México D.F. Martes 12 de octubre de 2004
El eje de su legado fue hablar siempre de Haití
como un país digno y profundo
Muere a los 68 años Gerard Pierre-Charles, intelectual
y luchador social haitiano
En Puerto Príncipe lo despiden con canciones
El deceso, en un hospital de La Habana
BLANCHE PETRICH
La noche del lunes, en Puerto Príncipe, las radioemisoras
dejaron por un rato las noticias siempre malas, terribles, sobre la cotidianeidad
haitiana para transmitir dulces canciones del rico folclor de ese pueblo.
Temas dedicados a Gerard Pierre-Charles, uno de sus más notables
intelectuales y luchadores sociales, a manera de despedida.
"Cuando
oí eso -dice Tania Pierre-Charles, su hija, médica- me di
cuenta que para la familia es una pérdida muy dolorosa, pero también
lo es para el país".
El domingo 10, poco después del mediodía,
Pierre-Charles murió en el hospital Cira García, de La Habana,
donde había sido ingresado por una neumonía. A pesar de su
aparente mejoría, sufrió un infarto del que ya no pudo recuperarse.
Ayer, desde muy temprano, cuando con sus hijos y su compañera
de siempre Susy Castor hacían el último vuelo de una isla
a otra, por las Antillas, por la enorme red de amigos y compañeros
de todo el continente se difundió la noticia. Pierre-Charles tenía
68 años, una familia maravillosa y una historia de lucha íntegra
y ejemplar. Fue, en los momentos más críticos de la historia
haitiana -una historia dramática, como pocas- el vocero de la causa
de su pueblo. Murió en momentos en que su querida patria parece
deslizarse por una pendiente de conflicto, miseria y degradación
sin paralelo en nuestro continente.
Eje de su legado fue su insistencia en hablar de Haití,
no como un país degradado, sino como una nación digna y profunda;
un hombre con la esperanza a toda prueba.
"Creo que lo que lo hacía una figura tan singular
-comenta Tania- era su filosofía de que mañana las cosas
estarán mejor; su capacidad de insistir siempre, por muy polarizadas
que estuvieran las cosas, en el diálogo y la concertación
para llegar al objetivo superior. En un país como este, donde hay
tanta fragmentación e individualismo, eso siempre fue necesario".
La catástrofe por Jeanne, su último
pesar
Su último pesar fue la crisis por la tormenta Jeanne,
que devastó un tercio del territorio haitiano, no tanto por
la fuerza de la naturaleza sino por una catástrofe que se había
ido acumulando silenciosamente durante décadas por la irresponsabilidad
de grupos de poder depredadores que deforestaron y erosionaron la corteza
terrestre.
Ayer por la mañana, en Puerto Príncipe,
la transmisión del informativo de Radio Metropole se quedó
por algunos segundos sin palabras. El ex senador Paul Denis, colaborador
cercano de Gerard Pierre-Charles, no podía contener el llanto al
dar la noticia del deceso. Amigos y enemigos, compañeros de ruta
y rivales reaccionaron de inmediato reconociendo en el líder de
la Organización del Pueblo en Lucha (OPL) a una de las figuras más
notables de la inteligencia haitiana. A pesar de las condiciones de extrema
crispación política, incluso sus oponentes más acérrimos
exaltaron la visión, el valor y la invaluable contribución
del dirigente muerto en las luchas de Haití por encontrar su camino
hacia la democracia y la gobernabilidad.
A la misma hora, en La Habana, Radio Reloj anunciaba:
"Fue un luchador tenaz por el bienestar de las condiciones de vida del
pueblo haitiano y se destacó por ser un defensor de las causas más
justas de los pueblos latinoamericanos y caribeños. Con su muerte,
América Latina y el Caribe pierden a una de las figuras más
relevantes de la intelectualidad y la política, y Cuba a un defensor
y leal amigo".
