¿Pérdida
de la hombría?
Por Antonio Medina
La disfunción eréctil (antes llamada
impotencia sexual) es un problema de salud pública que afecta en
México a más de 5 millones de hombres entre los 25 y 75 años
de edad. Definido como la imposibilidad para iniciar o mantener la erección
que conduzca a una relación sexual satisfactoria", este padecimiento
puede ser provocado por factores de tipo orgánico y sicológico,
como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, algunas enfermedades
cardiovasculares, niveles altos de colesterol en sangre o la depresión.
Otros riesgos que influyen de manera paulatina son el hábito al
tabaco, al alcohol y a las drogas, así como también la cirugía
pélvica y los traumatismos que lesionan la médula espinal.
Lo anterior se expuso en el Segundo Coloquio Internacional
sobre Disfunción Eréctil realizado los primeros días
del mes de octubre en Los Cabos, B.C. Especialistas de diversas disciplinas
explicaron que este problema no es propio de la modernidad. La primera
descripción sobre disfunción eréctil se encontró
en un papiro egipcio 2000 años antes de nuestra era, en el que se
subdividía dos tipos de disfunción: impotencia natural, en
la cual el hombre era incapaz de culminar el acto sexual, y la impotencia
sobrenatural, que respondía a la acción del demonio o de
brujerías.
Posteriormente, Hipócrates describió la
impotencia masculina en pacientes ricos de la ciudad y concluyó
que la causa era el exceso de montar a caballo, por lo que a los pobres
no les afectaba, pues ellos viajaban a pie, teoría que fue desechada
siglos después.
Por su parte, Aristóteles afirmaba que los nervios
del pene llevaban espíritu y energía para la erección,
y que ésta era debida a la insuflación de aire. Su teoría
fue bien aceptada hasta que en 1505, Leonardo da Vinci notó una
gran cantidad de sangre en el pene erecto de un hombre ahorcado. Sin embargo,
sus escritos fueron mantenidos en secreto por la Iglesia Católica
hasta el inicio del siglo XX.
En estadísticas proporcionadas por las compañías
Bayer y Glaxo, fabricantes de Levitra, medicamento contra la disfunción
eréctil que lleva un año en el mercado, reveló que
entre los hombres de 25 a 75 años este problema ocurre hasta en
un 52 por ciento, con variaciones en el grado de disfunción que
van de severa a moderada.
Del 100 por ciento de los entrevistados que manifestaron
tener algún grado de disfunción eréctil, solamente
21 por ciento ha recurrido al urólogo para tratar su enfermedad.
De ese porcentaje sólo 16 por ciento inició un tratamiento
y al cabo del tiempo la mitad continúa con su medicación.
El resto lo abandonó.
Los estímulos inhibidores del género
La dificultad para lograr una erección puede deberse
también a cuestiones anímicas, ya que en términos
generales se inicia a través de un mecanismo mental desencadenado
por estímulos auditivos, olfatorios, visuales e imaginativos. Todos
estos pueden facilitar la erección o de plano inhibirla.
La falta de erección en los hombres tiene repercusiones
en el ámbito de su vida cotidiana. Pasar por un "impotente sexual"
remite al individuo a mitos sociales que refuerzan la idea de que la hombría
y la virilidad se centran en la "potencia sexual" y el dominio del hombre
sobre su "capacidad amatoria".
En torno a este problema, circundan valores culturalmente
heredados que depositan el "poder" de un hombre en su pene y el número
de veces que lo usa para tener sexo, "entre más lo usa, es más
hombre", aseguró Jay Lee, especialista de la Universidad Queen`s
de Kingston, Canadá ante más de 650 urólogos mexicanos
que asistieron al Coloquio Internacional.
"Un hombre con disfunción eréctil, comentó
a Letra S, se enfrenta a estos falsos conceptos y creencias sociales,
que provocan una alteración de su vida íntima o de pareja
y su relación con las demás personas se vuelve hostil y poco
sociable."
Por su parte, el doctor Eusebio Rubio Aurioles, de la
Asociación Mexicana para la Salud Sexual, A.C, planteó que
los factores de tipo actitudinal juegan un papel importante en la formación
de este problema, ya que la baja estima, la ansiedad o los prejuicios sobre
el avance de la edad pueden motivar episodios de disfunción eréctil.
Como "la erección es el resultado de una situación
excitante en un cuerpo sano", agregó en tono irónico, cuando
no existe erección "lo más probable es que la situación
no sea tan excitante o el cuerpo no esté verdaderamente sano".
Para el doctor Rubio existen tres aspectos que incrementan
la posibilidad de disfunción eréctil: la depresión,
la tendencia a mantener el control o personalidad obsesiva y la
dificultad en el manejo de la rabia, que si se combinan con problemas de
tipo orgánico, como la diabetes, la hipertensión arterial
o niveles altos de colesterol en la sangre, agudizan el problema.
Los especialistas participantes coincidieron en señalar
que el problema de la disfunción eréctil se debe de tratar
de manera integral, es decir, a partir de valoraciones físicas y
psicológicas del individuo. |