Expertos pronostican que se repetirá el fraude electoral de 2000 en Florida

Fallas en el mecanismo electoral podrían impedir comicios imparciales en EU

En duda la máxima de que cada voto cuenta en Estados Unidos, afirma Jimmy Carter

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington y Nueva York, 2 de octubre. Cuatro años después de que el resultado de la última elección presidencial fue puesto en duda por fallas en el conteo de votos en Florida, crisis que fue resuelta dejando que la Suprema Corte sustituyera al electorado en la definición del ganador, el ex presidente Jimmy Car-ter y expertos electorales afirmaron que esas fallas allí y en otros estados más no han sido reparadas y que aún no se puede garantizar en Estados Unidos que cada voto cuenta.

Florida es sólo la punta del iceberg. El New York Times identificó problemas severos en los mecanismos electorales que po-drían afectar los resultados de la elección presidencial en Nueva York, Illinois y Missouri, entre otros estados.

La legislación promulgada por el Congreso para corregir problemas del mecanismo electoral en decenas de estados jamás ha sido implementada y, según Carter, los sistemas electorales en muchos otros países son superiores al que tiene Estados Unidos.

"El hecho preocupante es que ahora pa-rece probable una repetición de los problemas de 2000 -escribió Carter en un artículo publicado en el Washington Post-. Aun mientras muchas otras naciones están llevando a cabo elecciones que son internacionalmente certificadas como transparentes, honestas e imparciales, algunos requisitos internacionales básicos para una elección justa están ausentes en Florida".

Este año, por la compleja estructura de un sistema electoral nacional basado en cada estado, Florida podría ser, una vez más, el lugar donde se determinará el resultado fi-nal de la elección presidencial.

Pero Florida, gobernado por el hermano del presidente George W. Bush (Jeb), intentó de nuevo "purificar" el padrón estatal empleando el mismo tipo de listas no verificadas para expulsar a supuestos criminales (que pierden el derecho al voto), lo que resultó en la privación del derecho al voto a miles de ciudadanos estadunidenses.

Carter señaló que este año la comisión electoral estatal de ese estado -organismo poco imparcial encabezado por un amigo del presidente Bush- intentó descalificar a 22 mil negros al tacharlos de criminales, pero sólo se intentó expulsar a 61 hispanos.

Los afroestadunidenses de Florida votan abrumadoramente por el Partido Demócrata, mientras que los hispanos, en su mayoría cubanoestadunidenses, sufragan mayoritariamente por los republicanos.

Además, nada ha hecho el estado para establecer una comisión electoral imparcial. "Oficiales electorales de Florida han mostrado ser muy partidarios, violando abiertamente una necesidad básica de una autoridad imparcial y universalmente confiada para manejar todos los elementos de un proceso electoral", escribió el ex presidente y autoridad internacional sobre elecciones.

Un vocero del responsable para el proceso electoral estatal del gobierno de Florida afirmó esta semana que Carter estaba mal informado. Pero éste no está sólo en su evaluación de los problemas fundamentales del sistema electoral estadunidense.

El New York Times ha publicado varios reportajes y por lo menos tres editoriales recientes condenando los problemas persistentes en Florida y otros estados.

Heather Gerken, profesora de leyes en Harvard, agregó recientemente que "aunque la mayoría de los estadunidenses suponen que los problemas que vimos en 2000 se han resuelto, Florida no ha logrado componer sus problemas relacionados con la elección, y Florida es sólo la punta del iceberg".

Gerken indicó que "varios estados -incluso muchos de los indecisos- podrían enfrentar problemas al administrar sus elecciones. Dado que está tan cerrada la elección, hay muy buena posibilidad de que nos podremos encontrar atascados en otra controversia de recuento este año".

Muchos de los problemas a escala nacional son parecidos a los de Florida. "Varios de los estados más intensamente competidos -incluyendo Ohio y Missouri- utilizan ampliamente las boletas de tarjeta perforada que causaron tantos problemas en Florida en el 2000", reportó el Washington Post en amplia investigación publicada este mes.

Estas son las famosas boletas que quedaron semiperforadas, tan inconfiables que jamás se confirmó el conteo electoral final en Florida y la Suprema Corte tuvo que intervenir para imponer el resultado presidencial.

El Post reportó que 32 millones de vo-tantes en 19 estados -aproximadamente un tercio de los votantes que se calcula participarán en los comicios del próximo 2 de noviembre- continuarán utilizando este ti-po de boletas en la próxima elección.

En Nuevo México, donde los resultados de la elección presidencial fueron decididos por un margen de sólo 366 votos, los problemas en el conteo aún no se han resuelto. "Dios nos ayude si la elección es cerrada", comentó Denise Lamb, jefa de la junta electoral estatal, en entrevista con el Post.

Unos 2 millones de boletas a escala na-cional fueron anuladas por autoridades comiciales estatales en la elección de 2000 por determinaciones de que estaban mal marcadas (rotas, mal empleadas o ilegibles).

Pero una investigación reciente de la Escuela de Leyes de la Universidad de California en Berkeley encontró que la mitad de las boletas anuladas -aproximadamente un millón de votos- fueron depositadas en las urnas por votantes negros (la comunidad afroestadunidense representa 12 por ciento de la población total de Estados Unidos).

Esto es lo que el periodista Grez Palast, quien reporta desde aquí para la BBC, lla-ma "el nuevo apartheid del voto estadunidense". El Partido Republicano entiende que 90 por ciento de los negros vota en favor de los demócratas.

Palast alega que en Florida, por ejemplo, los procedimientos de voto son diferentes en diferentes regiones, y que en muchos condados blancos hay mínima anulación de boletas mientras que la tasa de anulación de votos en zonas negras llegó hasta 12 por ciento.

El problema no sólo radica en las máquinas de voto y la tecnología electoral. Los esfuerzos para desarrollar padrones "limpios" se han politizado al extremo.

Los republicanos están demandando que los ciudadanos que se presentan en las casillas para votar por primera vez deben ser obligados a mostrar licencias de manejo u otro tipo de identificación, mientras que los demócratas acusan que este tipo de medidas deprime el voto de los sectores pobres que en muchos casos no cuentan con formas de identificación oficial, y que esto los intimida.

Pero los republicanos no son los únicos que buscan manipular el proceso. Abogados del Partido Demócrata han lanzado una campaña en varias partes del país para usar cualquier mecanismo técnico legal que excluya al candidato presidencial independiente Ralph Nader en las boletas de cada estado.

Temen que Nader, reconocido campeón de los derechos del consumidor y militante contra la corrupción política y empresarial, quitará votos a John Kerry en cualquier estado en que esté en las boletas.

El escándalo electoral de Florida hace cuatro años detonó todo un debate nacional que supuestamente resultaría -según las promesas de los políticos- en reformas del sistema electoral a nivel nacional.

Pero tal como han señalado James Carter y otros, aunque el Congreso aprobó legislación con la intención de resolver los peores problemas, casi nada se ha implementado.

El sistema podría caerse una vez más.