México D.F. Miércoles 1 de septiembre de 2004
Repudian la presencia del director del FMI,
Rodrigo Rato, en Argentina
Agrede grupo a desempleados y policías en una
manifestación en Buenos Aires
Un centenar de detenidos y varios lesionados, saldo
de los enfrentamientos
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos
Aires 31 de agosto. Un centenar de detenidos, así como varios
lesionados, fue el saldo de los enfrentamientos ocurridos este día
en la Plaza de Mayo, cuando un grupo de la organización Quebracho
irrumpió en una marcha de desocupados y comenzó a apedrear
y tirar objetos a los policías que custodiaban la sede gubernamental
y el ministerio de Economía y también a los manifestantes.
Por otra parte estallaron en distintos lugares bombas
cazapanfletos. Una provocó destrozos en una sucursal del banco Francés
y otra, que fue desactivada por la policía en un comercio, contenía
panfletos en rechazo a la presencia de los enviados del Fondo Monetario
Internacional (FMI). "Fuera (el director del FMI, Rodrigo) Rato de la Argentina.
No al pago de la deuda externa", se leía en los textos firmados
por un desconocido Comando Darío Santillán y por una Brigada
Popular de Liberación.
En tanto, en los enfrentamientos en la Plaza de Mayo y
cercanías, que se prolongaron por más de una hora, resultaron
varios detenidos y lesionados, entre éstos al menos ocho policías.
La marcha comenzó en la mañana temprano
para converger en la plaza por los seguidores de Raúl Castells,
dirigente del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD),
quien está detenido en la provincia de El Chaco por orden de una
jueza del lugar y cuya libertad pedían. Otros piqueteros,
de los llamados "duros" se manifestaban contra la presencia de los enviados
del FMI, que encabeza el español Rodrigo Rato.
En protesta contra el FMI hubo también otras acciones
de grupos de desempleados que rodearon el hotel Sheraton, en la zona de
Retiro y se tomaron el hall del Banco Central.
Pero
los choque ocurrieron en la Plaza de Mayo y frente al ministerio de Economía,
donde tanto manifestantes del MIJD -que habían arrancado algunas
vallas- así como el Polo Obrero y otros se replegaron para diferenciarse
de Quebracho. Unos 20 integrantes de este grupo, encapuchados, con palos,
tubos y bombas Molotov se abrieron paso luego a pedradas contra varios
edificios por la avenida de Mayo, por donde se replegaban pacíficamente
los otros grupos, ante lo cual la policía actuó en ese lugar,
donde se produjeron unas 63 de las cien detenciones.
Varios desocupados que denunciaron la violencia policial
también destacaron que Quebracho no había respetado la decisión
de las mayorías, que por esas horas discutían si aceptaban
ser recibidos por funcionarios gubernamentales para tratar la detención
de Castells, de evitar la violencia, ya que en la marcha había muchos
niños.
Los seguidores de Castells se declararon ajenos a los
hechos y cuando se produjo el segundo choque se retiraron de la plaza después
de enfrentarse con los integrantes de Quebracho.
Se calculaba en 3 mil los manifestantes en la plaza y
sólo el repliegue ordenado por los dirigentes y la decisión
de no caer en la violencia impidió algo mucho más grave.
Quebracho no es un grupo piquetero, aunque ahora está apoyado
por una pequeña escisión del Movimiento de Trabajadores Desocupados
Aníbal Verón. Su gusto por las acciones violentas ha llevado
a esa organización minoritaria a aislarse de la mayoría de
los movimientos políticos y de desocupados.
Este fue el entorno de la visita de directivos del FMI
a Argentina, aunque algunos ya habían vivido situación semejante
en ocasiones anteriores. Rato, en el encuentro con el presidente Néstor
Kirchner, instó al gobierno a llevar adelante un aumento del ahorro
público, encarar las reformas pendientes y a terminar en los próximos
meses las negociaciones con los acreedores privados para normalizar su
situación financiera internacional y trabajar junto al FMI en diversos
aspectos.
El mandatario rechazó este pedido y esencialmente
la posibilidad de que Argentina se comprometiera a un superávit
mayor a 3 por ciento para 2005, que ya había sido negociado con
el FMI. Tampoco aceptó el reclamo de mejorar la oferta a los acreedores
privados.
En tanto, los obispos de la Iglesia católica se
reunieron con el presidente y se comprometieron a colaborar con la "reconstrucción
de la paz social" y ayudar a superar los antagonismos.
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