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México D.F. Domingo 29 de agosto de 2004
Laura Alicia Garza Galindo
Los grandes beneficiarios del sexenio
En los últimos días, por los rumbos económicos del gobierno se ha generado una gran euforia que sólo puede calificarse de burbujeante, ya que después de tres años de prácticamente cero crecimiento económico -zapato, en el léxico del juego de dominó- resulta que México, por fin, ha crecido casi 4 por ciento del PIB durante el primer semestre de este venturoso año. A lo que se suma, con la difusión de los criterios de política económica para 2005, el definitivo control sobre las variables macro, con las que se proyecta una inflación de 3 por ciento; un tipo de cambio que, se estima, no llegará a la agraviante cifra de 12.50, sino que se pronostica será de un aceptable 11.80 pesos; se pusieron generosos y el precio de barril de petróleo se cotizará en 22 dólares, y se prevé un crecimiento ascendente que pudiera ser de 4.25 por ciento del PIB anual.
A lo anterior seguramente se sumará el festejo del presidente Fox por haber logrado disminuir la tasa de desempleo abierto, de junio a julio, de 3.78 a 3.75 por ciento, es decir, 3 centésimas de punto, como resultado del crecimiento económico. Lo que de ninguna manera puede dejar de realizarse es un comparativo con respecto a Francia y Estados Unidos, que alcanzaron tasas de desempleo abierto de 9.4 y 6 por ciento, respectivamente, en el mismo periodo.
Así que sólo resta felicitar al alto mando del gobierno por el oportuno manejo mediático con el que se pretende despejar el ambiente, previo al cuarto Informe de gobierno. Seguro que con ello se conjurarán los fuertes y válidos cuestionamientos que en las calles y en la tribuna del Congreso le podrían haber enderezado al mandatario, por el desorbitado incremento de la deuda a la que adelante me refiero y el crecimiento del gasto corriente para el sueldo de los capitanes del barco. Y le doy el referente: el presupuesto 2004 fue de un billón 618 mil millones de pesos, de los cuales el gasto programable que se destina al gasto corriente, productivo y social fue de un billón 147 mil millones de pesos. Por lo que el gasto corriente de la alta burocracia ascendió a 489 mil millones de pesos, es decir, 42 por ciento del gasto programable, y un incremento con respecto a 2003 de 7.1 por ciento, no obstante el mandato de austeridad ordenado por la Cámara de Diputados, no acatado por el Poder Ejecutivo federal. Sume a esto la disminución real del poder adquisitivo de los asalariados, que en estos meses ha descendido 2 por ciento, más el muy relativo aumento del empleo formal, la creciente informalidad y el desmantelamiento de la seguridad social.
Y ya se anticipan recortes al presupuesto de 2005, para la inversión productiva y el gasto social, a fin de que el gobierno amortice el pago anual de deuda, por 10 mil 76 millones de dólares. En la actual administración, la deuda interna acumulada, que incluye Pidiregas, emisión de Bonos y Cetes, se ha duplicado, pasando de 89 mil millones de dólares en 2000 a una suma que se calcula entre 150 mil y 180 mil millones de dólares a la fecha, por lo que en lo sucesivo la presión tendiente a reducir el gasto destinado a la inversión productiva que pudiera alentar el mercado interno, el empleo y el gasto social, será mayor.
ƑQuiénes, pues, han sido los grandes beneficiarios del sexenio? Sin duda los bancos extranjerizados, que sólo en el primer semestre del año levantaron una ganancia de 16 mil millones de pesos, al sudar el ahorro de los mexicanos en los Cetes y compartiendo las ganancias con la Federación; dejando de pagar impuestos antes pactados; bancarizando los servicios -Ƒacaso a usted no le cobran 20 pesos por cada uno de sus recibos de servicios: luz, teléfono, agua, etcétera?-; las comisiones y cargos por retrasos en el pago de sus tarjetas de crédito, no obstante que a usted le rogaron aceptarlas, y los créditos hipotecarios a todo vapor, presionados bancos y Sofoles por el gobierno para detonar el sector vivienda, al igual que el empleo eventual, situación más que relativa. Y si usted se declara insolvente en pago de tarjetas o hipoteca, el embargo llegará. ƑCréditos productivos de la banca?, ninguno; Ƒriesgos para los bancos?, tampoco. ƑNegociazo?, sí.
Y las otras grandes gananciosas han sido sin duda las empresas trasnacionales que operan ilegalmente en las áreas reservadas al Estado en electricidad, gas y petróleo, las cuales, para llevar a cabo la explotación de esos recursos, obligan a la contratación de mayor deuda, porque es el propio gobierno quien las fondea, es decir, las financia. Deudas que más temprano que tarde declarará insolventes a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Luz y Fuerza del Centro (LFC) y a Petróleos Mexicanos (Pemex). ƑA cambio de qué?
Ahora, de nuevo, pretenden modificar la ley de derechos -esquema impugnado en Bolivia- rechazada para 2004, que significaría más ganancias para los extranjeros y menos recursos para que Pemex transfiera al presupuesto; a esto se agregaría el atraco por la operación de los contratos de servicios múltiples, ya que los privados, al trabajar la cuenca de Burgos, sólo pagarían el impuesto sobre la renta, lo que reduciría los ingresos federales a mil 500 millones de dólares. Si, en cambio, Pemex opera la cuenca, como lo dicta la Constitución, y paga los impuestos habituales (60.8 por ciento del valor de venta), ingresarán más de 9 mil millones de dólares al presupuesto. Ese fue el propósito de la expropiación petrolera y de la constitución de Pemex, y de la nacionalización de la CFE: redistribuir la riqueza entre los mexicanos por la vía del presupuesto. Que no se olvide.
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