México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
La causa, falta de políticas económicas en favor de los pobres, señala fondo de la ONU
Aumenta el número de campesinos en extrema pobreza en América Latina
LAURA POY SOLANO
La pobreza y la marginación social de las comunidades agrícolas afecta a 64 por ciento de la población campesina en América Latina y el Caribe. De ésta, 47 millones de personas, en su mayoría indígenas, viven en pobreza extrema como resultado de la falta de políticas económicas en favor de los pobres, lo que generó que las actividades no agrícolas y las remesas enviadas por trabajadores migrantes "se ubiquen como la fuente de ingresos más importante para los campesinos pobres", revela un informe del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) de la Organización de las Naciones Unidas.
En un balance sobre las características y tendencias de la pobreza rural en la región, el FIDA señala que a pesar de que la agricultura y las actividades económicas rurales involucran a 30 por ciento de la población económicamente activa de América Latina, "en las dos décadas pasadas el número de campesinos en condiciones de extrema pobreza se incrementó de 39.9 a 46.4 millones de personas, lo que significa que los logros alcanzados en los años recientes no bastaron para contrarrestar el incremento de la pobreza generado en la década de los 80".
La población rural pobre, indica el estudio, incluye a las comunidades campesinas indígenas -que representan un tercio de toda la población rural de la región-, pequeños agricultores, campesinos sin tierra, jornaleros rurales y de subsistencia, así como amplios grupos nativos de la región amazónica y de los bosques tropicales. De ellos, advierte, "la mayoría cultiva parcelas pequeñas, situadas por lo general en zonas marginales de baja productividad, lo que contribuye al deterioro de los recursos naturales".
Al respecto, Luciano Concheiro Bohórquez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), especialista en el estudio de mercado de tierras en México, aseguró que sin un cambio sustancial en la relación campo-ciudad, "no se podrá detener el acelerado proceso de empobrecimiento y expoliación del agro nacional, lo que generará un deterioro más acelerado del tejido social campesino".
Sin duda, agregó, "estamos ante la necesidad de impulsar una transformación radical de la relación campo-ciudad", en la que se han privilegiado condiciones "antidemocráticas e inequitativas con las que hemos endosado al campo el precio de la industrialización y modernización del país a costa del empobrecimiento y la marginación del campesino".
No asumir el costo de "explotar" al agro y contribuir a la destrucción de la cultura rural y las formas de producción agrícola "implicará que ningún proyecto económico de desarrollo nacional podrá prosperar si dejamos en el olvido a un tercio de los mexicanos que sigue trabajando en el campo a pesar de las enormes desventajas que ello implica en sus condiciones de vida y bienestar".
En ese sentido, el informe del FIDA advierte que en la región existen "graves deficiencias" políticas e institucionales, especialmente en relación con el acceso de la población rural a los activos económicos y servicios necesarios para impulsar la productividad agrícola, a lo que se suma "la vulnerabilidad económica de la región, los desastres naturales, la fragilidad de las democracias y la lentitud de los cambios socioeconómicos, que ha hecho que el nivel de pobreza rural, incluida la pobreza rural extrema, no haya variado sustancialmente durante los pasados decenios".
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