A LA CAZA DE OPORTUNIDADES | 27 de septiembre de 2004 |
A diferencia de la gran dependencia de México con respecto al mercado estadunidense y de los embates que sufre por parte de la economía china, Brasil ha diversificado sus relaciones comerciales y está en buena posición para sacar ventajas del crecimiento del país asiático. Jonathan Wheatley, Sao Paulo La política exterior brasileña se ha vuelto más firme, al menos respecto al comercio, y empieza a mostrar resultados. El país exportó bienes por la cifra récord de 73 mil millones de pesos en 2003, generando un excedente de 24.8 mil millones. Este año el gobierno declara que la exportación llegará a 90 mil millones de dólares con un superávit de 30 mil millones. Es cierto que buena parte del aumento proviene de los altos precios de los commodities (materias primas y productos básicos). Las mercancías tradicionales como el café y el azúcar han sido superados por la soya, misma por la que hoy Brasil compite con Estados Unidos como el más grande exportador mundial, y también el precio del mineral de hierro ha alcanzado altos niveles.
Además, el gobierno es cada vez más agresivo en las negociaciones internacionales de comercio. El año pasado, Brasil promovió la creación del G-20, grupo de países en desarrollo que demandan mayor acceso en los mercados de productos agrícolas en Estados Unidos y Europa. Las acciones del grupo llevaron al colapso de las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún. Pero su influencia ha ayudado a prevenir el fin de las pláticas en torno de la Ronda de Doha de la OMC. Brasil ha ganado desde entonces una serie importante de decisiones que han significado presión sobre los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para eliminar los subsidios agrícolas que bloquean la entrada a sus mercados para los productos del G-20. "En el pasado", expresa Celso Amorim, ministro de Relaciones Exteriores, "el progreso en materia de comercio exterior significaba que Estados Unidos y la UE llegaban a un acuerdo sobre el estatuto de nación más favorecida y de ahí se desprendían algunas migajas para el resto de los países. En Cancún, por primera vez en la historia de la OMC y de su antecesor, el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, hubo un entorno de negociación más equilibrado. Pienso que fue una victoria." Los críticos de la política comercial brasileña señalan que sólo ha repercutido en hacer más lentas las negociaciones para crear el Area de Libre Comercio de las Américas (de Canadá hasta Argentina), que debería comenzar a funcionar en enero próximo, y que la falta de avance en la liberalización comercial en general será perjudicial para las empresas brasileñas. Pero el éxito inicial de esa política para combatir los subsidios de los países desarrollados y su creciente excedente comercial no parece indicar que cambiará de rumbo. En efecto, el asunto del comercio está adquiriendo importancia en la agenda política del gobierno. Este sector representa sólo 17 por ciento del producto interno bruto (PIB) brasileño, pero ha aumentado su relevancia con respecto al 7 por ciento que significaba en 1998. Luiz Fernando Furlan, el ministro de Comercio, señala que las exportaciones continuarán aumentando a una tasa superior a 10 por ciento anual en el futuro previsible. A diferencia de México, altamente dependiente del mercado estadunidense, Brasil ha logrado diversificar sus destinos de exportación en los años recientes.También este país, está especialmente bien situado para tomar ventaja del extraordinario crecimiento de la economía de China.
Mientras México ve a China como amenaza, es difícil exagerar el potencial que esa nación tiene para Brasil. Embraer, el productor regional de aviación, entró en una asociación conjunta en China en 2002 y en junio de este año entregó sus dos primeros jets hechos localmente para una aerolínea de ese país. Marcopolo, un frabricante de autobuses, está considerando algo similar. El gobierno ha identificado 15 productos clave en términos de valor agregado que va a apoyar entre sus prioridades de exportación. Pero en el campo de los commodities es donde hay un potencial real. La población china está migrando a las áreas urbanas a un ritmo de 10 a 20 millones de personas al año, creando una inmensa red de aumento en la demanda global de productos básicos, como la soya y el hierro (para construcción de vehículos). China es ya el mayor importador del mundo de bienes básicos. Gabriel Stoliar, de CVRD, señala que para que su empresa cumpla con los pedidos que recibe de China, tendría que duplicarse de inmediato.
La relación se extiende al terreno geopolítico. Como líder del G-20, Brasil necesita del apoyo de China para reducir la influencia de Estados Unidos y la UE en las negociaciones comerciales y para su entrada como miembro permanente del Consejo de Seguridad en la ONU. Por su parte, China ve en Brasil una fuente estratégica de provisión de bienes básicos y puede requerir su apoyo, como nuevo entrante en la OMC, para acceder a excepciones de las reglas convenidas en la Ronda de Doha. Entretanto, Brasil sigue desarrollando sus vínculos con otros países y regiones. Hay negociaciones en curso sobre liberalización comercial con la UE y el Mercosur. Los diplomáticos brasileños han mostrado ser negociadores hábiles y lo que fue alguna vez una economía cerrada que miraba hacia adentro está comenzando a hacer sentir su presencia en el ámbito mundial § |