Realizó exitosa gira por el país del sol naciente

Los japoneses, no muy expresivos, pero sí conectados: Magos Herrera

ANTONIO MALACARA ESPECIAL

En agosto de 2002, minutos después de ofrecer un concierto en el Lincoln Center de Nueva York, Magos Herrera fue abordada por Toru Ikedo, director artístico de Mecca Records, y recibió una buena oferta para incorporarse al catálogo de esta disquera japonesa.

Así, en abril de 2004 apareció un compilado en las ya no tan lejanas tierras niponas, que bajo el epónimo título de Magos Herrera presenta los mejores temas de Orquídeas susurrantes (Opción Sónica, 2000) y País Maravilla (Suave, 2002). La crítica local recibió con agrado el lanzamiento y opinó: "Se trata de un disco que sincretiza la voz contemporánea de Latinoamérica llevada al gusto del melómano del jazz".

El siguiente paso era una gira promocional. Magos Herrera salió a mediados de septiembre rumbo a Osaka, para ofrecer tres conciertos (18, 19 y 20) en un encuentro de música contemporánea denominado Fiesta Mexicana, además de hacer entrevistas con la prensa escrita, radio y televisión. Después, el jueves 23, se presentó en el club Medium +, de la región de Kamakura, y finalmente llegó a Tokio para actuar el 25 y 26 de septiembre.

Los sinodales de oriente eran inmejorables, si tomamos en cuenta que Japón es el país donde más se consume jazz a escala mundial. La dotación instrumental de occidente era de lo mejor: la voz, la guitarra y la expresividad de Magos Herrera, que por momentos parecen demorar entre los compases para estallar siempre justas en el color (ahora del primer sol), fueron acompañados por el piano de Mark Aanderud, el contrabajo de Rodrigo Castelán y la batería de Alex Kautz.

"Fuimos un poco con la incertidumbre de qué iba a pasar -comenta la cantante-, porque era apenas la promoción, y nos topamos con un país sumamente organizado, me trajeron... así, en súper fa, promoción día y noche, tres toquines por día. Fue impactante, me encantó. Es el público más... más grato que he tenido; no es ese público súper expresivo, de jalarse los pelos y todo eso, pero es muy conectado. Mientras está sucediendo la música, hay un silencio absoluto, y ves al personal con los ojos cerrados y... muy viajosos, como muy conectados con la música per se. Evidentemente, no me conocían, y era una actitud de "okei, muéstranos lo que traes". Para nosotros fue grato, porque pues sí les gustó mucho el rollo, y les llamó mucho la atención que era algo que iba de tan lejos.

-Hubo buena afluencia de público...

-Sí. Los festivales estuvieron atascados. El Medium + es un foro más pequeño, como para unas 200 personas, pero más enfocado a nuestro público: muchos jóvenes universitarios, músicos, diyeis, y este público fue el más increíble, con una respuesta tremenda. Al momento de los solos te das cuenta que realmente están conectados con el rollo.

-Aunque hace algún tiempo no era propiamente una cantante de jazz, poco a poco ha ido colocándose ahí, ¿verdad?

-Mira, más que ser un hecho consciente, o estratégico, como que la circunstancia nacional, o internacional, me ha llevado hacia eso. Es la circunstancia histórica en la que me encuentro; desafortunadamente, en México no existe un movimiento de nada, y el lenguaje que uno acaba describiendo embona donde más fácilmente pueda ser identificable. Por otro lado, de una u otra forma, el jazz siempre es como mi columna vertebral, es adonde siempre regreso, donde siempre estudio, es con el tipo de músicos con los que me gusta acompañarme, es el tipo de aproximación vocal que hago, el tipo de armonía que me gusta. Es lo que me gusta, y que se viste de otras mil cosas.

-La gira fue un éxito.

-Totalmente. Para mí, fue un viaje que me aclaró mi estética musical y que me alivianó el rollo de decir: "Bueno, pues es que uno no tiene que defender nada. Tu lugar está ahí, por lo que haces, más allá de géneros o de lo que sea. La crítica me acogió muy bien, es una crítica muy consistente, y me decían: "Oye, yo te imagino a ti haciendo un dueto con Cassandra Wilson o con Caetano Veloso"... cosas tan distantes, pero que al fin y al cabo son mis influencias más grandes.