Huellas perdurables en la UNAM
En la actualidad, estudiantes de Relaciones Internacionales
y del Centro de Estudios Latinoamericanos de la UNAM siguen descubriendo
el Caribe por medio de los escritos y las numerosas compilaciones y antologías
que prepararon sobre el área Gerard Pierre-Charles y su esposa la
también académica Susy Castor, a pesar de que ambos abandonaron
Ciudad Universitaria hace ya 22 años, cuando regresaron a Haití,
poniendo fin a un exilio de varios años, para no abandonarlo nunca
más. En este legado universitario dejaron testimonio de una región
de raíz negra e indígena, con identidad propia y con largas
luchas de resistencia contra el colonialismo, el racismo y las recurrentes
intervenciones de Estados Unidos.
Gerard nació en Jacmel, en 1935. Inició
su militancia contra la tiranía de Papa Doc Duvalier en la
Juventud Obrera Católica. A finales de los 50 pasó a la clandestinidad
con otros dirigentes más para formar el Partido de la Concertación
Popular, de orientación marxista. En 1960, perseguidos por el dictador,
sus dirigentes salieron al exilio. Pierre-Charles se estableció
en México. Su destierro duraría 26 años.
Desde aquí organizó el Partido Unificado
de los Comunistas Haitianos. En 1965 participó en las movilizaciones
contra la invasión estadunidense a República Dominicana.
Su solidaridad con la revolución cubana fue una constante en su
trayectoria.
En 1986, las movilizaciones campesinas hacían huir
rumbo a Francia a Jean Claude Baby Doc, el dictador junior. Desde
México Pierre-Charles interpretó que las condiciones estaban
maduras para crear en su patria una fuerza política que aglutinara
el formidable movimiento popular que había echado a la longeva dinastía
duvalierista. Con hijos adolescentes, no quiso esperar más. El matrimonio
empacó y regresó a Puerto Príncipe, poniendo un ejemplo
de retorno para cientos de haitianos que conformaban la diáspora.
Funda la Convergencia Nacional y Democrática que
acoge la candidatura de Jean Bertrand Aristide. Este, al frente del movimiento
Lavalás, gana las primeras elecciones democráticas en 1991.
Por poco tiempo. Un golpe militar, en el que no se ha aclarado el papel
de Estados Unidos, lo derrocaría pocos meses después. Pierre-Charles
se niega a salir exiliado. Aristide es restaurado en la presidencia mediante
un desembarco de marines y se inicia la gradual ruptura del mandatario
con los partidos democráticos. Al poco tiempo se pone en evidencia
que Aristide gobierna como sus antecesores, apoyado en grupos paramilitares
que intentan asesinar a Pierre-Charles.
En 2000 Aristide vuelve a la presidencia con un talante
diferente, copiando, nos diría Pierre-Charles en una entrevista,
"al político tradicional haitiano, cruel y corrupto". A partir de
2003 las revueltas callejeras vuelven a exigir la salida del presidente.
Pierre-Charles -postulado la Premio Nobel de la Paz- participa de nuevo
como dirigente de la Organización del Pueblo en Lucha. El último
día de febrero Estados Unidos consuma un golpe de Estado contra
Aristide y se instala el endeble gobierno de transición que encabezan
Boniface Alexandre y Gerard Latortue.
De vuelta al caos
Los últimos días Haití dio otro giro
hacia el caos. No solamente ha sido necesario enviar nuevos batallones
de soldados estadunidenses para que escolten a las caravanas que llevan
auxilio a los pueblos desesperados del norte que viven bajo el lodo. Las
bandas armadas que subsisten tanto en el frente gubernamental como en los
restos del movimiento Lavalás, aún partido de mayoría
en el Congreso, han protagonizado ataques, incendios, decapitaciones, incluso
combates con las fuerzas de paz de la ONU. En respuesta, el gobierno anuncia
una Operación Bagdad que la oposición aristidista
percibe como una batida contra los políticos fieles al mandatario
depuesto. Este, desde Sudáfrica, aun clama ser parte de la solución
en su país.
Con esos pesares por su patria, el corazón de Pierre-Charles
falló. En medio de todo, ayer por la noche en las radios de Puerto
Príncipe se escuchaba: "Haití, mama cherie", como
despedida para Gerard.
ADIOS DE HAITI Gerard Pierre Charles, uno de los más notables intelectuales y luchadores sociales de esa isla caribeña, murió el domingo a los 68 años de edad. Fue, en los momentos más críticos de la historia reciente haitiana, el portavoz de la causa del pueblo FOTO CARLOS RAMOS MAMAHUA
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