio
estadunidense, aunque organizaciones no gubernamentales sitúan esa cifra
en un millón más. Queda claro que los connacionales que arriesgan
la vida al cruzar la frontera con Estados Unidos, cada vez más vigilada
y peligrosa desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, huyen
de la marginación: datos extraoficiales indican que unos 20 millones
de mexicanos viven en condiciones de extrema pobreza. El programa dejó
entrever que esta falta de oportunidades se deriva de un sistema injusto que
beneficia a una elite económica "que vive como los maharajás"
de la India, protegida por otra elite política, en detrimento de las
mayorías. Se trata, pues, de la desigualdad en la distribución
de la riqueza, la cual explica el hecho de que México tenga 11 multimillonarios
enlistados en la revista Forbes y más de 85 mil millonarios, superando
así a países como Suiza y Taiwán, cuyas poblaciones gozan
de una calidad de vida mucho mejor que la nuestra. Sobre este aspecto, George
W. Grayson, del College of William & Mary, consultado por Lou Dobbs Tonight,
opinó que la frontera común "se convierte en una válvula
de escape a los migrantes, lo que deja a los políticos mexicanos y a
la elite económica fuera de cualquier compromiso para proveer oportunidades
a su propio pueblo".
Al respecto, es gracias a las remesas de divisas desde Estados Unidos que
la economía nacional registra un impulso importante: sólo este
año entraron cerca de 16 mil millones de dólares, recursos que
rebasan los captados en el sector turístico o la inversión extranjera,
y tan sólo inferiores a la facturación generada por Pemex, con
mucho la empresa estatal más importante del país. Esta cifra récord
se debe a que el flujo migratorio aumentó en 100 mil trabajadores anuales
desde que comenzó el gobierno de Fox, para colocar el promedio en 400
mil cada año. Es decir, que los efectos negativos de las políticas
económicas se han acentuado en los últimos cuatro años.
Otro elemento a considerar es el desempleo, sobre todo entre los jóvenes,
el sector de la población más susceptible de emigrar. La Organización
Internacional del Trabajo acaba de informar que la desocupación juvenil
en México es una de las más altas de América Latina. En
el rango de 12 a 19 años, la tasa es de 8.2 por ciento, y para el grupo
de 20 a 24 años, 9.5 por ciento. Estas cifras representan prácticamente
el doble del desempleo total, que se sitúa en casi 5 por ciento.
La ecuación pobreza más desigualdad, aunada a la falta de oportunidades,
apunta a un país con una población sin esperanzas de mejorar su
calidad de vida. Y ese negro panorama es un caldo de cultivo para que ocurran
estallidos sociales. Es más, el peligro seguirá latente sobre
nuestras cabezas mientras el gobierno persista en la actual política
económica, en lugar de adoptar medidas urgentes a favor del bien público,
como sería cerrar la brecha entre ricos y pobres y atacar con eficacia
la pobreza y el desempleo.