ASTILLERO

Julio Hernández López

Cosecha ranchera

Presidente Midas

Aislamiento e ineficacia

Semarnat: ambiciones panistas

VICENTE FOX COSECHA hoy lo que con ahínco ranchero ha cultivado a lo largo de cuando menos cuatro años. Orgullosamente ignorante de las reglas mínimas del oficio político (de esa carencia presumió como candidato presidencial, para subrayar su condición de presunta limpieza incontaminada), hoy tiene convertida la política nacional en embrollo peligroso en el que a fin de cuentas nadie sabe quién tiene realmente el poder y cuál puede ser el desenlace de los muchos conflictos en curso. Rey Midas al revés que ha sido capaz de convertir al audaz y llamativo abanderado blanquiazul de 2000 en un pobre burócrata apesadumbrado por la diaria carga de tener que hacer como que decide y gobierna. Rey Midas inverso que al tocar a su propia criatura políticamente costillar (salida de una falsa costilla divorciada y presupuestalmente crecida a sus presidenciales costillas) la ha condenado a correr la misma suerte nefasta del Adán que nunca debió salir del Bajío; Fox Midas que a cada presunto golpe político que va dando logra el engrandecimiento de sus adversarios, ya Andrés Manuel que en el guanajuatense ha tenido a su mejor jefe de campaña, ya Roberto Madrazo que se ha hecho anticipadamente de una buena porción del poder que Vicente al Revés apenas había arrebatado al PRI un cuatrienio atrás (štoque de Midas hasta en las tales reformas de las cuales el único atisbo hasta ahora alcanzado, el del Seguro Social, se ha convertido en fuente de desbordamiento social y riesgo de espiral violenta ante la cual de nada sirven las fanfarronerías autoritarias del chaparrito paisano sucesor de Gertz!).

INFORME SIN FORMA posible: ni siquiera podría ahora repetir aquella fórmula inaugural del Honorable Congreso de mi Familia, pues las primeras hijas han sido también exiliadas para dar paso a la fuerza controladora conyugal que en sus excesos agotó al de por sí menguado presidente morrallero, es decir, del cambio. Informe que sólo podría recurrir como expediente desesperado al optimismo irracional con que puebla el Presidente sus tragicómicos discursos diarios. Hablar por hablar; el bla, bla, bla como defensa necesaria: claro que el funcionamiento institucional del aparato gubernamental mexicano proveerá a su jefe oficial los datos suficientes para disparar estadísticas, reportes y comparaciones con el pasado, pero es evidente que nada importante ni trascendente ha podido realizar un presidente que en todo caso se ha esmerado en tratar de construir excusas y pretextos, culpando a otros (el Congreso, su favorito) de lo que él no hace, suspirando con ingenuidad prescolar por unidad en torno suyo, por deposición de banderías para abrirle paso a sus sueños personales.

PRESIDENTE DE LA REPUBLICA que ha cultivado con esmero el aislamiento y la ineficacia, disminuido por las intrigas consentidas de alcoba, engañado e incluso desatendido por un gabinete que pronto aprendió a caminar sin tomarlo verdaderamente en cuenta (temerosos los funcionarios incluso de sus instrucciones sabidamente incumplidas, de sus ocurrencias que todo complican, conscientes de que su supervivencia dependería de ellos y de nadie más), reducido ese Presidente a un reloj de pared en espera de que suenen las 12 y la carroza real se convierta en calabaza ranchera.

QUEDAN, SIN EMBARGO, dos años más por delante, y si las cosas siguen como hasta ahora nadie debería apostar por un final feliz, e incluso habría quienes ni siquiera apostarían por un final tradicional. Vicente Fox ha perdido el control de la política mexicana y aun queriendo corregir hoy el rumbo (imaginemos que un dios de la racionalidad iluminase a Chente y le inspirara un deslumbrante discurso que reinstalara a los mexicanos en senderos de conciliación y eficacia políticas), su inventario personal de habilidades, sus instrumentos de operación y el historial previo hacen virtualmente imposible dar el giro de timón que la tormenta reclama. Dos años más por delante parecen ser la eternidad. Si así está de descompuesto el país en el cuarto Informe, Ƒqué país quedará, y aguantará el quinto, ya no se diga el sexto?

ASTILLAS: ROSARIO CASCO MONTOYA, doctora en aspectos ambientales, ha sido llevada a renunciar a la dirección general de la Zona Federal Marítimo Terrestre y Ambientes Costeros de la Semarnat, presionada por uno de los subsecretarios, Francisco Giner de los Ríos, y desatendida por el secretario Alberto Cárdenas Jiménez (ex gobernador de Jalisco, presunto candidato de Los Pinos para presidir el PAN). En una carta de despedida enviada a sus compañeros, la doctora Casco asegura que esa secretaría "está siendo desmantelada técnicamente" y que "la administración pública nacional se mantiene viva, y en consecuencia el país se sostiene por los mandos medios, y estos van siendo eliminados por la ignorancia o el rencor de quienes han tomado el poder (...) Está llegando gente mediocre, con muy bajo perfil, con ansias de poder, prepotentes, que no tiene la menor idea de lo que significa medio ambiente y que ni siquiera le interesan las tareas de la dependencia, a lo sumo buscan hacer una carrera burocrática, tener un sueldo alto y la presunción de ser subsecretario o director general (...) Es cierto, el PAN está en el poder y exige posiciones políticas. Tiene razón, pero estos políticos deben estar apoyados por especialistas que conozcan el tema, que actúen, no sólo que inventen lo que quieren hacer para obtener un cierto prestigio que les permita mantenerse en el poder". La renunciante también afirma que "así como El campo no aguanta más, el medio ambiente tampoco, y por ende el desarrollo sustentable se antoja cada vez más lejano, aunque se diga que ya lo logramos". Dado que a lo largo de 30 años se ha labrado nombre y circunstancia propia, parecería innecesario y acaso injusto mencionar que Casco es esposa de René Avilés Fabila, pero resulta que René es un periodista crítico del foxismo y del PAN, por lo cual el recuerdo de Guadalupe Loaeza y su hijo despedido del gobierno federal pareciera establecer cuando menos el derecho a la suspicacia.

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