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México D.F. Sábado 16 de octubre de 2004
Enrique Calderón Alzati
Cuando la democracia está al servicio del poder
En la semana que hoy termina, los habitantes de la ciudad de México estamos cerca de ser despojados de entre 4 mil y 9 mil millones de pesos anuales, a partir de 2005, en virtud de la decisión de la Cámara de Diputados de mejorar las condiciones de equidad entre el Distrito Federal y otros estados de la República.
La decisión, presentada por los medios electrónicos como un hecho democrático, a la cual se opusieron de manera poco civilizada los diputados del PRD, nos deja serias dudas de si es esto la democracia a la que aspiramos.
Ciertamente la pobreza por la que atraviesa el país es muy grande, sin embargo, Ƒacaso las condiciones de vida de la ciudad son esencialmente mejores a las del resto de la nación? ƑFue con base en criterios sociales de este tipo, que los diputados de PRI y PAN emitieron su voto? ƑO fue más bien obedeciendo una consigna de los líderes de esos grupos, originada en la cúpula del poder tal como sucedía en tiempos que hoy se reconocen ya como antidemocráticos? Las actitudes de burla y mofa hacia la población agraviada del Distrito Federal, mostradas por los diputados Juan Molinar y Francisco Barrio, por señalar sólo algunos casos, nos da la pista para confirmar el trasfondo del proceso completo.
Contar con un Congreso, cuya función es convalidar y legalizar las decisiones de quienes detentan el poder, no es el tipo de democracia que queremos y necesitamos los mexicanos, quienes por experiencia sabemos que tales prácticas han dañado severamente al país y están en el origen mismo de los graves problemas que hoy enfrentamos como nación.
Dos ejemplos pueden ser suficientes para mostrar los riesgos reales y los daños que a largo plazo producen los llamados "mayoriteos" impuestos al Congreso y que son avalados por éste.
El primero que queremos señalar se dio en 1999, cuando se aprobó el reconocimiento de la deuda del Fobaproa-IPAB a los bancos, como deuda pública. El cambio súbito de la posición de los diputados panistas, para apoyar la iniciativa gubernamental, permitió que la medida fuese aprobada por el Congreso, sin discutir debidamente su procedencia ni medir las consecuencias que tendría para el país en el futuro. Hoy esas consecuencias nos tienen empantanados y constituyen la esencia de la problemática que sufrimos todos los días y seguiremos sufriendo indefinidamente. Esa operación generó además un resultado directo, como producto de las negociaciones previas al mayoriteo: la llegada al poder del Presidente más inepto e irresponsable que el país haya tenido en su historia moderna. En una nación realmente democrática, este tipo de decisiones simplemente no se dan porque, antes que nada, los diputados son responsables de sus actos y de las consecuencias que ellos producen.
El segundo ejemplo que quiero señalar data de 1988, cuando el Congreso recientemente electo, constituyéndose en colegio electoral, impuso mediante el mayoriteo la decisión de declarar a Carlos Salinas Presidente electo, sin tomar en cuenta la serie de anomalías denunciadas en torno a la elección, y las claras alteraciones que se habían efectuado a las cifras electorales iniciales; como en el ejemplo anterior, la decisión de imponer a Salinas fue dictada al Congreso desde la cúpula gobernante, burlando la voluntad popular. ƑAcaso el proceso de votación de aquel Congreso, para declarar a Salinas Presidente electo, fue un acto democrático sólo porque la mayoría de los diputados dió su voto afirmativo? Yo pienso que no, y considero que si en esa ocasión hubo un daño específico cometido contra Cuauhtémoc Cárdenas, a quien se le arrebató la Presidencia de la República de 1988 a 1994, el principal daño lo sufrió el pueblo de México, no sólo al ser gobernado por un Presidente espurio, sino por las consecuencias de los actos de ese gobierno.
La repartición de los bancos realizada por Salinas a sus amigos, todos los problemas y malversaciones que produjo, y con el resultado que hoy enfrentamos de no contar ya con una banca mexicana, simplemente habría sido evitada por Cárdenas, con todas las implicaciones imaginables.
Las condiciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte no constituirían una relación de sumisión hacia un país como hoy lo tenemos, de igual manera la deuda pública sería esencialmente menor de lo que hoy es, y con ello las condiciones económicas serían sin lugar a dudas mejores. Todo esto lo reconocen hoy muchos de los que en 1988 participaron en aquella decisión absurda, pero supuestamente eran otros tiempos y todo lo que hoy sucede es distinto. ƑDe veras?
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