México D.F. Martes 21 de septiembre de 2004
Coinciden en San Sebastián las presentaciones
de cintas sobre el mandatario chileno y Pinochet
Allende, fanático de la democracia hasta el
suicidio: Patricio Guzmán
El cineasta reconstruye la vida del presidente desde
su infancia hasta el golpe de Estado
La jornada fílmica incluyó la española
Horas de luz y la serbia Sueño de una noche de invierno
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
San
Sebastian, 20 de septiembre. Por razones históricas y por su
"cruel actualidad", ahora es el tiempo de sacar del olvido y recordar al
presidente chileno Salvador Allende, "ese hombre atípico, revolucionario
y fanático de la democracia hasta el suicidio", el cual decidió
en 1973 durante el golpe de Estado apoyado por Estados Unidos.
Patricio Guzmán (1941), realizador chileno y director
del documental Salvador Allende, presentado en la Sección
Oficial del pasado festival de Cannes y ahora proyectado en la sección
Zabaltegui del Zinemaldia donostiarra, agrega que Allende encarnó
"la utopía de un mundo más justo y libre".
La presentación de ese filme sobre la figura de
Allende coincidió este lunes y en este festival con la de otro documental
acerca de del general Augusto Pinochet, quien encabezó el citado
golpe de Estado para usurpar el poder e instaurar una dictadura.
Se trata de Pinochet et ses tríos généraux
(Pinochet y sus tres generales), del realizador español
José María Berzosa, radicado en Francia como el mismo Patricio
Guzmán.
Revolución y democracia
En aquella época Guzmán era actor y cineasta
y vivió de cerca el 11 de septiembre de 1973, cuando Estados Unidos,
gobernado por el presidente Richard Nixon, "aplastó" la "revolución
pacífica y democrática" que se construía en Chile.
"No olvidaré jamás la brutalidad de la dictadura
instalada inmediatamente después durante 17 años de sufrimiento,
muerte, exilio y aniquilamiento de la memoria."
El documental, coproducción de Francia, Bélgica,
España y Alemania, reconstruye la vida de Allende desde su infancia
en Valparaíso hasta su suicidio durante el golpe de Estado de Pinochet,
por medio de documentos, álbumes de fotos y entrevistas.
Salvador Allende se estrenará en noviembre
en Chile durante el Festival de Cine Documental de Santiago, y Guzmán
ha dicho que espera conseguir un distribuidor "que se atreva" a proyectar
la película en todo el país, pues considera que podría
ser un éxito de taquilla.
El también director de El caso Pinochet (2001),
sobre los días del ex dictador cuando estuvo detenido en Londres,
ha comentado: "Creo que no menos de 5 o 6 millones de personas que en ese
momento tenían 18 años, 17 o 15, hoy día les gustaría
recordar aquel momento extraordinario, mágico, que vivió
el país durante un tiempo en que soñó hacer una revolución
pacífica".
Guzmán ha dirigido además La batalla
de Chile (1975-1979), trilogía que debió montar en Cuba
y obtuvo amplia repercusión internacional; En nombre de Dios
(1987), La Cruz del Sur (1992), Pueblo en vilo (1995), Chile,
la memoria obstinada (1997), La isla de Robinson Crusoe (1999)
y Madrid (2002).
Se sabe que en 1976-77, José María Berzosa
(1928) pudo acercarse a Pinochet durante un viaje a la Antártida
chilena. A su regreso a Santiago, Pinochet accedió a reunirse con
el equipo de filmación y, frente a la cámara, habló
de algunos de sus recuerdos y de su pensamiento político.
Tres de los principales miembros de la Junta Militar:
el almirante Merino, el general Leigh y el general Mendoza, accedieron
también a hablar frente a la cámara de sus gustos artísticos,
ideas políticas y vida familiar.
Las entrevistas, llevadas a cabo en un ambiente aparentemente
cordial, ofrecen un retrato irónico y sin concesiones de los principales
líderes de la Junta: su gusto por el orden y la eficacia, y su personificación
de una especie de "fascismo ordinario".
Sin embargo, como contrapunto, en el documental de Berzosa
los familiares de las víctimas y de los desaparecidos dan fe de
una realidad muy diferente.
Otras películas
La jornada cinematográfica incluyó cintas
de protagonistas que mataron a alguien como parte de la delincuencia común
o en los conflictos étnicos y nacionalistas y que necesitan el perdón
de la sociedad o de sí mismos para contrarrestar el tormento de
la culpa, figuran entre las coincidencias de la película española
Horas de luz y la serbia Sueño de una noche de invierno
(San zimske noci).
Se trata además de dos cintas sobre el amor a toda
prueba y el rescate de valores humanos para reivindicar a las personas
con autismo, que en el caso del filme serbio es protagonizado por la niña
con autismo Jovana Mitic, quien se convierte en la metáfora de un
país aislado en sí mismo.
Dirigidas por el español Manolo Matjí y
el serbio Goran Paskaljevic, respectivamente, Horas de luz y Sueño
de una noche de invierno marcaron la primera mitad de la jornada del
lunes del 52 Festival Internacional de Cine de Donostia-San Sebastián
en esta ciudad del País Vasco.
Basada en un caso real investigado de manera directa por
el equipo de Matjí, Horas de luz cuenta la historia de amor
entre el preso y asesino Juan José Garfia (Alberto Sanjuan) y la
enfermera carcelaria Marimar (Emma Suárez), figura femenina redentora
y detonadora de cambios impensables.
Pero la batalla fundamental en esta película, la
única española en la Sección Oficial, se desarrolla
dentro del personaje de Garfia, pues se sabe que la violencia surge en
una situación violenta, y ésta se prolonga dentro de los
reclusorios, comentó San Juan.
El personaje real, agregó el actor, es un hombre
que ha construido las condiciones para su vuelta a la sociedad, "lo que
le falta es una oportunidad".
Según San Juan, esta es una película "para
enfrentar la violencia", pues la única manera de que ésta
acabe es que los enemigos decidan "mirarse a los ojos, buscar el perdón
y darse un abrazo". Entre los países y cualquier tipo de contrincante,
como los palestinos y los israelíes, alguien debe dar "la última
cuchillada", agregó.
Por su parte, la tragedia serbia Sueño de una
noche de invierno, coproducida con Montenegro, cuenta la historia de
Lazar (Lazar Ristovski), quien acaba de salir de la cárcel por haber
cometido un asesinato y antes se había inmiscuido en los conflictos
interétnicos. Pero su casa está ocupada por una madre soltera
(Jasna Zalica) y su hija autista de 12 años (Jovana).
"Hace un año comencé a reflexionar en el
autismo en forma metafórica y si mi país padece una especie
de autismo social. Pero el autismo social no es un problema exclusivo de
mi país. Así me interesé luego por el autismo en algunas
personas diferentes y conocí a Jovana y a su madre", concluye Goran
Paskaljevic, quien reside en Francia pero pretende trabajar más
asuntos sobre Serbia.
|