México D.F. Viernes 8 de octubre de 2004
Si no reafirmamos el apoyo, en dos semanas no
se acordarán de nosotros, sostiene
Doramitzi pugna porque los logros paralímpicos
no sean efímeros
Las medallas de Atenas son para la nadadora la constancia
de que ha capitalizado su discapacidad "como un don para hacer lo que me
gusta" Desea estudiar administración de empresas
ABRIL DEL RIO
La colección de medallas con que llegó de
los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, sumada a las dos doradas
de Sydney 2000, son para Doramitzi González la constancia de que
ha podido aprovechar su discapacidad como "un don para hacer lo que me
gusta".
La joven moreliana de mirada pícara no apaga la
sonrisa dibujada en su rostro ni aun al reflexionar de lo que más
le preocupa: ser parte de una sociedad con amplias carencias culturales,
las que ha comparado con otros países a través de sus viajes.
La nadadora de 21 años de edad se convirtió
en la máxima ganadora de preseas en la delegación mexicana
que asistió a los Paralímpicos de Grecia, al repetir el título
de 50 metros libres que consiguió en Sydney, oros en 100 y 400 libres,
además de plata en 50 mariposa y bronce en 100 dorso, prueba en
la que se había coronado hace cuatro años.
Doramitzi está muy ajena a los sentimientos de
lástima que pudiera producir una joven que se desarrolló
desde su nacimiento con una malformación de las extremidades inferior
y superior derechas.
"Nunca he investigado a qué se debió esta
malformación, ni me interesa. Tengo la fortuna de vivir y luchar
para llegar lejos".
Parte de su esencia es la coquetería y el deporte
ha acompañado su crecimiento, y la mayor seguridad ha llegado con
los triunfos.
Te cambia la vida
"La vida me ha cambiado 360 grados. Yo jamás me
había parado a hablar en público. Bueno soy muy conversadora,
pero te cambia la perspectiva de vida, te da mucha madurez, además
de mayor disciplina. Es un cambio total que, para bien te da, no sólo
la natación, sino todo el deporte".
Para
González Hernández, mantenerse firme en la persecución
de las metas no fue fácil, pues aun consciente de que otros deportistas
discapacitados han ampliado sus carreras hasta cuatro justas paralímpicas,
en ella llegó un momento de fatiga mental.
"La verdad es que estaba harta; ya no quería nadar
ni competir, pero me había propuesto terminar al menos un ciclo,
en Sydney. Fue ahí que vi a Paty Valle, con tantos récords
y medallas, que me motivé para ser como ella, o mejor. Me dio la
pauta para seguir adelante y enfocada en lo que quieres, tienes muchas
satisfacciones.
Consciente de que es sin duda una de las deportistas más
jóvenes de la delegación, a Doramitzi le inquieta el futuro
del deporte para la gente denominada con capacidades diferentes.
"Yo no quiero que esto sea efímero, porque ahorita
todo mundo quiere un cachito de ti, pero como dice mi compañera
Laura Cerero (medallista en levantamiento de pesas), en dos semanas ya
no se van a acordar de nosotros, y no queremos que eso suceda.
"Por eso es que creo que se necesita reafirmar el apoyo,
porque todos tenemos competencias que se aproximan, en todo el ciclo hasta
llegar a Pekín (2008), así que se tiene que tomar en cuenta
que el apoyo debe ser constante; no llegar un poquito antes y otro tantito
después de los juegos.
-¿A ti te faltaron cosas para prepararte?
-Hemos ganado terreno, pero tal vez no como hubiéramos
querido. Agradecemos mucho el interés de la iniciativa privada que
confió plenamente en nosotros. Yo sufrí mucho en Sydney porque
nadie me respaldó de manera especial.
"Fue un poco difícil, aunque me di cuenta de que
sin apoyos también puedes lograr lo que tú quieras, y si
logré esas medallas, con más apoyo, ¿dónde
estaría?"
-Tal vez experimentaste eso que le llaman hambre de triunfo.
-Claro, a los 17 años, cuando regresé me
sentía millonaria, riquísima, con los premios por las medallas
y las becas. Jamás había tenido tanto dinero en mis manos.
"Pero sí hay que distinguir; desde luego usar el
dinero para tu vida, que finalmente es tu preparación. Eso te lo
da la mentalidad y la ética de deportista que tengas, con los pies
bien puestos sobre la tierra.
-¿El deporte paralímpico es privilegiado?
-La gente está cambiando, o más bien la
perspectiva hacia la gente discapacitada, porque ahora hay conciencia de
que no tienes que estar encerrado lamentando tu vida.
"Puedes aprovechar la discapacidad como un don, como así
yo lo veo, un don que Dios nos da para hacer lo que nos gusta, y no solamente
en el deporte, porque hay mucha gente inteligentísima, con discapacidades,
que tienen premios Nobel, así que creo que la capacidad está
en la mentalidad de cada persona.
"A veces no tenemos cultura en nada, desgraciadamente,
aunque se oiga feo, no tenemos cultura para el deporte, para el tránsito,
muchas cosas que, vas a otro país y ves las diferencias, y te das
cuenta de que tenemos que cambiar nosotros, sobre todo hacia los niños,
porque sólo así cambiará el país."
Doramitzi irradia satisfacción ante la vida y de
cara hacia su futuro más inmediato le inquieta empezar sus estudios
profesionales, pues hace dos años que concluyó la preparatoria
y no se ha dado el tiempo ni de recoger su certificado.
"Quiero estudiar administración de empresas. Ya
me urge, sé que será complicado con el entrenamiento, pero
ahora sé que todo se puede.
"Sería mejor si consigo una beca, sobre todo porque,
aunque estoy consciente de que no he sido tan buena estudiante, si me aplico
la voy a aprovechar muy bien."
Quiere estar en Guadalajara
Su ideal, comenta, sería concentrarse en Guadalajara,
donde ha considerado un mejor panorama. "Sé que el Centro Paralímpico
está aquí en el DF. Aquí me gusta manejar, pero no
el tráfico, y se trata de optimizar todo, así que voy a revisar
las mejores opciones, ahora sí que donde surja la oportunidad".
La nadadora también está consciente de que
será solicitada como estandarte para programas de discapacitados.
"Aunque yo piense que no es cierto, ya el simple hecho de que la gente
te tenga en un alto nivel y confíe en ti, tienes un compromiso con
la sociedad de nunca defraudarlos e ir hacia delante.
"A mí me gustaría participar, especialmente,
en los programas de las casas hogar con los niños sin familia. Es
donde creo que podría motivar a la gente, aunque si mi presencia
sirve en otros lugares, siempre estaré dispuesta a ayudar", puntualiza.
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