México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004
Para Oscar, medallista de plata, ser el primogénito
ha sido la motivación de su carrera
Los taekwondoínes Salazar Blanco capitalizan
el nuevo ciclo olímpico
Iridia espera despejarse antes de definir los planes
rumbo a Pekín; pretende estudiar sicología
ABRIL DEL RIO / II Y ULTIMA
Tras las medallas que lograron en el taekwondo de Atenas
2004, los hermanos Iridia y Oscar Salazar Blanco disfrutan del logro, capitalizan
ya el ciclo rumbo a Pekín 2008, aunque también proyectan
estudios personales que desean realizar, y desde luego, la promoción
a futuro de sus imágenes en el deporte que ha sido su forma de vida.
"Cuesta trabajo asimilar lo que hiciste cuando ya lo lograste,
cuando el sueño se ha hecho realidad, pero también es algo
que se tiene que vivir, disfrutar y gozar lo más que podamos, porque
si vamos a seguir en el deporte, pues esto ya pasó y hay que pensar
a futuro.
"Es
muy importante, ahorita que podemos, disfrutarlo y aprovecharlo todo lo
que podamos", expresa Oscar, ganador de la medalla de plata en Atenas.
Y es que desde que regresaron de Atenas, la familia Salazar
no se da abasto para atender entrevistas, invitaciones a programas de entretenimiento,
de dirigentes que les brindan reconocimientos, solicitudes de escuelas
para dar seminarios, y entre otros, múltiples ofertas de firmas
para representarlos.
Oscar e Iridia comparten sus experiencias con agrado.
En tanto juguetea con su pequeño Bryan, el mayor de los Salazar,
de 28 años, recuerda la responsabilidad que adquirió desde
pequeño como ejemplo de sus hermanos, Rodrigo de 25 e Iridia de
22.
-¿Cómo asimilaste ese papel de primogénito?
-Creo que todo tiene que ver con la educación,
y a mí me educaron con la idea de que, como era el mayor, tenía
que cuidar a los demás; que si mi papá no estaba, yo era
el hombre de la casa, que tenía que hacerme cargo de ellos; entonces,
a mí me gustaba ser el hombre de la familia.
"Desde niños, y luego cuando entramos a la selección,
yo traté de que siempre vieran en mí a alguien en quien inspirarse.
Siempre trato de competir rápido, muy fuerte, para motivarlos, para
que entrenen también fuerte. Fue algo muy sencillo, porque desde
niño me tocó eso y siempre traté de darles cosas correctas.
El primogénito, motivado
Oscar, cuyo mejor resultado antes de Atenas era un título
de Copa del Mundo en 2000, mientras Iridia ostentaba un subcampeonato mundial,
que consiguió en Corea en 2001, resalta la unidad que han mantenido
a lo largo de su trayectoria competitiva.
"Siempre me ha motivado ver por ellos, y es mutuo. Una
vez pasó que Iridia perdió; la robaron (los jueces) en un
torneo, y yo me enojé tanto, que al día siguiente que me
tocaba pelear con uno del mismo país, le dije: no te preocupes,
Iridia, ahorita me las pagan. Peleé y gané, y en otra ocasión,
al revés, yo perdí con uno de Estados Unidos, y me dijo:
no te preocupes, ahorita me toca a mí.
"Es algo que nos ha mantenido unidos y nos motiva, porque
siempre estamos cuidándonos".
-¿Cómo esperas asimilar estos cambios inevitables?
-Las medallas sí cambian las cosas, pero no el
aspecto de nosotros como seres humanos, no como nos hemos comportado y
como hemos visto la vida, o con las personas. Eso no tiene que cambiar
en absoluto; tenemos que seguir siendo las mismas personas, porque no nos
consideramos estrellas de cine.
"Pero sí nos cambia mucho en la cuestión
económica. Yo veo mucho por mi familia, tengo un hijo; alguien por
quien ver, así que es muy importante. Yo estaba arriesgando todo
por un sueño: ir a Juegos Olímpicos y ganar una medalla,
e iba a tomar eso para beneficio de mi familia.
