LETRA S
Octubre 7 de 2004
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ls-impotencia ¿Pérdida de la hombría?

Por Antonio Medina

La disfunción eréctil (antes llamada impotencia sexual) es un problema de salud pública que afecta en México a más de 5 millones de hombres entre los 25 y 75 años de edad. Definido como la imposibilidad para iniciar o mantener la erección que conduzca a una relación sexual satisfactoria", este padecimiento puede ser provocado por factores de tipo orgánico y sicológico, como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, algunas enfermedades cardiovasculares, niveles altos de colesterol en sangre o la depresión. Otros riesgos que influyen de manera paulatina son el hábito al tabaco, al alcohol y a las drogas, así como también la cirugía pélvica y los traumatismos que lesionan la médula espinal.

Lo anterior se expuso en el Segundo Coloquio Internacional sobre Disfunción Eréctil realizado los primeros días del mes de octubre en Los Cabos, B.C. Especialistas de diversas disciplinas explicaron que este problema no es propio de la modernidad. La primera descripción sobre disfunción eréctil se encontró en un papiro egipcio 2000 años antes de nuestra era, en el que se subdividía dos tipos de disfunción: impotencia natural, en la cual el hombre era incapaz de culminar el acto sexual, y la impotencia sobrenatural, que respondía a la acción del demonio o de brujerías.

Posteriormente, Hipócrates describió la impotencia masculina en pacientes ricos de la ciudad y concluyó que la causa era el exceso de montar a caballo, por lo que a los pobres no les afectaba, pues ellos viajaban a pie, teoría que fue desechada siglos después.

Por su parte, Aristóteles afirmaba que los nervios del pene llevaban espíritu y energía para la erección, y que ésta era debida a la insuflación de aire. Su teoría fue bien aceptada hasta que en 1505, Leonardo da Vinci notó una gran cantidad de sangre en el pene erecto de un hombre ahorcado. Sin embargo, sus escritos fueron mantenidos en secreto por la Iglesia Católica hasta el inicio del siglo XX.

En estadísticas proporcionadas por las compañías Bayer y Glaxo, fabricantes de Levitra, medicamento contra la disfunción eréctil que lleva un año en el mercado, reveló que entre los hombres de 25 a 75 años este problema ocurre hasta en un 52 por ciento, con variaciones en el grado de disfunción que van de severa a moderada.

Del 100 por ciento de los entrevistados que manifestaron tener algún grado de disfunción eréctil, solamente 21 por ciento ha recurrido al urólogo para tratar su enfermedad. De ese porcentaje sólo 16 por ciento inició un tratamiento y al cabo del tiempo la mitad continúa con su medicación. El resto lo abandonó.
 
 

Los estímulos inhibidores del género

La dificultad para lograr una erección puede deberse también a cuestiones anímicas, ya que en términos generales se inicia a través de un mecanismo mental desencadenado por estímulos auditivos, olfatorios, visuales e imaginativos. Todos estos pueden facilitar la erección o de plano inhibirla.

La falta de erección en los hombres tiene repercusiones en el ámbito de su vida cotidiana. Pasar por un "impotente sexual" remite al individuo a mitos sociales que refuerzan la idea de que la hombría y la virilidad se centran en la "potencia sexual" y el dominio del hombre sobre su "capacidad amatoria".

En torno a este problema, circundan valores culturalmente heredados que depositan el "poder" de un hombre en su pene y el número de veces que lo usa para tener sexo, "entre más lo usa, es más hombre", aseguró Jay Lee, especialista de la Universidad Queen`s de Kingston, Canadá ante más de 650 urólogos mexicanos que asistieron al Coloquio Internacional.

"Un hombre con disfunción eréctil, comentó a Letra S, se enfrenta a estos falsos conceptos y creencias sociales, que provocan una alteración de su vida íntima o de pareja y su relación con las demás personas se vuelve hostil y poco sociable."

Por su parte, el doctor Eusebio Rubio Aurioles, de la Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C, planteó que los factores de tipo actitudinal juegan un papel importante en la formación de este problema, ya que la baja estima, la ansiedad o los prejuicios sobre el avance de la edad pueden motivar episodios de disfunción eréctil.

Como "la erección es el resultado de una situación excitante en un cuerpo sano", agregó en tono irónico, cuando no existe erección "lo más probable es que la situación no sea tan excitante o el cuerpo no esté verdaderamente sano".

Para el doctor Rubio existen tres aspectos que incrementan la posibilidad de disfunción eréctil: la depresión, la tendencia a mantener el control o personalidad obsesiva y la dificultad en el manejo de la rabia, que si se combinan con problemas de tipo orgánico, como la diabetes, la hipertensión arterial o niveles altos de colesterol en la sangre, agudizan el problema.

Los especialistas participantes coincidieron en señalar que el problema de la disfunción eréctil se debe de tratar de manera integral, es decir, a partir de valoraciones físicas y psicológicas del individuo.