México D.F. Jueves 7 de octubre de 2004
El DF abrió sus puertas al huésped
para conocer su pensamiento
Asegura el Dalai Lama compartir muchas de las ideas
del Ejecutivo local
El visitante llamó a López Obrador su
"camarada"
Expone el anfitrión los fundamentos para una
sociedad mejor
Fuerte resguardo por personal del GDF y del Estado Mayor
ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ
Tras destacar que en el discurso del gobernante capitalino
encontró muchos puntos en común en su manera de pensar, el
Dalai Lama llamó su "camarada" a Andrés Manuel López
Obrador y procedió a colocarle una cata (chal ceremonial
tibetano).
"Un mexicano y un tibetano camaradas", proclamó
el líder espiritual budista para concluir la ceremonia que se realizó
en el patio oriente del antiguo Palacio del Ayuntamiento que ayer, con
motivo de la visita del premio Nobel de la Paz, fue decorado con distintos
arreglos florales, donde el blanco predominó en la composición.
Antes,
en su discurso, el mandatario capitalino había señalado que
"la convivencia entre quienes piensan y actúan diferente; el diálogo,
la búsqueda de acuerdos y evitar a toda costa el avasallamiento,
la humillación, la exclusión de quienes no comparten una
visión, una postura, una creencia o una ideología, son los
fundamentos sobre los que, pensamos, debe construirse una sociedad mejor,
justa, igualitaria, equitativa, democrática, y en la que todos sus
integrantes vivan con dignidad".
Es esa la razón, añadió, que llevó
a abrir las puertas de la ciudad "para que usted conozca nuestro pensamiento
y comparta con nosotros el suyo, en un ambiente de respeto y con la seguridad
de que en este intercambio todos saldremos beneficiados, sin que ninguno
vea vulnerada su identidad, los valores que le animan o su independencia".
El dignatario respondió con sus votos y la seguridad
de que la ciudad encontrará el camino del progreso, como es el deseo
de su gobernante, "a partir de los cimientos firmes" que está estableciendo.
"Realmente encontré en sus ideas -le expresó a López
Obrador- puntos muy importantes que realmente aprecio."
Puntual llegó el Dalai Lama al recinto del Zócalo
que, como nunca, estuvo fuertemente resguardado por personal de seguridad
del gobierno capitalino, con el apoyo y la logística del Estado
Mayor Presidencial.
Treinta minutos duró la reunión previa a
la ceremonia, diez más de lo programado, suficientes para que el
visitante ofreciera disculpas por haber hecho esperar a los invitados,
"pero de cualquier manera esa conversación y el tiempo que nos llevó,
a mí me resultó muy útil y muy fructífera al
conocer sus políticas de gobierno, por lo cual le agradezco inmensamente",
acotó.
Entre los invitados, casi en su totalidad funcionarios
de los gabinetes legal y ampliado, destacó la presencia de José
Ramón y Andrés Manuel López Beltrán, hijos
del Ejecutivo local; los promotores culturales Isaac y Julie Masri, así
como la escritora Sara Sefchovich.
En la reunión previa, en la que los acompañó
su asesor José María Pérez Gay, el jefe de Gobierno
obsequió a su invitado la réplica de un brasero con collar
de flores y el dios del fuego Xiutecuhtli, cuyo original fue hallado en
el Templo Mayor y corresponde al periodo posclásico tardío.
Ya en la ceremonia, el primero en hablar fue el mandatario
capitalino, quien expresó el orgullo de su gobierno por recibir
al líder espiritual, "símbolo de una doctrina milenaria que
proclama valores de tolerancia y respeto a la diversidad".
Advirtió que una sociedad mejor se logra con el
equilibrio entre el desarrollo material y el de los valores humanos, una
interacción entre el conocimiento científico, la cultura
y la fe, pues de lo contrario, cuando sólo se apuesta al progreso
sin enriquecer el alma, la vida se vuelve superficial.
"En otras palabras, la esperanza no se puede cifrar totalmente
en la ciencia, la tecnología y el crecimiento económico,
tenemos que buscar al mismo tiempo el desarrollo cultural y la seguridad
espiritual".
El Dalai Lama, a su vez, destacó que el primer
compromiso que tiene en la vida es promover los valores humanos: "yo creo
que son el factor clave para que una persona sea feliz, una sociedad sea
feliz y para que una nación sea feliz, y estos valores humanos son
valores básicos que nacen con nosotros, están con nosotros
porque somos seres humanos y por eso son valores fundamentales. Lo que
es necesario entonces es reconocer esos valores y también utilizarlos
o hacerlos crecer y actuar de una manera para que cada vez crezcan más,
es decir, incrementarlos, esto es lo que yo denomino o llamo ética
secular, independientemente de que uno tenga una creencia religiosa o no".
Resaltó en segundo término la necesidad
de unir y armonizar a las distintas religiones que tienen el potencial
de contribuir al mejoramiento de la humanidad, labor en la que se dijo
orgulloso de haber contribuido.
Y como Dalai Lama, en tercer lugar, como la persona en
quien los tibetanos han puesto su esperanza y con quienes se siente responsable,
expresó su agradecimiento a todos aquellos que han demostrado simpatía
por su causa, la de liberar al Tíbet del dominio chino.
"Al compartir tantas ideas, entonces quisiera también
llamarlo en este momento mi camarada, y desde este punto de vista quisiera
ofrecerle también esta cata . Un mexicano y un tibetano camaradas",
concluyó su discurso.
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