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México D.F. Domingo 17 de octubre de 2004
Hoy concluye la ''feria editorial más
importante y popular de Latinoamérica''
Asisten masas al Zócalo librero, como si fuéramos
país de lectores
Con fondo babeliano, el público transitó
como abejas las calles Jorge Amado, Rubem Fonseca y otras
ARTURO JIMENEZ
En masa, como si México fuera ya un país
de lectores, utopía aún lejanísima, miles de personas
se volcaron a la cuarta Feria del Libro en el Zócalo y se arremolinaron
como abejas en foros, cafés y librerías, sobre todo en enjambres
familiares, en pos principalmente de la miel de las ofertas, que aunque
pocas, sí las hay.
Convertida ya en fenómeno masivo y popular durante
los fines de semana, por su ubicación pero también por su
perfil singular, esta feria, con "avenidas" y "calles" con nombres de escritores
y "plazas" con esculturas de Soriano, Cuevas, Rojo o González Gortázar,
fue ayer el escenario de una fiesta sabatina, desde una mañana de
actividades infantiles hasta la madrugada de rave electrónico.
Todo con el fondo babeliano de sonidos avecindados por
la cortedad de unos cuantos metros: desde los teponaztlis de danzantes
en movimiento como quetzales frenéticos -aunque había algunos
hombres-jaguar-, hasta la música electrónica de Tecnófagos,
grupo promotor de la ciencia.
O las consignas en derredor, sobre el arroyo vehicular,
de los defraudados de Publi XIII. O el zumbido de abejorro de un avión-rehilete
por sobre las cabezas de los transeúntes. O los exhortos de vendedores
de tostadas, refrescos, paletas y un infinito de fetiches viejos y nuevos.
Incluso,
el silencio de las purificaciones de chamanes mexicas contemporáneos,
quienes con sus zahumadas ya encontraron un nuevo modo de ingreso, como
la señora que se instaló en la esquina de la "calle" Carlos
Drummond de Andrade, entre la Chico Buarque y la Jorge Amado.
En la Joao Guimaraes Rosa la Boing vende paquetes de jugos
a 20 varos. Y su fundación Pascual tiene un espacio donde
ofrece los libros de su colección de arte. Pero la más concurrida
es la Mario Andrade, que va del escenario principal al Palacio Nacional,
o viceversa. También destaca la Rubem Fonseca, pese a contar con
una sola acera, pues da al paso de vehículos, en dirección
a 20 de Noviembre.
Es que una de las ciudades invitadas es Fortaleza, Brasil,
cuyas autoridades instalaron bajo una carpa una ofrenda de caracoles, artesanías
en madera, piel, palma y cerámica, telas floreadas, libros, folletería,
un altar religioso y un módulo de información.
Es por lo anterior, y más, que hoy domingo se espera
un cierre tumultuoso, con la participación, como muestra, de los
poetas brasileños Régis Bonvicino y Floriano Martins, el
uruguayo Saúl Ibargoyen, el peruano Rodolfo Hinostroza y el tapatío
Ricardo Yáñez, además del escritor Felipe Garrido,
el crítico de cine Luis Tovar, y el músico y ensayista Banjamín
Anaya.
A partir de las 7 de la noche de este domingo, después
de la clausura formal a cargo de Enrique Semo, secretario de Cultura del
gobierno capitalino, y de José Angel Leyva, responsable de la feria,
habrá conciertos de alter-rock y funk-jazz.
Eres como una isla
Pero ayer sábado, también día de
una oferta amplísima, el poeta Hugo Gutiérrez Vega, quien
recibirá un homenaje en Morelia, en el Encuentro de Poetas del Mundo
Latino, compartió su creación en el Foro 1 Agustín
Yáñez, en especial sus poemas escritos en Grecia, donde fue
embajador.
''Eres como una isla, te rodeo/ y me ajusto a tus formas./
Me impide hacerles modificaciones/ el antiguo temor de hacerte daño./
Por eso me mantengo en tus orillas/ y tierra adentro sólo van mis
ojos."
Luego de cantarle a un público atento y poco asiduo
a los espacios cerrados, el poeta firmó libros a un lado, cruzando
la tranquila "calle" José Luis Martínez, cerca de la más
bulliciosa Emmanuel Carballo. Antes habían dedicado libros Jorge
Volpi y Francisco Hinojosa, y después, Antonio Velasco Piña
y Rafael Barajas, El Fisgón, cartonista de La Jornada.
Por el estrado del Café Salvador Novo, con todas
sus mesas ocupadas, pasaron a leer varios poetas, entre ellos Marco Antonio
Campos, el argentino Máximo Simpson y el peruano Hinostroza, quien
leyó el largo poema Nudo borromeo: "La sombra helada de un
libro que te acecha/ mientras haces el amor en el bisel del espejo".
Campos evocó el 68, un viaje que va del "sueño
de libertad" de entonces a la "descomposición" del presente. "Hay
fechas que vuelven como iluminación o niebla repentina", dijo.
Este sábado también participaron figuras
como el poeta tapatío Ricardo Castillo y los brasileños Bonvicino
y Martins. Este en el foro Yáñez y aquél en el Foro
2 Gilberto Owen, donde apareció Enrique Semo para intervenir en
la presentación de la colección Historia Económica
de México.
El foro Owen es coordinado por el escritor H. Pascal,
quien además se encargó de la exitosa "noche gótica"
del miércoles pasado, en la que tocaron varios grupos. A Pascal
le extraña el silencio casi absoluto de la televisión sobre
esta fiesta cultural, más si se considera que se trata de "la feria
popular del libro más importante de América Latina". Lo político
no tiene que afectar esta fiesta plural, consideró.
Y sí pueden encontrarse algunos precios populares.
Por ejemplo, las de Ediciones Verdehalago, que vendía La zarpa,
de Juan Trigos, a diez pesos. Aunque quizá la librería más
frecuentada es la de Ediciones Regiomontanas, en cuyos letreros se leía:
"¿Cómo que leer es caro?". Y ofrecía libros y cuadernillos
para niños desde 9.95 pesos. Las familias, los jóvenes en
grupo y los solitarios se arremolinaban al panal de letras e imágenes.
Mientras, se daba un paso más hacia la utopía lejana.
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