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México D.F. Martes 28 de septiembre de 2004
FORO DE LA CINETECA
Carlos Bonfil
De confesiones y cosas peores
Divertida e ingeniosa comedia de Daniel Lind-Lagerlöf
TOBIAS (JONAS KARLSSON), 29 años, hijo de
una buena familia de Estocolmo, rechaza la carrera de sicólogo a
la que lo destinan sus padres, para elegir, muy azarosamente, la práctica
de pastor protestante. Su empeño súbito por servir a una
colectividad, tranquilizar su conciencia, y dotarse de una autoridad moral,
lo conduce a dirigir con brío y entusiasmo una parroquia en un barrio
proletario. Los primeros roces en el nuevo medio son duros, y esto lo hace
dudar de su vocación asistencial recién estrenada. Todo cambia,
sin embargo, cuando en una de sus visitas pastorales de casa en casa conoce
a Carola, joven extravagante y desinhibida, confinada en una silla de ruedas,
de quien de inmediato se enamora.
DE
CONFESIONES Y COSAS PEORES tiene como título original Miffo,
una palabra del slang sueco, que significa cabeza dura o, simplemente,
idiota. Difícil precisar a quién se le puede aplicar con
mayor tino este calificativo en la película, pues la mayoría
de los personajes parece vivir fuera de la realidad. Al júbilo y
terquedad de Tobías enamorado, responde el recelo de toda una comunidad
-sus feligreses, su nueva novia, la madre alcohólica de la novia-
que instintivamente desconfía de las intenciones del buen pastor
burgués. El realizador, Daniel Lind-Lagerlof, juega astutamente
con los contrastes sociales, desde la divertida irrupción de Tobías
en el hogar de la familia de Carola -trepando por la ventana, con su nueva
conquista inmovilizada en la cama y la silla de ruedas en el pasillo exterior-
hasta la secuencia en la que un megáfono inoportuno arruina todo
un festejo nupcial, liberando al protagonista de compromisos engorrosos.
EN ESTA COMEDIA ligera se maneja con ironía
y toques de humor negro una relación amorosa inusual, en la que
la joven enamorada transforma su capacidad motriz limitada en una insólita
estrategia de seducción y dominio. Es ella quien, en una escena
notable, le revela al protagonista formas novedosas de hacer el amor, ella
quien le hace cuestionar a fondo todas sus certidumbres (sociales, religiosas,
afectivas), para atraerlo a su medio y encontrar ella misma, en la operación,
alguna clave de definición personal.
LIND-LAGERLOF NO sólo aborda de modo original
los temas de la discapacidad física, el conflicto de autoestima
que vive la protagonista (y que casi la orilla al suicidio), la frustración
sentimental, y el desencuentro social, también consigue aciertos
en su combinación de dramatismo y comedia, en su aguda descripción
del barrio popular y su pintoresca corte de desempleados y asistidos sociales,
y de una pequeña burguesía, llena de convencionalismos y
prejuicios, que poco a poco queda reducida a la insignificancia moral.
HAY EN DE CONFESIONES Y COSAS PEORES
un espíritu lúdico que confiere a muchas escenas sentidos
nuevos, giros inesperados, incluso en escenas violentas como la llegada
de la protagonista en silla de ruedas hasta el domicilio de su rival amorosa,
para desatar ahí un pequeño cataclismo. Tobías, un
espíritu dubitativo y vacilante, atenazado por la noción
del deber y por la culpa, de vocación puritana y obediente adhesión
al orden, descubre una gozosa liberación sentimental. Una comedia
divertida e ingeniosa, muy por encima de lo acostumbrado en el género.
DE CONFESIONES Y COSAS PEORES se proyectará
hoy y mañana en la sala 2 a las 12, 16:30, 18:45 y 21 horas.
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