México D.F. Domingo 17 de octubre de 2004
Irá de Minería a la Plaza de Santo Domingo
Celorio conduce hoy recorrido por el barrio universitario
ARTURO JIMENEZ
Desde la terraza de un hotel ubicado en 5 de Mayo esquina con el Zócalo capitalino, el escritor Gonzalo Celorio toma el micrófono, habla sobre la "portentosa, inhabitable e inevitable" ciudad de México -primero lacustre, luego desecada e inundable, y hoy sobrepoblada-, después señala hacia la enormidad de la Catedral Metropolitana y cuenta su larga historia en la brevedad de media hora.
Que su construcción duró tres siglos, del XVI al XIX; que ofrece una síntesis de la historia cultural del centro de la ciudad, el cual se levantó sobre las ruinas del Gran Teocalli de la antigua Tenochtitlán, y que se utilizaron las piedras de los templos prehispánicos, muchas con glifos mexicas.
Es decir, como en muchos lugares de la ciudad, del país y del mundo, lo nuevo se fue construyendo sobre la destrucción de lo viejo. Casi no hay ningún edificio del siglo XVI, hay poco del XVII y lo que queda tiene intervenciones del XVIII y el XIX, dijo el escritor.
También que el desproporcionado basamento de la catedral es renacentista, las torres de influencia medieval y barroca, la fachada neoclásica -obra de Manuel Tolsá, quien en el siglo XVIII buscó darle homogeneidad a todo el edificio- y el Sagrario anexo, churrigueresco.
Pero además, Celorio contó que esta catedral es muy singular porque, por ejemplo, utiliza unas mensulas invertidas para poder armonizar con el basamento un cuerpo entrante (las dos torres) en lugar de saliente, lo cual sería lo normal; que está orientada hacia el sur en lugar del oriente, y que la fachada central se agrandó con un enorme reloj.
Más aún, que encima del reloj se colocó una representación escultórica de las tres virtudes teologales, para no minimizar al cuerpo central ante los dos grandes campanarios, y que la cúpula central, al fondo, también se creció con algo sin paralelo en el mundo: una elevada linterna en el techo.
Lecturas de la ciudad
La charla de Celorio es sólo un pequeño adelanto del recorrido El barrio universitario, que el autor de México, ciudad de papel conducirá este domingo desde el Palacio de Minería hasta la Plaza de Santo Domingo como parte del programa Lecturas de la ciudad. Paseos literarios por el Centro Histórico.
Este programa se realizará durante octubre y noviembre y es organizado por el Centro Nacional de Información y Promoción de la Literatura del INBA, dirigido por la escritora Silvia Molina, para quien "la literatura mexicana nació en el Centro Histórico".
Ya frente a la enorme fachada central de la catedral, Celorio abunda en algunos detalles y Molina apura al grupo a un restaurante en la calle de Guatemala, atrás de la catedral, donde esperan, en otra terraza, el escritor René Avilés Fabila y la cronista Angeles González Gamio.
El autor de Tantadel comentó que estudió la secundaria y la preparatoria en el centro de la ciudad, y que ahí conoció a escritores como Jaime Torres Bodet, Rafael F. Muñoz y José Agustín, y bebió en la cantina la Opera con Carlos Pellicer y Alí Chumacero. El centro es la cuna de la cultura mexicana, dijo Avilés, quien el domingo 31 de octubre encabezará en recorrido Las calles de la nostalgia.
González Gamio, a quien le toca el domingo 24 con Una lectura de la historia de la ciudad de México a través de su arquitectura, contó que desde hace 20 años trabaja en el Centro Histórico, pero que Andrés Henestrosa lleva 80 años desayunando en el Sanborns de los azulejos.
En realidad, el Centro Histórico ha sido más bien escenario del paso, reuniones o residencia de muchos escritores mexicanos, pero, como dijo Avilés Fabila, aparece muy poco en la literatura del país. Aunque recordó que hay ejemplos como La casa de la Santísima, de Rafael Solana.
De cualquier manera, el programa ya probó su éxito el domingo pasado, con el primer recorrido, Flor y canto en el México prehispánico, realizado por Eduardo Matos Moctezuma, quien llevó a los paseantes a una zona del Templo Mayor que data de 1390 y donde mostró la importancia de la dualidad vida-muerte en gran parte de la narrativa y la poética en náhuatl.
Los otros recorridos los guiarán Vicente Quirarte, con Poetas, musas y guerreros. Un viaje por la ciudad romántica; Alberto Barranco, con México virreinal; Jorge Legorreta, con Canales y acequias: el escenario de Los bandidos de Río Frío; y Fernando Curiel y Belem Clark de Lara, con Paseando por Plateros con el duque Job.
Silvia Molina mostró el domi del Mapa literario del Centro Histórico de la ciudad de México, donde aparecen lugares relacionados con escritores mexicanos, y dijo que se publicará dentro de un mes. Mayores informes para inscribirse en los Paseos literarios, los cuales tienen un costo: 5526-3166, 5526-3190 y 5526-3186.
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