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México D.F. Jueves 4 de noviembre de 2004
Orlando Delgado
Acuerdos y desacuerdos
En el mar de desacuerdos hay unos pocos acuerdos que parecen olvidarse: uno es que la economía ha tenido un desempeño decepcionante; uno más reconoce la necesidad de mejorar la calidad y la cobertura de todos los niveles de educación; otro acepta que alcanzar acuerdos es cada vez más difícil. De ahí que explicitar las líneas centrales de una propuesta de acciones para un nuevo gobierno siempre resulte pertinente. Poco importa si alcanza la dimensión de proyecto de nación, si es un cambio de modelo económico, incluso si es simplemente una política económica diferente. Lo relevante es que escribir lo que se piensa, establecer los aspectos centrales de una estrategia de gobierno tiene el valor de someter a discusión la propuesta, las prioridades y, naturalmente, las fuentes de financiamiento.
La publicación del libro de López Obrador permite discutir "el proyecto alternativo de nación", plantear desarrollos y, por supuesto, discrepancias. El propio texto invita a concretar ciertas propuestas, a modificar otras y a eliminar algunas. En ese sentido, el periódico Reforma convocó a 11 "de las mentes más brillantes de este país para que lo analizaran" y publicó los resultados en su suplemento dominical (24/10/04). Sin importar lo que señalaran esos analistas, la primera plana destacó peyorativamente que el "librito" tenía buenas intenciones, pero que "entre todos ellos surgió la suspicacia, pues observan inviabilidad en la mayoría de las propuestas". En realidad, entre quienes comentaron hubo opiniones diferentes, desde afirmaciones despectivas hasta puntos de vista complementarios, lo que se ocultó en las presentaciones editoriales. Ello prueba que la discusión se hace para denostar, no para precisar, y que Reforma es parte interesada en derrotar a López Obrador.
Uno de los aspectos centrales del "proyecto alternativo" es el que aparece al final: la convocatoria a un nuevo pacto social que se propusiera superar la pobreza. Para López Obrador es indispensable comprometer a la gente y a los empresarios a que inviertan y generen empleo. Sin este nuevo pacto será imposible crecer con estabilidad y crear los empleos necesarios, atacando la corrupción y la impunidad. La convocatoria requeriría formularse con mayor amplitud: en particular el impulso a la educación pública, desde la básica hasta la superior, demanda recursos y acuerdos claros con los profesores y con el SNTE. En realidad, frente a los sindicatos corporativos es indispensable un planteamiento preciso que permitiera fijar los términos de un acuerdo posible en el que se elimine la corrupción y se libere a los trabajadores de la afiliación obligatoria, al tiempo que se descarta la flexibilidad laboral.
Así las cosas, lo primero es proponer un pacto social que, como resulta obvio, difícilmente podrían formular el candidato priísta -Madrazo o quien fuera- o cualquier candidato de Acción Nacional. Es claro que para ambas formaciones partidarias el pacto se hace en las Cámaras y con acuerdos cupulares. Justo lo contrario propone López Obrador, y probablemente sólo él sería capaz de impulsar ese nuevo pacto que, además, implicaría compromisos que tendrían que cumplirse. En ese ámbito se ubica la creación de una comisión de la verdad para el Fobaproa que reduzca su costo, liberando recursos para financiar los proyectos propuestos, destacadamente el educativo, que implica garantizar a la gente humilde el acceso a todos los niveles educativos, mejorar los salarios de los maestros y otorgar becas a los buenos estudiantes.
Por supuesto que un proyecto que se proponga reanimar el crecimiento con base en la recuperación de la función activa del Estado en la promoción del desarrollo requiere recursos. La base tributaria es escasa y se trata de reducir la dependencia de los ingresos petroleros, por lo que la necesidad de incrementar los ingresos públicos resulta esencial. Sin embargo, no será a partir de la generalización del IVA como aumentaría la capacidad de acción del gobierno. Determinar las ideas centrales de una reforma fiscal progresista es indispensable y urgente. Al mismo tiempo, el funcionamiento bancario debe cumplir con su función de intermediación de modo que el crédito al sector privado llegue a 40 puntos del PIB, lo que no resulta elevado, permitiendo proyectos de inversión que carecen de financiamiento. Recuperar la función promotora de la banca de desarrollo es necesaria para que se recupere la dinámica económica.
En breve, se requiere discutir para entender, pero para ello hace falta comprometer una opinión y estar dispuesto a sostenerla. Sin eso no hay avance democrático posible, sino lo que vivimos cotidianamente. [email protected]
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