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P O L I T I C A
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México D.F. Domingo 19 de septiembre de 2004

Cuestionan que sean humillados tanto en Estados Unidos como en su lugar de origen

Truncan Patrulla Fronteriza y polleros el sueño americano de indígenas migrantes

"Me ataron como marrano y 11 días estuve detenido", relató el tlapaneco Amado Cantú

RENE RAMON CORRESPONSAL

Valle de Chalco, Mex., 18 de septiembre. Amado Candelario Cantú es un indígena tlapaneco que cursó la carrera de derecho en la Universidad de Guerrero. La miseria y discriminación que agobia a los nativos en ese lugar lo orilló a buscar otros horizontes y partió a Estados Unidos, donde fue vejado y deportado. Sin un centavo en la bolsa, como pudo llegó a Valle de Chalco, donde la oficina municipal de Atención a los Pueblos Indios, la única en su tipo en el estado de México, le brindó alimento y alojamiento.

Amado Cantú es sólo uno de los 12 indígenas de los estados de Chiapas, Puebla y Guerrero que en 2004 han llegado en busca de ayuda a Valle de Chalco, luego de que fueron abandonados por polleros en la frontera norte del país y en algunos casos deportados por la autoridad migratoria estadunidense.

El zapoteca Alejo Juárez Cabrera, director de la oficina local de Atención a los Pueblos Indígenas, consideró un deber dar asistencia a las personas que son deportadas, puesto que 80 por ciento de la población en Valle de Chalco es originaria de 32 etnias del país.

"Pinche gobierno priísta, nunca nos ha tendido la mano allí en Guerrero", es la primera frase que pronuncia Amado, ante la impotencia al ver frustrado su propósito de acceder al sueño americano.

De 40 años de edad, Amado Cantú advirtió que no volverá a intentarlo, prefiere buscar trabajo en la zona conurbada, aunque primero pretende volver a Tlacoapa, en la región de la Montaña de Guerrero, a unas siete horas de Chilpancingo, donde lo esperan su esposa y cuatro hijos a quienes no ve desde hace meses.

Narró que en diciembre llegó a Los Angeles, California, y luego se fue a Louisiana, donde aseguró que el empleo es mejor remunerado, pero también hay mucho racismo hacia el mexicano.

En junio pasado, la migra lo aprehendió. "Me ataron como marrano y 11 días estuve detenido", relató. Luego de su deportación, no sabe en qué lugar la humillación es mayor si en Nueva Orleans, donde lo vejaron durante al menos 10 días. O en Guerrero, México, patria donde, asegura, "para los indígenas, más aún los que no hablan español, el progreso no existe".

El engaño

Alejo Juárez, titular de la oficina de Atención a la Población Indígena en Valle de Chalco, sostiene que durante 2004 se incrementaron los casos de indígenas que son engañados por polleros, a "quienes sacan de sus tierras nativas con la promesa de enviarlos a Estados Unidos, pero los abandonan en el norte de la República mexicana".

De acuerdo con sus registros, en enero pasado atendieron a seis indígenas tzotziles, quienes fueron abandonados por los traficantes de indocumentados en la frontera norte de México. Lograron llegar por medio de aventones hasta el estado de México, y la Policía Federal Preventiva (PFP) los trasladó a Chalco, allí la policía local les informó que en Valle de Chalco hay atención para los grupos étnicos.

Durante tres días los indígenas chiapanecos recibieron hospedaje y alimentación y el gobierno municipal los apoyó con seis boletos de autobús con destino a San Cristóbal de las Casas.

Tiempo después, cuatro totonacas de la sierra de Puebla también llegaron a la oficina municipal de Valle de Chalco, luego de que los polleros los abandonaron en el Distrito Federal tras recibir la paga para ser trasladados a Nueva York. Los afectados recibieron alimentación y la oficina cubrió la mitad de su pasaje a San Miguel de las Manzanas, Puebla.

El tlapaneco Narciso Pérez García, de 19 años, originario de la zona de La Malina, en Guerrero, es otro que llegó a territorio mexiquense tras ser deportado de Estados Unidos.

Alejo Juárez reconoció que sin el apoyo de Luz del Carmen Rendón Fuentes, delegada de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en la zona metropolitana de la ciudad de México, la labor altruista no podría ser posible.

De acuerdo con cifras oficiales de los gobiernos federal y mexiquense, en el país hay aproximadamente 10 millones de indígenas y en territorio estatal hay un millón 400 mil originarios de cinco etnias y el resto son indios migrantes que optaron por vivir en alguno de los municipios de la zona conurbada al Distrito Federal.

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