México D.F. Lunes 20 de septiembre de 2004
El presidente Batlle ha manejado todo con torpeza,
dice el líder histórico tupamaro
Uruguay, en situación crítica, sostiene
el senador Eleuterio Fernández Huidobro
Todas las previsiones aseguran un triunfo del izquierdista
Frente Amplio en el país sudamericano
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires , 19 de septiembre. Uruguay vive una
fuerte ebullición política, cuando todas las previsiones
aseguran un triunfo del izquierdista Frente Amplio (FA) en las elecciones
generales de finales de octubre próximo. Esto colocaría a
otro partido de izquierda en un gobierno en el sur, después del
triunfo del Partido de los Trabajadores (PT) en 2002 en Brasil.
El
senador del FA Eleuterio Fernández Huidobro, uno de los fundadores
y dirigente histórico del Movimiento de Liberación Nacional
Tupamaros, que en los años 60 protagonizara impactantes acciones
armadas y que estuvo detenido antes y después del golpe de Estado
de 1973, analiza para La Jornada, en su 20 aniversario, estas posibilidades,
así como la capacidad unitaria de ese frente político que
lucha desde los años 70 por llegar al gobierno. Durante la dictadura
uruguaya estuvo detenido en condiciones extremadamente duras, sufrió
tormentos e incluso fue recluido durante años en aljibes en cuarteles
militares.
-Ahora están ustedes frente a la mayor posibilidad
de llegar al gobierno y no sería la primera victoria del FA.
-No sería la primera victoria. Se ha gobernado
la ciudad de Montevideo y otras. Esto fue en ascenso con un crecimiento
tangencial del FA en 1994, en 1999 donde ya ganamos pero no alcanzamos
el 50 por ciento. Los dos partidos del poder habían impuesto el
sistema de ballottage (segunda vuelta) y así llegó
Jorge Batlle al gobierno. Las encuestas indican ahora que estamos por arriba
de aquel porcentaje y del 50 por ciento. Desde la crisis que azotó
a Uruguay en 2002 dirigentes de ambos partidos llegaron a la conclusión
de que el FA-Encuentro Progresista (EN) ganaría estas elecciones.
-¿Cuál es la situación general en
Uruguay?
-Como ha sucedido en todas partes el desmantelamiento
del país ha sido muy fuerte. El presidente Jorge Batlle manejó
todo con torpeza y sigue cometiendo errores muy graves en todas las áreas.
En política exterior fueron terribles. Por ejemplo en 2003 aseguró
públicamente que en Argentina iba a ganar su amigo el ex presidente
Carlos Menem.Y luego tuvo discusiones con el presidente Néstor Kirchner
y su gobierno cometió una serie de errores que limaron su relación
con otros países. Ha repetido esa conducta en varios casos. Y lo
que parecía que iba a avanzar en derechos humanos naufragó
por sus actitudes.
-¿Cómo se ha mantenido la unidad en el Frente
Amplio donde convergen tantos partidos movimientos de izquierda, organizaciones
sociales y sindicales?
-Hay que ir a sus orígenes ya que esa unidad original
fue obra de grandes figuras políticas como Rodney Arismendi del
Partido Comunista, que fue el impulsor a finales de la década de
los 50. Héctor Rodríguez, Raúl Sendic (líder
máximo de Tupamaros), Gerardo Gatti del Partido por la Victoria
del Pueblo(PVP) desaparecido en Argentina. Fue un momento histórico
con el encuentro de grandes dirigentes. La unidad no se hace por un simple
acto de voluntad. Requiere trabajo, responsabilidad, análisis, debates
y el abandono de toda mezquindad política, de rencillas inútiles.
Después esto se amplió con otros dirigentes y otros movimientos.
Costó mucho a los fogoneros de la unidad que vivieron varios intentos
frustrados y que ganaron el prestigio a fuerza de un trabajo de gran coherencia.
También la unidad obrera que se iba dando preludiaba la unidad política.
Todo esto se plasma en 1970, cuando además sucede en Chile la gran
victoria de Salvador Allende. Aparecen otras figuras como el general Líber
Seregni. En Uruguay se daban las grandes movilizaciones universitarias
y unitarias, hay que destacar que la clase obrera uruguaya nunca estuvo
ligada con los gobiernos de turno. El mejor sindicalismo dio la batalla
a los sindicalistas amarillos. Fue un tiempo de trabajo y militancia. En
esa unidad de los primeros tiempos hay que destacar a algunos dirigentes
del Partido Demócrata Cristiano (PDC) que se unieron al FA.
-¿Qué otros elementos de fondo fortalecieron
esa unidad?
-Estaba la gran crisis y la represión que no distinguía
entre partidos. Y esto obligó a unirse más y a tomar medidas
de seguridad en conjunto. Los cuarteles se llenaban de presos políticos,
de izquierda, anarquistas, militantes sociales, todos meticulosamente molidos
a palos. Frente a esto se daba espontáneamente la aceptación
del otro, el debate, la discusión y el análisis que nos enriquecieron
a todos. Yo diría que esto nos iluminó y nos sacó
de los círculos cerrados. Más allá de las discrepancias
que en realidad eran circunstanciales, la vida, la realidad daban cuenta
de esas diferencias que no eran de principios. ¿por qué no
íbamos a estar juntos?
