POESIA PARA LLEVAR

Ricardo Yáñez

Ecos, voces

LOS NOMBRES MAS breves son de once y los más largos de 33 golpes, mejor que caracteres; en promedio cada uno de 22. Y son cien, y faltan: constituyen menos de la mitad de los hacedores de poesía mexicanos nacidos en los años 60 dignos de atención. ''Queda por recoger a más de una centena de poetas que están trabajando, otros más han muerto a edad temprana, varios de ellos escritores notables que aparecerán en un segundo volumen", advierte el antologador de Eco de voces (Arlequín- Fonca-Sigma, 2004), Juan Carlos H. Vera.

SOLO ENLISTAR AQUI a los considerados en el libro ocuparía más de las dos terceras partes de la columna. La relación completa de la generación muy obviamente la rebasaría.

''ME DOY CUENTA de las ausencias", indica el autor (a mí me saltaron dos, un poeta, un poema: Sergio Cordero y, si no recuerdo mal el título -ni el texto, que leí sólo una vez, en Trompo a la uña-, La Gorda, de Agustín Cadena), ''pero también de los aciertos". Acaso uno de éstos sea dejar ver que (difícil imaginar se trate de política editorial) se ha modificado la proporción entre escritoras y escritores líricos: 33 por ciento de los seleccionados son mujeres, lo que, sin que mi área sea precisamente la estadística, me parece no ocurría antes. Aparte desde luego el más elemental, la hechura misma de la obra, otro que, sencillo pero cierto, prevé H. Vera: ''lectores y antologados, por igual, saldrán de la lectura de la antología con al menos un rédito visible: para los lectores, haber descubierto a uno o varios autores nuevos; para los poetas, haber sido descubiertos por uno o varios nuevos lectores".

UNA ANOTACION QUE, vista desde el sentido común, no puede desconcertar, por más que uno espere siempre más de lo poético: ''No existe en la actualidad algo que podamos innovar, se acabaron las vanguardias. y lo nuevo no rompe de ninguna manera con lo que lo antecede". ƑQué inmediatos antecedentes tienen, al decir del compilador, estos autores? Hernández, Huerta, Campos, Cross, Deltoro, y Bartolomé, Blanco, Esquinca, Quirarte, Argüelles, ''entre muchos otros".

INJUSTO SERIA, ANTE esta ennumeración, no nombrar al menos a algunos de los antologados, pero antes traigamos a cuento una cita de Claudio Guillén reproducida en la presentación: ''una antología es una forma colectiva de intertextualidad que supone la rescritura o relaboración, por parte de un lector (el compilador), de textos ya existentes mediante su inserción en conjuntos nuevos", guía a mi entender excelente para emprender trabajos de este tipo.

Las antologadas: Salmones, Varinia, Flores, Padilla, Solórzano, Baranda, Cabanillas, Gelinas, González, Miranda, Romero, Turner Saad, Balderas, Castillero, Hernández de Valle-Arizpe, Huerta-Nava, Bernárdez, Elvridge-Thomas, Nozal, Braun, Luna, Reyes, Zamora, Aridjis, Olvera, Piña Zentella, Valero, Mergruen, Toledo, Verduchi, Domínguez Sosa, Yépiz y Dosamantes. Hoy citaremos versos, tres, de Jorge Orendáin: ''Miro al espejo/ toda la oscuridad/ me pronuncia."

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