México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004
MUSICA
Pablo Espinosa
Georgina Meneses abrirá la fiesta
HAY CANTANTES QUE cuando están sobre el
escenario sostienen en las manos un micrófono. Lo que sostiene en
las suyas Georgina Meneses es su corazón.
HAY CANTANTES QUE cuando están sobre el
escenario actúan lo que cantan. Lo que pone en carne y sangre en
cambio Georgina Meneses es el contenido mismo de las canciones, es decir:
emociones y sentimientos. Es decir: la verdad.
HAY
CANTANTES QUE cuando están sobre el escenario, parece mentira,
pero no cantan. Georgina Meneses hace lo que cada vez menos se practica
en el mundo: canta.
ESTE VIERNES, A las 20 horas, en el escenario del
Museo Universitario del Chopo, Georgina Meneses pondrá a cimbrar
la duela con boleros ("esa no, porque me duele, duela"), echará
a andar el vuelo de la imaginería, el gozo y la esperanza que contienen
las canciones que conforman el tesoro de la lírica mexicana, un
manantial insospechado.
ESTA CANTANTE OAXAQUEÑA ha conjuntado en
poco tiempo cuatro discos compactos y el reconocimiento de los oídos
más exigentes, expertos y prestigiosos.
ESCUCHAR SU VOZ desnuda, es decir en vivo y de
preferencia acompañada por tan sólo una guitarra, permite
constatar la legitimidad de ese reconocimiento.
GEORGINA MENESES FRASEA, respira, modula, contorna,
pero sobre todo profundiza en todos y cada uno de los intersticios inimaginables
de las canciones.
CANTA CON VERDAD. Y por eso conmueve profundamente.
Pone en música verdades, sentimientos, emociones y lo hace con sencillez
abrumadora. Por eso hipnotiza por igual a los escuchas de oídos
expertos que a los jóvenes, sobre todo a los jóvenes, que
nada más por ser jóvenes poseen la verdad.
GRACIAS A ESAS virtudes, Georgina Meneses conquista
de inmediato al público con sus conciertos en vivo y con sus discos
grabados.
EL PRIMERO DE ellos, titulado en 1998Porque
así tenía que ser, recoge boleros de oro escritos entre
las décadas de los treintas y cincuentas del siglo pasado. Ese disco
es un zarpazo que traspasa el corazón.
DOS AÑOS MAS tarde apareció Hasta
hoy estoy contigo, un dardo clavado en el corazón de la guitarra
que abrazaba dormido Jesús Chu Rasgado hasta que los despertaba,
a él y a la guitarra, el sol calcinante en algún cruce de
caminos (el crossroad emblemático de los hombres del blues)
del Istmo de Tehuantepec. Este disco pone al alcance de los oídos
contemporáneos una de las obras más estremecedoras de toda
la historia de la música mexicana: las canciones de Jesús
Chu Rasgado, un mito en sí mismo, una leyenda que cobra vida cada
vez que alguien pone en su garganta la hiel y la miel que destilan, con
mezcal, los versos rotos de Rasgado.
HAY QUE DECIR, para que nadie se pierda el concierto
de este viernes en el Museo del Chopo, que cuando Georgina Meneses pone
en su garganta las canciones de Jesús Chu Rasgado el mundo se viene
abajo en un instante y se vuelve a construir en el siguiente verso.
EL ESTREMECIMIENTO QUE produce esta experiencia
equivale a los momentos más intensos de, por ejemplo la Tetralogía
completa de Richard Wagner, el blues más desgarrado de John Lee
Hooker (Moanin' the blues, de preferencia), el suspiro aletargado
de un bisonte en celo, o el rojo intenso que se tiende hacia altamar en
lo que dura un ocaso visto desde la orilla de los sueños.
EN SU TERCER disco, titulado Ausencia, Georgina
Meneses glosa a Tata Nacho. En su voz, las clásicas piezas Adiós
mi chaparrita, Ausencia, La borrachita y Así
es mi tierra, entre otras, cobran una dimensión distinta al
folclorismo o tono sepia de tarjetita postal para el recuerdo a las que
había sometido la industria del entretenimiento. Estas nuevas versiones
las devuelven a su condición de flores naturales.
EL CUARTO DISCO de esta cantante formidable se
titula De la farra y el dolor y hace justicia a lo mejor de la producción
inmarcesible del maestro Alvaro Carrillo, porque las cualidades del canto
de Georgina Meneses y la calidad, inteligencia, sentido estrictamente musical
de los arreglos, pulen estas joyas de por sí brillantes y las ponen
a girar junto a sus hermanas (las otras estrellas, los astros, las galaxias
enteras y todos los cometas) en los confines de las constelaciones.
PORQUE CADA VEZ que suena una canción de
Alvaro Carrillo el gesto del alma se repite como un ritual añoso
que consiste en cerrar los ojos y mirar al cielo. Ahí brillan las
constelaciones todo el tiempo.
ESTE VIERNES POR la noche en el Museo del Chopo,
Georgina Meneses pondrá a girar el cosmos en torno de lo que nos
hace más humanos: los sentimientos y las emociones. Mientras cante,
sostendrá en sus manos no el micrófono, sí su corazón.
SONARA ENTONCES la verdad.
|