-¿Cómo se expandió hacia las bases
la unidad?
-Cuando se entra luego en esa especie de polo magnético
de la unidad ésta fluye hacia la masa y así nacieron los
Comités de Base y allí si se dio un fenómeno extraordinario.
En estos comités convergen militantes de todos los grupos e incluso
independientes. Esos militantes impedían con sus demandas que se
rompiera la unidad del FA y determinó que siempre se escuchara a
las mayorías.
-En general en América Latina hay una tendencia
muy fuerte a la desintegración de las izquierda en varios países.
-Hay que aprender a partir de la humildad y el trabajo
militante. En Uruguay el Comité de Base es un verdadero núcleo.
Allí se debaten las posiciones que se llevan a la coordinadora general.
Se elige a un representante no por partido, sino por decisión del
conjunto. No hay posibilidad de pequeñas y miserables peleas por
quién será el representante. Eso es lo que nos ha hecho muy
fuertes. Las diferencias se discuten y nadie está jugando a ganarse
el comité para su partido. Cuando se crea el FA la idea del Comité
de Base brotó como decimos todos desde el alma.
-Para la recuperación después de la dictadura
¿cómo jugó el tema de la memoria?
-Fue muy importante porque en aquellos años dramáticos
de las bandas fascistas el golpe de Estado, se recordaba la resistencia,
las huelgas, la conducta de los dirigentes en la cárcel, las pérdidas.
Los que integraban los comités no se sintieron defraudados por sus
dirigencias. La reconstrucción fue luego casi espontánea,
porque ellos estaban como núcleo de los barrios. Y en eso quiero
destacar la enorme labor de las mujeres, de las madres. Es una historia
muy conmovedora. Incluso hubo familias donde se dejaba la silla vacía
del que faltaba. Eso era algo simbólico, algo muy fuerte.
-¿Cómo está la militancia en estos
tiempos?
-Es otro momento histórico, aunque aquello está
reconstruido no hay tanta militancia política como en el pasado,
ni tiempo para militar. No hay trabajo o se debe trabajar muchas horas
para mantenerse apenas sobreviviendo. La juventud no desarrolla en general
una militancia activa partidaria disciplinada. Sin embargo, a la hora de
las grandes jornadas de movilización de repente aparecen y entonces
uno siente que hay pactos cerrados con el pasado. Eso se vio en la multitud
que acompañó el entierro de Líber Seregni y muchos
decían ¿cómo no iba a venir a acompañarlo si
todo esto formó parte de los recuerdos de nuestra niñez?
El Uruguay de hoy está en situación crítica con 14
por ciento de desocupados, que en realidad ronda 20 por ciento. Existe
un gran desmantelamiento social y una fuerte desculturización.
-¿Cómo ve lo que está sucediendo
en América Latina?
-Existe mayor optimismo sobre los vientos que vienen,
a pesar de las dificultades. Creo que es la hora de América del
Sur: Venezuela, Brasil y Argentina dan un panorama alentador.
"Pero a la vez sabemos que esto plantea un grave problema
al imperialismo. Se va a poner serio cuando nos miren, pero nosotros debemos
tener en cuenta que este es un proceso en zig zag, con meandros y estamos
conscientes y dispuestos a aceptar victorias y derrotas, nunca esperamos
un proceso lineal. Después de la ola neoliberal que llegó
montada sobre las grandes dictaduras, donde ni siquiera asomaban utopías
reformistas, después del vendaval con las duras consecuencias sociales,
el fracaso neoliberal que ya no se puede tapar, ha provocado una reacción
multitudinaria en todos los países.
-Para Usted que viene de la guerrilla de los años
60 ¿cuáles son las diferencias?
-Yo creo que hay algo muy importante que decir en esto.
Las formaciones guerrilleras en los años 60 fueron fuertes, activas,
pero no se movilizaban las masas como ahora. Por ejemplo si pensamos que
en la izquierda de Brasil en los años 60 no se podía imaginar
un Partido de los Trabajadores con 10 millones de afiliados. Jamás
podía imaginarse que en Brasil existiría el Movimiento de
Campesinos Sin Tierras (MST) más grande del mundo, que agrupa a
millones de personas y actúan con gran fuerza y responsabilidad.
Esto en Brasil más las victorias colosales del presidente Hugo Chávez,
que han sido ejemplo para el mundo, como el referéndum, que nadie
hubiera imaginado en otros tiempos, todo esto está mostrando un
escenario nuevo, distinto. Hay multitudes movilizadas. Vemos que mucho
de lo que en nuestro sur quedó inconcluso después de la revolución
de mayo, renace ahora y están de regreso Simón Bolívar,
José Gervasio de Artigas, José de San Martín, la cuestión
nacional está en el centro. Todos debemos ser conscientes de que
no se puede dejar pasar o enturbiar por mezquindades y miserias políticas,
que nada tienen que ver con auténticas formaciones de izquierda
este momento histórico de América Latina.
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