México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004
Carlos Montemayor, ponente en el coloquio internacional
sobre la escritora
Se debe pugnar por una ''visión renovada de
la narrativa de Rosario Castellanos''
Pese a su soledad era una mujer que traía la
alegría: Elena Urrutia Discriminación de mujeres e indígenas,
inquietudes de mi madre que no se han resuelto, dijo su hijo Gabriel
ARTURO JIMENEZ
El escritor Carlos Montemayor propuso una reinterpretación
de la narrativa de Rosario Castellanos para ubicarla como una obra sobre
la ''opresión y condición femenina humana", más allá
de la clasificación generalizada de autora de ''novelas indigenistas".
Esta
apreciación al parecer imprecisa, dijo Montemayor durante una de
las primeras sesiones del Coloquio Internacional Homenaje a Rosario Castellanos,
inaugurado ayer en El Colegio de México (Colmex), se entiende por
la ''presencia vital" que el mundo indígena tiene en libros como
Balún Canán y Oficio de tinieblas.
Sin embargo, el autor de Guerra en el paraíso
comentó que ello se debe a que ese universo fue introyectado por
la escritora chiapaneca desde su infancia y no a que haya sido una exploración
planeada para entenderlo y explicarlo.
Pese a ello, el investigador reconoció que mientras
más se conozca al estado de Chiapas más se podrá entender
la obra de Rosario Castellanos (Comitán, 1925-Israel, 1974) y a
ella misma, una escritora, que compartió, que siempre lo ha envuelto
en ''círculos mágicos".
El universo femenino
Montemayor comentó que la misma ensayista, traductora,
diplomática y poeta, que además fue su "maestra, amiga y
lectora" y a quien admiraba por su ''simpatía, ironía e inteligencia",
rechazaba que consideraran sus novelas como ''indigenistas".
Y el historiador y especialista en literatura indígena
contemporánea precisó: ''En su literatura Rosario Castellanos
no se proponía describir ni explicar el mundo indígena. Detrás
de todos sus personajes femeninos, ya clásicos, la poetisa habla
de su propio mundo y el de las mujeres.
''Ella habla de la condición de la mujer, del sometimiento,
la sumisión, el dolor y la marginación. Pero también
de su poder, de su capacidad de fabulación. El bosque del indigenismo
quizá no ha dejado ver el árbol del mundo femenino recreado
por ella.
''Cada vez que llego a Chiapas siento la atmósfera
y la fuerza del mundo en que ella nació, creció y pensó
el universo femenino. Es imposible no escribir de ello si uno nace ahí.
Ella veía esa cultura desde dentro, no desde fuera. Se trata de
un destino, no de una elaboración."
Estar a la altura del destino
Carlos Montemayor se comprometió ante los asistentes
a la Sala Alfonso Reyes del Colmex a explorar con más profundidad
este planteamiento sobre la obra de la escritora y diplomática Rosario
Castellanos, ''para tener una visión renovada de su mundo literario".
Y lanzó: ''¿Por qué no ver libros
como Balún Canán como novelas sobre mujeres?".
En realidad fueron más de una las nuevas luces
que sobre la escritora se lanzaron ayer, como la coincidencia generalizada
de considerarla más una poeta que una narradora, aunque el punto
de equilibrio se encontró cuando Montemayor, la investigadora Carmen
Galindo y la poeta Dolores Castro señalaron que la narrativa de
Castellanos posee un gran lirismo.
''Son novelas que sólo puede escribir una poeta",
dijo Montemayor.
Dolores Castro, la amiga más cercana de Rosario
Castellanos, hizo un recuento de su vida y su obra poética, reconoció
lo que le dio de disciplina para escribir, y dijo que supo estar ''a la
altura de su destino, que terminó de manera trágica", en
referencia a su muerte accidental al electrocutarse en Tel Aviv, capital
de Israel.
Antes, en otra mesa del Coloquio Internacional Homenaje
a Rosario Castellanos, habían intervenido la investigadora estadunidense
Rebeca Biron y las escritoras Beatriz Espejo y María Luisa La
China Mendoza.
La mañana de este jueves se espera la participación
de Carlos Monsiváis.
La inauguración del coloquio, que concluirá
este viernes 5, estuvo encabezado por Elena Urrutia, impulsora del homenaje
y fundadora del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM);
Consuelo Sáizar, directora del Fondo de Cultura Económica,
y Andrés Lira González, presidente del Colmex.
''Era una mujer que a donde llegaba traía de alguna
parte la alegría, pese a su soledad y a su apariencia débil
y frágil", dijo Urrutia.
También participaron Adriana Ortiz Ortega, coordinadora
del PIEM; Lucía Melgar, de ese mismo programa, y Gabriel Guerra
Castellanos, hijo de la autora de El eterno femenino y quien dijo
que ninguna de las preocupaciones de su madre se han resuelto, como la
discriminación de los indígenas y de las mujeres.
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