México D.F. Viernes 27 de agosto de 2004
El estreno nacional de esa ópera marca
el comienzo del Festival Música y Escena
Cosmogonía vocal y arsenal tímbrico en
Lohengrin, de Salvatore Sciarrino
En el montaje ''se construye casi un monstruoso paisaje
del alma'', dice el compositor
La soprano Lía Ferenese encarna a Elsa y la dirección
orquestal es de José Luis Castillo
PABLO ESPINOSA
Con el estreno en México de Lohengrin, ópera
experimental del compositor italiano Salvatore Sciarrino (1947), esta noche
en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario iniciará
la sexta versión del Festival Música y Escena, bajo los auspicios
de la Dirección de Música de la Universidad Nacional Autónoma
de México.
El
maestro José Luis Castillo, quien es una de las máximas autoridades
en la materia de la música de nuestra era, estará al frente
de la dirección musical en este montaje que marcará un hito
en la cultura sonora de México.
Salvatore Sciarrino es uno de los creadores musicales
de mayor trascendencia en la actualidad. De su ópera Lohengrin,
subtitulada Acción invisible para solista, instrumentos y voz,
explica:
''¿Por qué una acción invisible?
Con mucha frecuencia la invención musical busca en la escena la
propia razón de ser. Olvida que la fuerza de un lenguaje radica
en su propia capacidad de representación: suscitar pura ilusión.
Evocar el espacio interior podría ser el epígrafe al nuevo
Lohengrin".
La boca, punto de irradiación
Cuando Sciarrino se refiere a su ópera como ''el
nuevo Lohengrin" está aludiendo por supuesto al referente wagneriano.
El compositor italiano escribió en 1983 su Lohengrin tomando como
base un episodio del Lohengrin de Wagner: la noche en la que Elsa espera
ser rescatada. El libreto lo construyó a partir del texto La
moralidad legendaria, de Jules Laforgue.
La
solista es una actriz, explica Salvatore Sciarrino. Ella asume todas las
funciones centrales que debe representar: ''de la música al texto,
engloba a los personajes y a la escena en un rol único. Presupuesto
de una composición de tal género es concebir a la voz, al
cuerpo, como universo. Y el movimiento introspectivo que se consigue reflejar
en el ambiente externo construye casi un monstruoso paisaje del alma, que
es ya un espectáculo en sí mismo. Y los instrumentos de la
orquesta resuenan amplificándola en el vacío. Lohengrin es
entonces una cosmogonía totalmente vocal. Elsa, su boca, es el punto
de irradiación, pero el centro somos nosotros".
La soprano Lía Ferenese encarnará a Elsa
esta noche, a las 20 horas en la sala Covarrubias y en las otras dos únicas
funciones, en el mismo foro, el sábado a las 19 horas y el domingo
a las 18 horas. La dirección escénica y el concepto coreográfico
estará a cargo de María Morett.
Dos tenores, un barítono y un bajo integrarán
el coro en tanto el prestigiado agrupamiento especializado Onix Ensamble
ejecutará la parte instrumental. Alvaro Hegewisch es el responsable
de la escenografía y la iluminación y los materiales en video
a cargo de Alfredo Salomón.
El Lohengrin de Sciarrino, apunta el crítico de
música Juan Arturo Brennan, ''tiene a una sola persona en escena,
a la que se asignan alternativamente los atributos de Elsa y de Lohengrin.
En lo musical, esta refinada partitura de Sciarrino está articulada
alrededor de los elementos expresivos omnipresentes en su arsenal tímbrico:
armónicos, trinos, trémolos, soplos, glissandi".
En esta obra no hay trama, advierte el autor: sólo
la descripción ''de un statu quo. Elsa ha mostrado la feminidad
del deseo, Lohengrin la rechaza y retorna a su yo adolescente. Finalmente,
cuando es oprimido por su angustia infantil, el cojín se transforma
en cisne. Es sobre su lomo, desde la ventana, que Lohengrin cabalga hacia
la Luna".
El montaje de Lohengrin, de Salvatore Sciarrino,
ha sido aclamado en sus puestas en escena en Italia y en Argentina. Toca
el turno a México.
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