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México D.F. Lunes 20 de septiembre de 2004
Armando Labra M.
Lana, cobija. El transquile
El documento titulado Comenta-rios a la propuesta económica para el ejercicio fiscal 2005, presentado al Poder Ejecutivo por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, describe con claridad de qué trata el proyecto de presupuesto para el año entrante. Reúne los datos estimados del cierre de ejercicio de 2003, de manera que la comparación es rigurosa, realista. Y dramática. Retomando el concepto inventado por el presidente Fox, se trata de un verdadero transquile. No lo dice el centro, lo dirá cualquiera que lea su documento CEPF/028/2004.
ƑPor qué nace transquilado el presupuesto? Una razón es táctica. El antiguo procedimiento consistía en que la Secretaría de Hacienda sostenía una negociación preliminar con las dependencias públicas y con base en ello integraba y enviaba a la Cámara de Diputados un proyecto predominantemente consensado. Ahora se envía directamente el proyecto presupuestal a la cámara, sin tanto prolegómeno ni trabajo ni desgaste de los funcionarios hacendarios, quienes así se lavan las manos y aparentan poner en las de los legisladores el peso completo de la negociación.
Todos sabemos lo que eso significa: saturar y congestionar a los diputados quienes reciben de súbito decenas de reclamos en la medida que, como sucede, el presupuesto deja a todos insatisfechos. A fin de la jornada los legisladores logran incidir muy marginalmente en los montos aprobados y, peor aún, resulta habitual que no se aplique o se tortuguice el presupuesto reasignado por el Legislativo.
Sin embargo, deben los diputados convertirse en expertos económicos, hacendarios y fiscales instantáneos y finalmente acaban pagando los platos rotos. ƑTiene lógica? Claro que no. A los Diputados corresponde aquilatar el sentido político, no contable, del gasto público; analizar los ingresos y la deuda en sus grandes agregados e impactos sobre la nación, no negociar partidas presupuestales ni hacer la chamba o servir de escudo a los empleados de la Secretaría de Hacienda. Quedan así impedidos los diputados para analizar problemas de política hacendaria de mayor importancia y profundidad. Quizás acierten con los centavos, pero se les escapan los pesos, penny wise pound foolish, como dicen en la pérfida Albión.
Si pudieran tomarse el tiempo de reflexión en la cantidad y calidad requeridos, los diputados podrían encontrar que no existe razón técnica ni política para un presupuesto recesionario y procíclico como el que se les presentó el 8 de septiembre. Podrían aplicarse a estudiar por qué resulta que trimestre tras trimestre, año con año, las finanzas arrojan superávit presupuestarios en montos que oscilan entre 100 y 200 mil millones de pesos, cuya distribución es precisamente potestad de la cámara determinar, no de alguna mesa burocrática de baja estofa. ƑPor qué no interviene la cámara para redistribuir esos superávit, que finalmente se diluyen y cuyo destino seguramente va a cubrir los adeudos que la propia cámara no ha reconocido, como el costo del IPAB, los Pidiregas, etcétera? Pues no lo hace porque está recibiendo comisiones en tropel de quejosos del presupuesto.
Con todo y esa saturación camaral, Ƒcómo dejarán pasar nuestros legisladores el estancamiento del sistema tributario previsto en el proyecto de presupuesto para 2005, que no sólo no recoge ninguna de las recomendaciones de la Convención Nacional Hacendaria, sino que prevé recaudar 4.1 por ciento menos que en 2004? Y Ƒsabe por qué?, pues porque disminuirá el impuesto sobre la renta de las empresas: de 33 por ciento en 2004 a 30 por ciento el año entrante, para seguir bajando hasta 28 por ciento en 2007. Y el de las personas también, exentando los ingresos anuales menores a 76 mil pesos, aplicando una tasa pareja de 25 por ciento a quienes obtienen entre 76 mil un pesos y 5 millones de pesos al año y, arriba de ese monto, una tasa pareja de 30 por ciento. ƑBajar impuestos al ingreso en una sociedad tan desigual y estancada? ƑPre-miar a ricos y clases medias y sacrificar a los menos favorecidos? ƑReducir en 26 por ciento la inversión física y aumentar en 4.7 el costo financiero de la deuda pública en una economía que se supone crecerá en 3.8 por ciento? No checa. Al menos esa incoherencia es coherente con las incoherencias habituales del gobierno foxista, pero a alguien le está fallando, y en serio, la entendedera económica...
De tener tiempo suficiente para reflexionar más y mejor sobre el sentido político del presupuesto, los diputados seguramente resolverían que más nos convendría mejorar la pésima administración fiscal que tenemos; se carece, para empezar, de un padrón universal de causantes.
Con esa revisión de política tributaria y al desbrozar los procedimientos del superávit presupuestario para incidir en su destino, sin lugar a la menor duda nuestros legisladores cumplirían una tarea muy superior a la de tratar estirar una cobija que alguien dijo que no alcanza. Hay lana para una cobija suficiente, no para todos, pero sí para muchos más...
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