México D.F. Lunes 30 de agosto de 2004
Exito total del cantante en su presentación
del sábado en el Auditorio Nacional
Oscar Chávez dedicó su concierto al EZLN
y a Neruda
Las ya clásicas, Macondo, Comandante Che Guevara
y Guantamera, no faltaron en el repaso musical Hubo críticas
a los gobiernos federal y capitalino y menciones al Piporro y Rius
NOTIMEX
Con una estruendosa ovación y múltiples
muestras de simpatía, el cantautor Oscar Chávez refrendó
su condición de artista consentido del público mexicano,
al que ofreció la noche del sábado su espectáculo
Me lleva la cantada, en el Auditorio Nacional capitalino.
El
trovador, con un repaso musical que incluyó sones, boleros y rancheras,
convirtió durante tres horas el escenario en el máximo foro
de expresión para la canción de protesta, en pro de las causas
sociales e incluso también rindió un homenaje al poeta chileno
Pablo Neruda (1904-1973).
Acompañado por el Mariachi Joven de Tecalitlán,
los músicos Delfor Sombra y Carlos Díaz Caíto,
así como del grupo Los Morales, Chávez logró crear,
una y otra vez, un gran coro, pues las 10 mil personas que abarrotaron
el recinto de Paseo de la Reforma lo acompañaron en sus interpretaciones
musicales.
El preludio de la velada
Apenas apareció en el escenario, con vestimenta
característica de él (camisa blanca y pantalón negro),
Chávez saludó, empezó a entonar Las golondrinas
y el júbilo general no se hizo esperar. Era el preludio de una agradable
y reflexiva velada.
Inmediatamente, el intérprete delimitó las
preferencias políticas que lo caracterizan diciendo "este concierto
está dedicado sobre todo al EZLN, en el mejor sentido, y en el malo
contra la presidencia y el Gobierno del Distrito Federal".
Hacia la mitad del espectáculo, hubo un tiempo
también para un poema de José Emilio Pacheco, después
comenzaron los agudos sonidos de las guitarras para interpretar Alta
traición, luego vendrían Siempre me alcanza la danza
y Caña brava.
Durante el homenaje al poeta Pablo Neruda, que este año
cumpliría 100 años, se escucharon las versiones musicalizadas
de Canto general y Sangre y fuego, poemas del Premio Nobel
(1971), llenaron de sentimiento y melancolía a los asistentes en
el Auditorio Nacional.
Más tarde, las paredes del escenario se pintaron
de brillantes colores verde, blanco y rojo, para dar paso al arribo del
Mariachi Joven de Tecalitlán, junto al que Oscar Chávez cantó
los sones El palmero y La violinera, y las rancheras Amor
de los dos y El tecolote.
Visiblemente emocionado ante la respuesta de su público
y agradeciendo las muestras de cariño, Chávez pidió
un aplauso para el caricaturista mexicano Eduardo del Río, Rius,
quien dijo es una persona que siempre me ha apoyado y fue quien le sugirió
titular su recital como Me lleva la cantada.
Las poéticas estrofas del fragmento de la Canción
desesperada y de los poemas Tu risa y Niña morena,
de Pablo Neruda, cerraron el homenaje que el cantante realizó al
chileno.
Invitando al mariachi a volver al escenario, Oscar Chávez
alegró la noche con las divertidas y rítmicas interpretaciones
de A propósito de la patria, Bello amanecer, Los pilares de la
cárcel y El canelo.
Después de casi dos horas de complacer a los asistentes,
el trovador intentó sin éxito despedirse y tuvo que regresar
en dos ocasiones al escenario para interpretar cuatro de sus más
conocidas y populares versiones, entre el revuelo generalizado, que no
dejaba espacio para el silencio, con gritos, aplausos y chiflidos.
También cantó el tema Chulas fronteras,
con el que recordó al célebre actor mexicano Eulalio González,
Piporro, quien murió hace un año, tan sólo
24 horas después de haber asistido al recital de ese entonces de
Chávez en el mismo recinto.
Guantanamera, Por ti, Macondo y Comandante Che
Guevara, cerraron el recital, mientras, con los brazos en alto, Chávez
se despedía agradecido, "amenazando" con volver el año que
entra para engrosar su trayectoria artística que ya cuenta con cuatro
décadas de vida.
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