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LAS GANACIAS DEL PETROLEO CARO
23 de agosto de 2004

En Pemex se mantiene el eterno dilema de la viabilidad financiera. A pesar del aumento de los precios del crudo en los últimos meses y del consiguiente incremento en el valor de las ventas del hidrocarburo, la rentabilidad de esta empresa va en picada. Esta situación compromete la capacidad de seguir explotando el petróleo, incluso para los fines fiscales para los que se usan los recursos de manera primordial.

Ronald Buchanan

Para entender el impacto que pueda tener el alza de precios del petróleo en México vale la pena estudiar Las dos naciones. No nos referimos a la célebre cantina ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México ­aunque bien valdría la pena un estudio con otros propósitos­ sino a un libro que escribió el político británico y dos veces primer ministro Benjamin Disraeli.

Escribiendo en plena revolución industrial, Disraeli, también novelista reconocido y premier inglés en el último tercio del siglo XIX, identificó la existencia de dos naciones como el mayor problema que enfrentaba la Gran Bretaña de aquel entonces. Habitaban el mismo territorio pero no tenían nada en común: ricos y pobres juntos pero de ninguna manera revueltos.

A Disraeli no le daban lástima los pobres, ni los quería "ayudar" con dádivas. Simplemente quería unificar la nación alrededor de un solo propósito, así como han hecho en tiempos modernos países tan diversos como España y Corea del Sur. Pero no México.

P7pemex01Para propósitos económicos, se pueden identificar dos naciones mexicanas, tal vez hasta tres. Por una parte, está el sector productivo ­muchas veces raquítico, por cierto­ que componen los empresarios, obreros, campesinos y los que los proveen de servicios vitales, como transporte, educación y salud.

Por otra está la nación fiscal que componen la alta burocracia y políticos, cuyos ingresos exceden con creces a lo que podrían aspirar en casi cualquier otro país del mundo, y también están otros sectores improductivos que de alguna manera dependen del gasto estatal.

Los excluidos se cuentan por millones pero claramente aspiran a formar parte de un sector productivo pujante que pague buenos salarios. Millones lo han hecho, pero fuera de México, desde donde mandan unos 15 mil millones de dólares al año que contribuyen de manera vital a la estabilidad financiera del país.

La alta burocracia y los políticos, incapaces de cobrar los impuestos que cualquier país con aspiraciones de desarrollo necesita, se sirven con la cuchara grande de los ingresos de Petróleos Mexicanos (Pemex). En la primera mitad del año, las ventas de Pemex aumentaron 10 por ciento comparadas con la primera mitad de 2003, poco menos del promedio de las principales petroleras del mundo.

Los 18 mil 700 millones de dólares, sin embargo, que Pemex tuvo que pagar al fisco también representaron un aumento de 10 por ciento respecto al año anterior. El resultado, en medio del auge petrolero más importante de las últimas dos décadas, fue una pérdida semestral de mil 700 millones de dólares.

Con frecuencia se hace referencia a Pemex como la "paraestatal". Se trata de una tergiversación del idioma, inventado ­como tantos otros términos­ bajo los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional para esconder la realidad. Una fuerza paramilitar es armada, pero su misión es todo lo contrario de la que debe ser la de un ejército; un paramédico es capaz de prestar una ayuda vital con primeros auxilios, pero no es médico.

Pemex es una empresa estatal a secas, sostén de la nación fiscal y política que determina ­sobre sólidas bases económicas, dicen ellos, pero arbitrariamente, según la otra nación­ los precios de los productos energéticos dentro del país, para desgracia de los sectores productivos.

Ni tan sólo en términos lingüísticos se ha tratado de esconder el verdadero papel de Pemex. Durante el sexenio de Carlos Salinas (1988-1994) se maquillaron las cifras de exportaciones del país al incluir, a escondidas, las ventas de las maquiladoras. Sin las maquiladoras, las exportaciones de Pemex representan la cuarta parte del total del país, como apuntó hace poco en conferencia de prensa Sergio Guaso, el ejecutivo de la empresa encargado de los contratos de servicios múltiples de gas.

Así que, dada la inexistencia de una iniciativa que podría unificar nuestras dos naciones alrededor de un proyecto común, una va a verse beneficiada por el alza en los precios del petróleo. La otra, sobre todo en vista de las campañas multimillonarias que desde hace tiempo han sido lanzadas con vistas a 2006, puede esperar sólo unas migajas, como siempre.

P7pemex02A pesar de la retórica, los avances hacia un proyecto común nacional han sido magros desde los tiempos de la presidencia de José López Portillo (1976-1982). Sin embargo, los precios actuales del petróleo distan mucho en términos reales, de lo que eran en aquel entonces.

Si se aplicara el valor de los dólares de hoy, el precio del crudo en los años 70 sería del orden de 80 dólares por barril, casi el doble de las cotizaciones recientes. También los precios actuales han aumentado ­en 10 a 15 por ciento, según algunos analistas­ por "factores externos", principalmente el conflicto en Irak, pero igualmente por otros como la incertidumbre que ha rodeado el proceso de referéndum revocatorio en Venezuela, y la clausura en Japón de cuatro plantas nucleares después de un accidente que cobró cuatro vidas. Se supone que Japón, como consecuencia, tendrá que importar más petróleo.

El principal motor del aumento de precios, sin embargo, sigue siendo la brecha entre una demanda que crece a un ritmo que no se ha visto en 28 años, gracias principalmente al vertiginoso crecimiento de la economía china, y la apreciación en el mercado de que existe muy poca capacidad ociosa para compensar la diferencia de la oferta.

Arabia Saudita ha prometido aumentar a partir de septiembre su producción a 10 millones de barriles al día, volumen que no ha alcanzado de manera sostenida desde 1980, aunque sí lo hizo durante algunos meses de la primera guerra del Golfo hace poco más de 10 años y otra vez a principios de la invasión de Irak en 2003. Después del aumento de Arabia Saudita, la mayoría de los analistas calculan que quedarán apenas 500 mil barriles al día de capacidad ociosa en todo el mundo.

Tal vez ni uno de esos barriles en México. Después de un aumento en la producción de Pemex de 3 a 3.4 millones de barriles al día en los primeros años del sexenio, se ha estancado en esa última cifra durante los recientes 12 meses. La meta es, o fue, producir 4 millones al día para fines del sexenio, pero se espera que el campo supergigante de Cantarell en la Sonda de Campeche entre en declive este mismo año. Y Cantarell representa dos terceras partes de toda la producción de crudo de Pemex  §

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