"Por ejemplo, de poder estudiar en una escuela buena,
mediante una beca, o dar clases en un gimnasio. Son cosas que siempre manejé,
que el deporte nos iba a ayudar en la vida para vivir sin preocupaciones."
Debido a la exigente preparación, Oscar se vio
obligado a suspender sus estudios de diseño gráfico, que
espera retomar, si no ahora, cuando decida terminar su carrera deportiva
como contendiente activo.
"Calculo que la beca tendrá que subir; vendrán
más patrocinios, y eso me da alegría, sobre todo por mi familia,
no por que quiera ser ambicioso, sino porque también el trabajo
nos ha costado, hemos luchado por eso y, sobre todo, porque me da tranquilidad
para seguir entrenando y dar resultados."
En octubre próximo, Oscar se someterá a
una operación de la rodilla derecha, en la que padece una lesión
con la que compitió en Atenas. Según le han dicho los médicos,
se trata de desgaste de ligamentos, que pudo haber iniciado hace varios
años.
Aún consciente de que la recuperación podría
ser larga, pues en principio calculan seis meses, en su mente prevalece
firme la idea de continuar cuatro años más.
"Es la meta que me he fijado, porque siento que sí
puedo. Me gusta el deporte, todavía lo hago con alegría,
pero si yo veo que en cierto momento, debido a lesiones, a complicaciones
de salud, con mi familia o cosas así, entonces sí me retiro.
Otro ciclo
Para
Iridia, la perspectiva, así como fue la niñez, es un poco
distinta, pues al margen de sus aspiraciones de continuar hacia un segundo
ciclo olímpico, un plan de nuevo familiar que crecería con
la factible inclusión de Rodrigo, mantiene su inquietud de estudiar
sicología.
Con una variante respecto a lo que relatan el padre y
el hermano mayor en cuanto a la disciplina a que fueron sometidos los Salazar
desde pequeños, Iridia afirma que si bien el esfuerzo está
bien recompensado, si llegó a padecer aquella imposición.
"Sí es difícil. Realmente es un proceso
complicado, que necesitas estar en constante fogueo y nivel para estar
seleccionada.
"Ahora si me preguntas, yo digo, pues vale la pena, pero
durante el proceso, sí fue complicado, muchas veces tedioso también,
aguantar la presión tanto tiempo".
-¿Tienes firme la idea de Pekín 2008?
-Realmente, ahorita estoy tratando de sacar todo, porque
fue un año muy pesado. Quiero despejarme para estar con nueva mentalidad.
Creo que esta medalla olímpica se guarda, y a empezar a pensar en
cuatro años más. Por mí, sí lo tengo definido,
pero pasa que estamos en un deporte de contacto y espero no tener ninguna
lesión y llegar entera.
-Tienes mucho de lo que podría aspirar un atleta,
¿ahora qué sigue?
-Realmente haber llegado a los Juegos Olímpicos
culmina muchas cosas; tantos años de sacrificio, pero sigues con
nuevas metas. Cada campeonato es un nivel diferente y te preparas para
ganarle a los mejores.
-¿Cómo te imaginas después del deporte?
-Me gustaría terminar una carrera, sicología.
-¿Y aplicarla al deporte?
-Sí, pero también a otros ámbitos.
Los propósitos de la familia para este año,
no han concluido, pues ahora todos abogan por que Oscar se hiciera merecedor,
el próximo 20 de noviembre, al Premio Nacional de Deportes, mismo
que Iridia ganara hace dos años.
"Dios quiera, porque creo que el trabajo y el esfuerzo,
lo vale. No lo deseo por la cuestión económica, sino por
lo que significa y lo que amo a este deporte, para el que deseo que tenga
la proyección que se merece en nuestro país", afirma el taekwondoín,
ya en espera del eco que tenga la propuesta que formuló su federación.
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