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4 de octubre de 2004
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Ronald Buchanan

DOS NOTICIAS

Una de las mayores empresas petroleras del mundo, criticada por ser conservadora y burocrática, no ha podido llegar a la norma internacional de 100 por ciento de reposición de reservas, 30 por ciento de las cuales ha tenido que reclasificar. Habla de llegar a una producción de 4 millones de barriles al día (b/d), aunque aclara que tardará años en hacerlo, mientras aumenta su enfoque hacia la producción de gas.

Se trata de Royal Dutch/Shell, duramente castigada por los mercados bursátiles en las últimas semanas, ya que los inversionistas tienen graves dudas acerca del último plan de negocios de la empresa.

Sus problemas se parecen mucho a los de Pemex. Esta empresa, por supuesto, no tiene que preocuparse por los mercados accionarios. Además sus accionistas son el pueblo de México, cuyos representantes en el Congreso parecen incapaces de ver el bosque por tantos árboles que les obstruyen la vista.

Los altos dirigentes de Pemex lo han dicho una y otra vez, aunque parece que nadie los quiere escuchar: sin cambiar el modelo actual de la empresa, tarde o temprano la producción entrará en declive, al grado de que en algunos años México pasaría a ser importador de petróleo. Tal vez todo esto no sería problema, si no fuera por una cosa, y es que los políticos tendrían que buscar otro sostén para las finanzas públicas. Si no, el impacto sería catastrófico, precipitando otra crisis financiera y un choque contra el peso. Pero parece que los políticos no quieren encontrar la solución. Después de todo, apenas llevan 20 años hablando de "despetrolizar" las cuentas públicas y todavía no proponen cómo hacerlo. Actúan como quien dice "que no cunda el pánico".

Sobre el futuro inmediato de Pemex hay dos noticias, una buena y una mala. Primero la mala. Como Shell, Pemex fijó una meta de producir 4 millones de b/d y dijo que lo quería lograr a fines de un sexenio que empezó con menos de 3 millones. Los primeros dos años fueron bien, con un aumento hasta casi 3.4 millones en 2003. El problema es que en los últimos 15 meses se ha quedado en ese nivel. En gas, las cosas han ido bastante peor. La meta era de una producción de 7 mil millones de pies cúbicos para fines de sexenio, pero la cifra de agosto fue de 4.56, nivel que se ha mantenido durante más de un año. Y eso que en 1999 Pemex producía casi 4.8 miles de millones de pies cúbicos al día.

Ahora la buena. Todo pende de un hilo que conduce al campo súper gigante de Cantarell en la sonda de Campeche. Cantarell produce dos de cada tres barriles del crudo del país y buena parte del gas. Se había pensado que, por agotamiento después de dos décadas, entraría su producción en declive, o sea, más o menos ahora. Tal no ha sido el caso, sin embargo. Todavía el hilo se muestra resistente. Aún queda tiempo a los políticos, pero van a tener que ponerse las pilas. Si no, pronto no tendrán con qué comprarlas.

El alza en los precios del crudo ha hecho rentables varios proyectos que antes parecían casi imposibles de desarrollar por sus altísimos costos. Tal es el caso de las arenas asfálticas de Alberta, Canadá, de las cuales se puede extraer un crudo "sintético". Existen unos 12 proyectos para extraer petróleo de las arenas asfálticas que en conjunto podrían hacer de Canadá un productor igual de importante que México. Sin embargo, la extracción requiere no sólo de mucho capital sino de mucho gas. Y con el mercado norteamericano de gas ­del cual, México forma parte­ tan apretado, las empresas prevén precios del combustible que podrían hacer otra vez incosteables sus proyectos. Ya una empresa, EnCana de Calgary, ha detenido sus planes, mientras otras las vuelven a evaluar. Si por fin avanzan, podría ser una muy mala noticia para la industria mexicana, tan castigada por los ya altos precios del gas que aumentarían aún más  § 


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