México D.F. Lunes 8 de noviembre de 2004
Jorge Santibáñez Romellón*
Lo que ganamos y lo que perdemos con Bush
Una vez conocido el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos surge de manera natural analizar lo que México gana o pierde con el presidente George Bush. Considero que es importante reflexionar sobre los diferentes mensajes que de este resultado pueden derivarse. En particular la distancia que existe entre el mensaje al exterior de Estados Unidos, del que formamos parte, y el mensaje interno, el que envían los electores estadunidenses.
Nunca antes un candidato había generado tal consenso en su contra en la opinión pública mundial y en lo que podríamos llamar el sector pensante de su país, esencialmente representado por el medio intelectual, artístico, cultural y académico y, sin embargo, su triunfo es inobjetable. Sin duda, las preocupaciones del exterior o las de la clase culta no son compartidas por los electores estadunidenses, por el que coloquialmente se conoce como el nine to five en alusión al horario de trabajo y a la vida sencilla y simple de la mayoría de nuestros vecinos. Ese debe ser un mensaje que hay que saber interpretar. Estados Unidos se guía por las percepciones y no por las realidades.
En este contexto, el escenario para el tema migratorio no es muy optimista. Los temas que llevaron a Bush al triunfo, en particular el de la seguridad nacional, no son temas que convivan de manera armónica con el tema migratorio o con el de una frontera flexible. Recordemos que en la administración de Bush se fortaleció la idea de que la migración y el terrorismo pueden estar asociados y de que el tema migratorio forma parte de la agenda de seguridad nacional. Ciertamente se trata de percepciones y no de realidades, pero...
En su campaña, en cuanto al asunto migratorio, Bush se manifestó, cuando mucho, por un acuerdo de trabajadores temporales y eliminó toda posibilidad de lo que él llamó amnistía, entendiendo por ello el proceso de regularización de los más de 5 millones de emigrantes mexicanos indocumentados que viven y trabajan en el país vecino. Esa no es buena noticia para México. Incluso el tema del acuerdo temporal debe ser entendido como un mensaje a los empleadores de los migrantes y no precisamente busca mejorar las condiciones de vida de nuestros paisanos. No nos engañemos, no es el momento.
Hay quien dice que de cualquier forma Bush es mejor opción que Kerry, ya que en virtud de que el Congreso es de mayoría republicana, este último tenía nulas posibilidades de que su propuesta de regularización y sobre trabajadores temporales avanzara, mientras que Bush, ya sin la preocupación de la relección, podría lanzar una reforma migratoria sustantiva. Aun aceptando esas hipótesis, eso no convierte a Bush en buena noticia, sobre todo después de cuatro años en los que el tema no avanzó en lo mas mínimo.
Si bien es cierto que ya no tiene la presión de una relección, la de su partido y su equipo, no disminuyen y debemos prepararnos para un discurso de medidas unilaterales, de adentro hacia fuera, sin escuchar al exterior y mucho menos al vecino pobre, que poco tiene que ofrecer a cambio. No repitamos el error de descansar toda nuestra estrategia en la voluntad del presidente de Estados Unidos, por más amigo que sea del nuestro: nada permite suponer que volveremos, si es que alguna vez estuvimos, a ocupar espacios prioritarios en la agenda de nuestros vecinos.
Se ha dicho mucho de los defectos de Bush, no tiene caso insistir en ellos, no serviría de nada. También carece de sentido seguir pensando que Kerry hubiera sido mejor presidente para México. Por el contrario, tratemos de descubrir cuáles son las oportunidades que se presentan. Si lo que hay en el escenario es un acuerdo de trabajadores temporales, habrá que prepararse entonces para aprovecharlo de la mejor manera, y para ello lo primero que hay que hacer es reconocer que no estamos preparados.
ƑSe imagina usted si de pronto nos dijeran que están dispuestos a otorgarnos 300 o 400 mil visas de empleo temporal? ƑQué dependencia en México podría administrar la distribución de estas visas de manera transparente sin que el tema se politice? O bien: Ƒqué responderemos a nuestros paisanos en Estados Unidos que antes de recibir nuevos migrantes desean regularizar su situación? Y por el estilo podríamos formular muchas otras preguntas que hoy no tienen respuesta.
Ya no analicemos si Bush es mejor o peor que Kerry, nos guste o no es el Presidente de Estados Unidos y no ofrecerá algo muy diferente de lo que ya vimos en los últimos cuatro años. No perdamos el tiempo ni seamos ingenuos. Preparémonos de manera realista y hagamos nuestra tarea. Construyamos desde aquí el tipo de relación que nosotros creemos debemos tener con Estados Unidos y con su presidente y aprendamos a aprovechar los escasos espacios de oportunidad que el resultado de esta elección nos brinda. * Presidente de El Colegio de la Frontera Norte [email protected]
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