México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004
Biblioteca de Lima
Exhiben fotos posmortem del siglo XIX peruano
AFP
Lima, 2 de noviembre. Una escalofriante exposición de cadáveres posando con sus familiares se abrió este martes en la Biblioteca Nacional de Lima, con el nombre Fotografía post-mortem en el Perú del siglo XIX. La muestra en blanco y negro rescata 30 trabajos en daguerrotipos y películas de la época, así como retratos en porcelana (porcelanotipo) de los difuntos en manos de sus deudos.
Se puede ver a matrimonios con sus bebés fallecidos, un cónyuge de pie, el otro sentado con el niño, bien acicalado y vestido, en su regazo. Y todos, incluive el bebé, miran a la cámara.
En el denominado Archivo Castillo está la foto de una bebé muerta, sentada de frente, con los ojos bien abiertos y ''sostenida su cabeza desde atrás (de una silla) por la ama", según la leyenda. También aparecen pequeños fallecidos, colocados sobre taburetes en los que han sido acomodados de lado, como mirando al fotógrafo.
Los hay de pequeños que parecen dormir plácidamente en camas colmadas de flores.
Hay casos en que el cadáver muestra ya ojos vidriosos, además del rictus mortal de bocas abiertas y extremidades rígidas.
Al inaugurar la exposición, el curador Jason Mori dijo que ese tipo de fotos era común en la Europa de esos años, y que se extendió como ''una moda social a nuestras tierras". Las fotografías se realizaban a veces en la casa del difunto, "aunque por las fotos presentadas, muchos eran llevados al estudio posiblemente para ser arreglados y maquillados".
Se incluyen fotos del cadáver del mariscal Miguel de San Román, presidente de la República y, entre las más controvertidas, la del linchamiento de las torres de la Catedral de Lima, de los dos hermanos Gutiérrez, que en 1872 intentaron tomar el poder mediante la violencia.
Para Mori la foto más emotiva es la de la pequeña Rosa Elguera en las rodillas de su padre, cuya leyenda señala que la mirada del hombre ''comunica su pena y resignación" y la ''caricia apacible al cuerpo de su hija revela la sincera actitud del siglo XIX hacia la muerte".
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