México D.F. Domingo 17 de octubre de 2004
Rechaza que con el espionaje telefónico
se pueda destituir a López Obrador
Buscan distraer la atención sobre la reforma
al artículo 122, alerta Corral
Critica a los medios electrónicos por privilegiar
el escándalo; propone evitar excesos
ANDREA BECERRIL
Quienes grabaron y filtraron a los medios electrónicos
las conversaciones telefónicas entre el subsecretario de Gobierno
del Distrito Federal, Martí Batres, y legisladoras del PRD, lo que
buscan es distraer la atención de algo tan relevante como es la
discusión en el Senado de la reforma al artículo 122 constitucional,
sostuvo el senador panista Javier Corral Jurado.
En entrevista, consideró que "es un despropósito"
plantear que se destituya al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés
Manuel López Obrador, a partir de esas grabaciones, obtenidas de
manera ilegal y que representan una intromisión en la vida privada
de las personas.
Presidente de la subcomisión encargada de dictaminar
la reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión, el panista advirtió,
asimismo, que se debe acabar con esa "zona de impunidad" en la que los
medios electrónicos suplantan la investigación periodística
por la difusión de conversaciones telefónicas o videos que
son fruto del espionaje político.
El legislador aclaró que desde la Ley Federal de
Radio y Televisión -que se dictamina en el Senado- no se pueden
imponer criterios éticos, ya que éstos son del ámbito
exclusivo de los comunicadores, pero sí "debe haber un mecanismo
para dirimir las controversias que se susciten, los excesos y los abusos
de los medios electrónicos".
Uno de ellos, precisó, es la posibilidad de réplica
como derecho básico de la libertad de expresión que tienen
todos los ciudadanos, ante la determinación de las televisoras de
"privilegiar el escándalo".
"Poner en la picota a los políticos, al grabar
y filtrar sus conversaciones, y la constante magnificación de los
hechos, atenta contra todos y termina en una erosión social impresionante",
consideró Corral Jurado.
Preguntó qué prueban las conversaciones
telefónicas de Martí Batres y la diputada Alejandra Barrales.
"Que había una sintonía de miembros de un mismo partido,
en una movilización y un acto en la Cámara de Diputados.
¡Por favor! ¿Cuántas veces los partidos políticos
han tomado esa tribuna? Muchas, pero las cosas se han magnificado".
Insistió en que no encontró una sola expresión
de Batres con una afirmación que comprometa al Gobierno del Distrito
Federal en la concertación de algún acto ilícito.
"Si somos objetivos, no la hay, obviamente estaban al tanto de lo que iba
a suceder, pero mucho más grave que eso es el asalto a la intimidad
de los políticos, de los legisladores. Eso es inadmisible".
A su juicio, además de lesionar a un partido político,
el objetivo central de grabar esas conversaciones y luego filtrarlas fue
"distraer la atención de algo tan relevante como la discusión
del artículo 122 constitucional".
Es, detalló, "una estrategia absolutamente clara,
contundente", en momentos en que esa minuta que tiene que ver con la descentralización
educativa y la posibilidad de quitar más de 5 mil millones de pesos
de su presupuesto al Gobierno del Distrito Federal se discute en el Senado.
Especialista en el estudio de los medios de comunicación,
el senador Corral Jurado advirtió que nadie debería avalar
ese tipo de estrategias. "Soy absolutamente contrario a la utilización
del espionaje político como método de investigación
periodística, porque de proseguir, a ver quién cierra después
la puerta e impide que salgan a la luz pública informaciones poco
claras de otros políticos".
La grabación de las conversaciones de Batres con
Barrales y de la diputada Dolores Padierna con René Bejarano es
un hecho condenable, como lo fue también, dijo, cuando Televisa
dio a conocer la conversación en la cárcel de Raúl
Salinas de Gortari con su hermana Adriana, luego que el entonces presidente
Ernesto Zedillo decidió parar mediante esa grabación a su
antecesor Carlos Salinas de Gortari.
"En aquel entonces, y tratándose de un pillo como
Raúl Salinas condené el hecho y no podría dejar ahora
de hacerlo. El periodismo tiene que reflexionar sobre el sentido ético
que le quiera imprimir a su papel de contrapeso, de crítica, al
basar informaciones en la comisión de delitos".
Porque en ese plan, "se puede hasta robar documentos a
alguien que se pretenda lesionar y darlos después a conocer filtrándolos
a alguna televisora."
-¿Qué hay de la responsabilidad de los medios
que difunden esas grabaciones o videos, encaminados claramente a lesionar
la imagen o la reputación de alguien, no hay sanciones, verdad?
-No. Lo que han argumentado es que las grabaciones llegaron
en forma anónima. No conozco la discusión que se debió
dar en Canal 40 antes de difundir las conversaciones de los perredistas,
pero la supongo difícil, compleja, profunda, con razonamientos de
diversa índole, ya que al final de cuentas no procedía de
una fuente clara.
Invadir la vida privada de los ciudadanos, insistió,
es "uno de los mayores asaltos al orden social, pero como lo hacen los
poderosos medios electrónicos, no pasa nada, por ello hay que insistir
en que se acabe con esta zona de impunidad".
Deploró que pese a ello, algunos políticos
del PRD y del PRI "vayan a ponerse a los pies de los concesionarios de
los medios electrónicos, como lo hicieron algunos durante la Semana
de la Radio y la Televisión, al ir a ofrecer que no los tocarían
ni con el pétalo de una rosa en la reforma legislativa que se analiza
en el Senado".
A los políticos, insistió, los concesionarios
"los tienen bien medidos y por eso les va como les va".
Respecto de las pretensiones de algunos senadores del
PAN y del PRI de iniciar un proceso para destituir a López Obrador
a partir de las grabaciones telefónicas aludidas, dijo que lo considera
"un despropósito". Es algo que ni siquiera se ha discutido en su
bancada, y que sería muy difícil que lograra consenso.
Santiago Creel Ilustración MAGU
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