México D.F. Lunes 20 de septiembre de 2004
Persiste en Oxchuc polémica por su candidatura
priísta
Mi postulación, oportunidad para mujeres indígenas:
Gloria Sánchez
ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL
Oxchuc, Chis., 19 de septiembre. María Gloria
Sánchez Gómez dice estar segura de que su elección
como candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la alcaldía
de Oxchuc abrirá el camino para que otras mujeres indígenas
como ella participen y ganen posiciones políticas que históricamente
habían sido reservadas para los varones.
Advierte, sin embargo, que no será fácil,
como lo demuestra el hecho de que ha sido "intimidada", porque desde que
fue electa candidata mediante un plebiscito, como marcan los usos y costumbres,
han surgido amenazas de que secuestrarían a sus dos hijos, le bloquearían
la carretera y la amarrarían.
De ganar las elecciones del 3 de octubre próximo,
como es previsible, será la primera mujer, en este caso tzeltal,
de un municipio indígena de los Altos de Chiapas en recibir el bastón
de mando, símbolo de poder que ahora está en manos de su
marido, el alcalde Norberto López Santis.
El 12 de junio pasado unos ocho mil priístas oxchuqueros,
según los organizadores, asistieron al plebiscito para elegir a
su candidato a la alcaldía.
Con
60 o 70 por ciento de los sufragios, Sánchez Gómez resultó
ganado-ra, en un hecho histórico, pues nunca una mujer había
sido elegida candidata para la alcaldía de un municipio indígena.
Pero muchos de sus mismos compañeros de partido
han descalificado su triunfo, no por ser mujer, sino porque su esposo,
López Santis, es el ac- tual alcalde de Oxchuc, y porque se presume
que ambos utilizaron recursos públicos para su promoción
personal. La elección, a la cual María Gloria lle- gó
y salió custodiada por policías municipales, se vio ensombrecida
por un zafarrancho que dejó cuatro personas descalabradas.
En entrevista con La Jornada, la abanderada priísta
asegura que no dispuso del dinero público para ganar. "El apoyo
que tuve y tengo en las comunidades es resultado de muchos años
de trabajo con la gente", señala.
Acerca de que la suya sería una relección,
responde: "Aquí no se puede uno imponer, las que deciden son las
comunidades, y si la gente se ha inclinado por una mujer se debe respetar
su voluntad; el presidente (municipal) no tiene capacidad de influir en
estas cosas".
Sin embargo, para nadie es un secreto que por muchos meses
ella, como directora del Instituto de Desarrollo Humano (antes DIF), y
la presidencia municipal repartieron a miles de indígenas hachas,
machetes, limas, cobijas, utensilios de cocina, material deportivo, despensas
y hasta dinero en efectivo con la condición de que la apoyaran.
Aunque no fue la primera vez que las mujeres votaron en
Oxchuc, en su elección participaron cientos de ellas. Gloria insiste
en que ese apoyo se lo ha ganado "a lo largo de muchos años, con
trabajo", con el servicio que ha dado en el municipio; "siempre hemos estado
en contacto con las comunidades".
-¿Ha escuchado que le dicen "la Marta Sahagún
de Oxchuc"?
-Sí, ya me lo dijeron, pero qué vamos a
decir.
-¿Le agrada o no?
-Ni me agrada ni me molesta.
Mientras muchos habitantes compran las tortillas en el
establecimiento de su propiedad que está al lado de la oficina donde
concede la entrevista, con mucha seguridad en sí misma agrega que
está preparada para gobernar a los 52 mil habitantes, la gran mayoría
sumidos en la pobreza extrema. Reconoce que en este municipio tzeltal,
donde cientos de indígenas padecen tracoma (enfermedad en los ojos),
ha habido conflictos en los últimos lustros porque cada tres años
en que cambian las autoridades surgen grupos de inconformes.
Esta parece no ser la excepción. Su principal opositor
interno, el priísta Pablo Encinos -quien ha dicho que Oxchuc "no
está preparado para que lo gobierne una mujer"- asegura que hay
mucha inconformidad porque "la señora repartió una buena
lana y ganó en un proceso que no se hizo de acuerdo con los usos
y costumbres".
Originaria de la comunidad de Yochib, Gloria Sánchez
se encaminó rumbo a San Cristóbal de las Casas al terminar
el quinto grado de primaria. El sexto año, la secundaria y la preparatoria
los estudió en esa ciudad cuando el racismo hacia los indígenas
era más grave. Su mayor deseo era aprender español y sacar
una carrera. Para lograrlo tuvo que trabajar de sirvienta y dependienta
en alguna tienda. Quería estudiar la licenciatura en derecho pero
optó por contaduría pública, ya que le brindaba la
oportunidad de trabajar un turno. Luego obtuvo la maestría en administración.
A sus 30 años ha sido secretaria para la Atención
de los Pueblos Indígenas, cargo que ocupó en 1998 -cuando
era gobernador Roberto Albores Guillén- durante menos de tres meses,
pues los despidos, los cambios y su mala relación con muchas organizaciones
provocaron su rápida salida, que no pudo evitar su esposo, entonces
diputado federal. Algunos empleados la recuerdan como una mujer "déspota
e intransigente", pero al mismo tiempo "hábil e inteligente".
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