México D.F. Miércoles 22 de septiembre de 2004
Abren en el MAM una exposición con 18
obras de esa etapa del artista
Con el cubismo, Rivera solucionó ''la complejidad
en los murales''
Dentro de esa estética creó 300 piezas
y la mitad se tienen ubicadas: Luis-Martín Lozano
Se inicia colaboración entre la Galería
Nacional de Arte de Washington y el museo mexicano
MERRY MAC MASTERS
Con la exposición Diego Rivera y el cubismo.
Memoria y vanguardia, abierta el pasado abril en la Galería
Nacional de Arte, de Washington, DC, y que hoy se inaugura en el Museo
de Arte Moderno (MAM), se inicia una colaboración entre ambas instituciones
que incluye para 2005 una muestra retrospectiva del pintor abstracto estadunidense
Mark Rothko (1903-1970).
Conocido sobre todo como muralista e impulsor de la escuela
mexicana, Rivera (1886-1957) se acercó al cubismo durante una segunda
estancia europea, cuando ''ya era un pintor en madurez que experimentaba
en lo teórico y proponía visualmente dentro del ámbito
de las vanguardias junto a Picasso, Mondrián, Juan Gris, es decir,
dentro del seno" de esta manifestación, señala Luis-Martín
Lozano, director del MAM y asesor académico de la exhibición.
Dieciséis óleos y dos dibujos
Fue en 1913, cuando Diego Rivera ejecutó sus primeras
obras decididamente cubistas como el dibujo Naturaleza muerta con tetera,
los óleos En la fuente de Toledo (Mujeres en la fuente),
los retratos de Adolfo Best Maugard y Alexandre Zinoviev, y La mujer
del pozo (Reverso de paisaje zapatista).
Un
cuadro cubista de Rivera, inédito en México, donado en 2002
a la Galería Nacional de Arte, dio pie a la exposición que
ahora llega aquí. Naturaleza muerta española (Naturaleza
muerta con damajuana), de 1915, perteneció a Katherine Graham,
cuya familia fundó el periódico The Washington Post.
Graham fue una de las mecenas de la galería neoyorquina
de Alfred Stieglitz que, al desaparecer, ''es muy probable que hubiese
querido quedarse con el cuadro que, hasta donde sabemos, era relevante
dentro de su colección", apunta Lozano.
Pintado al óleo, Naturaleza muerta española
ostenta una paleta órfica que en su momento no entendieron los críticos,
que lo vieron como un cubismo exótico. Para Lozano es precisamente
el uso del color lo que provoca ''ese juego de registros de la ensoñación,
de lo onírico, en donde el presente, representado por la naturaleza
muerta, se mueve al futuro en una velocidad simultánea, en donde
evoca otros elementos de surrealidad como los molinillos de chocolate que
le recordaban su México".
Curada por Leah Dickerman, Diego Rivera y el cubismo
está integrada por 16 óleos y dos dibujos realizados entre
1913 y 1915. En 1982, anota Lozano, cuando el Museo Phoenix de Arte organizó
una exposición que reveló al mundo el cubismo de Rivera,
se calculó en 200 el número de obras de esta índole.
Hoy día, con base en nuevas investigaciones y piezas
que han aparecido, la cifra se eleva a cerca de 300, de las cuales 50 por
ciento está perfectamente detectado. Mientras que el resto
''son referencias que tenemos sobre los cuadros, aunque
no los hemos podido ubicar. Quizá una parte sean los mismos que
conocemos pero que se presentaron en otros espacios, con otros títulos,
como es el caso de Naturaleza muerta española, que primero
se expuso en Madrid con el nombre de Naturaleza con damajuana".
No obstante que el periodo cubista de Diego Rivera es
poco conocido, hay quienes lo consideran lo más destacado de su
producción.
''Entonces, ¿por qué lo dejó. Preocupado
por conformar un lenguaje acorde con el gusto de sus mecenas (entiéndase
los lenguajes artísticos en boga en España, avalados por
la sociedad mexicana del porfiriato), no obstante, tras una breve estancia
en París en 1909, Rivera descubrió que había una pintura
''mucho más revolucionaria en términos visuales".
Batalla en el círculo de París
Después de exponer en 1910 en la Academia de San
Carlos, Rivera regresó a Europa, ''no para seguir dentro del simbolismo
modernista español, sino para dar la batalla en el círculo
de París", explica Luis-Martín Lozano.
Pero ''a pesar de su aceptación en los círculos
artísticos de avanzada y algunas galerías, lo suyo no era
un cubismo de éxito comercial. Luego, el hecho de que el cubismo
empezó a comercializarse hacia 1915-16, lo orilló a abandonarlo
y regresar a las fuentes formativas. De allí que instauró
en 1917 un nuevo grupo considerado como los constructores".
Si un enfrentamiento con Pablo Picasso lo obligó
a exiliarse del grupo cubista parisino, la llegada a Europa de compatriotas
que le traían noticias de lo sucedido en México después
de 1910, le planteó la posibilidad de regresar a su país,
poner en práctica sus conocimientos y participar de la vanguardia
mexicana.
Aunque José Vasconcelos era reticente a traer a
Rivera de París, por estar ''absorbido por el cubismo", Luis-Martín
Lozano considera que su trabajo muralista posterior no es comprensible
sin su periodo cubista, pues éste le permitió solucionar
la complejidad compositiva en los murales.
|