México D.F. Jueves 19 de agosto de 2004
La milicia del clérigo radical chiíta
depondría las armas para poner fin al sitio
Sadr habría acordado dejar la mezquita de Najaf
DONALD MACINTYRE THE INDEPENDENT
Bagdad, 18 de agosto. Al final, todo terminó
con una carta que se leyó a los delegados que asistían a
una conferencia política en Bagdad; fueron palabras que trajeron
noticias que pocos creían posible. El ejército Medhi, de
Moqtada Sadr, dejaría las armas para poner fin al sitio de Najaf.
Estas noticias parecían anunciar que el sitio en
torno a uno de los más sagrados templos del Islam, protagonizado
por fuerzas estadunidenses e iraquíes, estaba llegando a su conclusión.
Se informó que el clérigo chiíta rebelde había
aceptado abandonar la mezquita de Najaf, donde se atrincheró junto
con sus simpatizantes durante más de una semana.
No estaba claro, sin embargo, si el clérigo activista
impuso nuevas condiciones a cambio de salir de la mezquita que contiene
el altar del sagrado imán Alí, y donde miles de simpatizantes
juraron proteger el lugar sagrado de un ataque.
Poco antes se emplazó a los insurgentes armados
que ocupan los lugares santos de Najaf a salir de ellos "en las próximas
ho-ras", entregar las armas o enfrentar un asalto de envergadura que "les
daría una lección que nunca olvidarían".
Reportes de que se había acordado una tregua entre
el clérigo chiíta y el gobierno interino iraquí no
se habían confirmado aún a las 20 horas local, cuando continuaban
los combates en la parte vieja de Najaf, y en una estación de policía
que fue objeto de un ataque con morteros.
También
continuaron los disparos de granadas de tanques estadunidenses y de rifles
automáticos de los insurgentes, pese a los informes de un cese del
fuego.
Los rumores de que se había llegado a acuerdo empezaron
a circular después de que los delegados iraquíes en la conferencia
que elegirá a una asamblea nacional en Bagdad leyeron la supuesta
carta de Sadr.
Aseguraron que él había aceptado las demandas
que formaban parte de un plan de paz que una delegación de la conferencia
llevó el martes a Najaf, con la que el clérigo rechazó
reunirse.
El plan llamaba a Sadr a dejar la mezquita, desarmar a
su milicia y tranformar a su Ejército Mehdi en partido político
a cambio de amnistía. "Moqtada Sadr ha aceptado las condiciones
impuestas por la Conferencia Nacional" , aseguró la delegada chiíta
independiente Safiya al Shail, al leer la carta en la conferencia de Bagdad.
"Llamamos al gobierno iraquí y a la Conferencia
Nacional a participar en la implementación de lo propuesto por Moqtada
Sadr, de lo contrario, todo tendrán responsabilidad", afirmaba la
carta.
La advertencia de un asalto en gran escala hecho anteriormente
provino del ministro interino de Defensa iraquí, Hazem Shaalan,
al tiempo que políticos reunidos en la Conferencia Nacional votaba
en contra de enviar una segunda misión de paz a reunirse con Sadr
en menos de 24 horas.
La amenaza coincidió también con la continuación
de los combates entre insurgentes y fuerzas estadunidenses, cuyos tanques
y vehículos blindados avanzaban cada vez más cerca de la
frontera de la ciudad, controlada por los insurgentes de Sadr.
Tanto Shaalan como el secretario de Defensa estadunidense,
Donald Rumsfeld, se esforzaron en enfatizar que serían las tropas
iraquíes, no las estadunidenses, las que ingresarían al templo
sagrado durante una operación militar contra el Ejército
Mehdi de Sadr, que se atrincheró ahí durante más de
una semana.
Shaalan dijo que "la única intervención
estadunidense" sería asegurar los caminos que llevan al complejo
de la mezquita, así como proporcionar "protección aérea",
pero no detalló la estrategia ni el método que se llevarían
a cabo. Agregó: "en cuanto a quienes ingresarán al complejo,
serán 100 por ciento iraquíes. Nuestros hijos en la Guardia
Nacional han sido entrenados para llevar a cabo operaciones de allanamiento".
Si bien un ataque contra posiciones Mehdi dentro del complejo
de la mezquita y otras partes de la ciudad vieja parecían más
probables a raíz de que se rompieron las negociaciones de paz el
fin de semana anterior, las fuerzas estadunidenses lanzaron amenazas de
ejecutar un ataque similar.
Un factor que disuadió a las fuerzas de Estados
Unidos de llevar a cabo el asalto con que amenazó la semana pasada
fue el temor de que éste suscitara condena en todo el mundo musulmán
y en otras partes, si re-sultaba dañado el altar del imán
Alí.
Este miércoles, tanto los ministros iraquíes
como los comandantes estadunidenses daban la impresión de estar
muy satisfechos con el entrenamiento recibido por las tropas iraquíes,
que las capacitaba para ingresar al complejo y evitar que las fuerzas estadunidenses
dieran el espectáculo y la provocación de hacerlo ellas.
Pero aun si el uso de fuerzas iraquíes redujera,
más que eliminar, la condena que seguiría a esta acción,
una ofensiva conlleva el riesgo de que la operación concluya con
muchas muertes, especialmente porque el fin de semana pasado llegaron a
Najaf unos 2 mil simpatizantes desarmados de Sadr que se prestaron para
ser escudos humanos.
Este poderoso disuasivo que actuó sobre ambas partes
del conflicto parece haber mo-tivado los reportes que surgieron la noche
de hoy, de que la crisis podía resolverse sin más derramamiento
de sangre, después de una jornada en la que 29 personas murieron
o resultaron heridas en los combates.
Horas antes, uno de los principales colaboradores de Sadr,
Ahmed Shalbani, aseguró que la muy criticada negativa del clérigo
de reunirse con una misión de ocho miembros que llegó a Najaf
desde Bagdad, el martes, se debió a que "había intensos ataques
estadunidenses, aéreos y desde tanques".
El ejército estadunidense, sin embargo, insiste
en que disminuyó sus operaciones mientras la delegación de
paz intentaba reunirse con el clérigo.
Otro representante de Sadr elevó las ex-pectativas
de avance en las pláticas al decir que la amenaza del ministro de
Defensa "sorprendió" a los líderes insurgentes, porque ellos
creían haber aceptado las exigencias que les hizo el gobierno interino
iraquí.
Sadr ha hecho declaraciones contradictorias en el pasado,
y hace dos meses otro cese del fuego declarado por la milicia Mehdi fue
roto y provocó dos semanas de batallas callejeras en la ciudad.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
|