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México D.F. Domingo 24 de octubre de 2004
ƑLA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Carta a Elizabeth
ADMIRADA ELIZABETH MORENO: Unas líneas para agradecerte, desde mi mejor asombro de aficionado, tu histórico debut como novillera en la Plaza México, donde un escaso pero sensible público tuvo que rendirse a tu sentimiento torero y a tu personalidad fascinante. Y digo histórico porque nunca en los 58 años de ese coso una mujer había toreado con la calidad, hondura y estética que tú lo hiciste y que unos cuantos diestros lo han hecho.
NO SOLO NOS impactó tu hambre de ser y tu convicción torera, tan escasas en estos tiempos de uniformidad expresiva y mediocridad generalizada a todos los niveles, sino que como muy pocas veces nos conmovimos con tu increíble capacidad para transmitir, delante de los novillos, emociones, vida vivida, sacrificios y misterio, ingredientes del arte excepcional que posees.
AL VERTE PLANTADA, vertical y segura, embarcar las embestidas para luego correr la mano en derechazos y naturales largos, cadenciosos, melódicos y ajustados, con una elegancia interior alejada de la demagogia estilista y del ventajismo, muchos comprobamos que tus procedimientos pertenecen a la estirpe silverista, a ese incopiable sentimiento mexicano para interpretar el toreo, que es acumulación de voces y de razas, no por ninguneadas menos elocuentes.
Y TU CARISMA, Elizabeth, que en tu caso no es únicamente el don de agradar y de atraer sino de perturbar, con la presencia de tu rotunda feminidad, a hombres y a mujeres por igual. Belleza cuya fuente es sobre todo interior, al mirar al burel y al mirarnos, con unos ojazos que acarician o fulminan, o al caminar por el ruedo, desenvuelta, fluyente, segura, erguida, gustándote, como quien conoce el sabor agridulce de haber saludado a la muerte. Y aunque el arte no distingue géneros, sí se reserva el derecho de admisión. Por eso cuando tú toreas, la tarde adquiere una sensualidad adicional y el dios Tauro, tan poco reverenciado ya, te bendice y acude a tus cites, sometido por tu mando, tu espíritu y tu encanto.
QUE MAS QUISIERA seguir hablándote de cosas buenas y bellas, pero bien sabes que la fiesta de los toros es reflejo y termómetro de la sociedad en que está inmersa y de su temperatura anímica. Nuestro país -sus hombres y mujeres- hace décadas que no atina a fijar su propio rumbo y a seguirlo; se lo fijan y se somete, renunciando a su dignidad, autoestima y capacidades. Lejos de unir voluntades en torno a objetivos comunes, prevalecen el voluntarismo y la frivolidad, por lo que el espectáculo taurino, hoy sin grandeza de espíritu, también se desarrolla poco y mal.
A PARTIR DE ahora todos te van a querer "ayudar", aunque casi nadie con la intención de que te conviertas en figura del toreo, sino de aprovechar el momento y tu enorme potencial para su beneficio, más que el tuyo y el de la fiesta, sin rumbo y cada día más dependiente, como el país. Ojalá que esa sensibilidad e inteligencia natural desplegadas en el ruedo no te abandonen en el duro camino que has elegido, y no olvides que el verdadero enemigo tiene dos patas.
POR ULTIMO SUGERIRTE, con respeto, modificar tu nombre de pila. Elizabeth es inglés, poco taurino pues. Fonética y profesionalmente Iza Moreno, por ejemplo, es más corto, y a la vez significa ascenso, elevación, enaltecimiento, no sólo de tu prometedora carrera, sino también de ese espíritu poderoso y ligero, dispuesto a someter su corazón a nuevas y riesgosas emociones, para fortuna de cuantos tengamos el privilegio de verte torear. Un beso y toda la suerte.
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