México D.F. Lunes 18 de octubre de 2004
Los beneficios de un general
Como funcionario del gobierno de Guerrero, Arturo Acosta Chaparro aceptó haber recibido como regalo del entonces gobernador Rubén Figueroa Figueroa, 24 concesiones de taxis.
''Ese tipo de obsequios no fueron sólo para mi, sino todos los funcionarios recibieron del gobernador permisos o concesiones para taxis o para camiones materialistas. Lo que sí fue trascendente es que a los demás les regaló seis o siete concesiones y a mi me regaló 24; dichas concesiones, con la autorización del mismo gobierno, las vendí dos años después, recordando que la cotización de cada concesión era entre 250 mil y 300 mil pesos; inclusive tengo entendido que actualmente la citada cotización se mantiene en esas cantidades.
''El producto de la venta de dichas concesiones fue invertido en una casa para mis hijos, en Durango; otra en La Herradura, y se pagó la casa que tenía en préstamo cuando estuve trabajando en Acapulco, aunque aclaro que este último pago fue de manera indirecta, es decir, compré unos terrenos para dárselos en pago al dueño de la casa.''
Ante versiones que aseguran que el general era dueño del Cine Renacimiento, en Acapulco, Acosta Chaparro declaró ante la justicia militar:
''Quiero manifestar que el entonces gobernador también me obsequió el predio donde supuestamente se iba a establecer el mencionado cine, y le dijo al arquitecto Guillermo Carrillo Arena, quien era director del Fideicomiso Acapulco, que me ayudara para la elaboración del proyecto del cine.
''Realmente nunca terminé de construir el cine, aunque el propio gobernador del estado me ayudó con los equipos de proyección, butacas y mobiliario para la dulcería; faltaba mucho dinero para la construcción, dinero que no estaba en posibilidad de invertir, por lo que un año o dos después lo vendí al ayuntamiento de Acapulco en las mismas condiciones que se había quedado, es decir, en obra negra, inconclusa, sin recordar el precio ni la persona con la que hice el trato.''
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