Crónica
Sero
Por Joaquín Hurtado
Letra S: cien números.
Ocho años y cuatro meses. Decenas de amigos que el sida nos ha arrebatado.
Proyectos vitales que el asesino nos ha escatimado. La contabilidad del
tiempo para muchos de nosotros ya no se da en meses o años, ni en
calendarios lunares o ciclos siderales. Se registra en un directorio personal
que cargamos en el corazón: María se fue en el 92, Juan acabó
en el 94, Luis en el 95... vamos y venimos sobre los anuarios parcelados
con cadáveres, marcados con dolor, cortados por la impotencia, zanjados
por la rabia, sitiados por la nostalgia, empedrados de preguntas sin respuesta.
Letra S ha sido el ágora donde nos hemos
reunido no sólo a contar los caídos, si no también
a reencontrar a los sobrevivientes, consolarnos con noticias de prometedores
tratamientos, ilustrarnos con distintos enfoques sobre el complejo entramado
de este mal que no tiene para cuándo, reírnos de nuestra
insoportable fragilidad.
Letra S nos regala el saber pero también
la humildad para seguir preguntando. Nos actualiza y desafía, nos
inquiere y nos motiva, nos abre horizontes; le cierra la puerta a la tentación
de la desesperanza emparentada con la cobardía. La apuesta de Letra
S es sencilla pero también de exigencias mayúsculas:
actuar desde el compromiso personal con las herramientas del juicio informado;
cambiar lo mal colocado en el andamiaje burocrático de la respuesta
gubernamental ante la epidemia, incentivar la acción colectiva con
datos duros y precisos.
Aún hay tanto qué decir, tanto qué
contar. Cuando la noche de la peste cae sobre mi minúscula existencia,
miro alrededor y se me aserena la pesadumbre al saber que por allí
existen otros que han pasado por mis penurias. Otros y otras que han solventado
con más valor los golpes bajos de un mundo que eventualmente no
reconozco mío, ni me acepta como suyo. Letra S es ese cálido
rincón donde arde un fuego fraterno, donde la palabra del sabio
y el grito del que clama van construyendo la agenda para transitar con
seguridad y fuerza de lo privado a lo público, en medio de una calamidad
que ha roto fronteras culturales, éticas y eróticas.
Letra S es un parlamento de alto nivel humanístico.
Es un camino incluyente, plural, regido por un principio no negociable:
la tolerancia, bien escaso en un mundo agobiado por arrestos totalitarios
y violentos de control y expoliación.
Letra S: cien oraciones laicas mes con mes puntuales,
desde 1996, cuando Alejandro Brito me invitó a entrar en su sueño
y me dio su mano amiga. Doy gracias a Letra S y a su imprescindible
equipo por el milagro concedido: contarme con dignidad entre los vivos
y cantar con mis litigios a los muertos, como el poeta Miguel Hernández:
"Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumentos..." |