México D.F. Miércoles 18 de agosto de 2004
Fedecámaras admite el resultado del referendo
y ofrece al gobierno discutir proyectos
Acepta el CNE auditoría a mesas de votación
en Venezuela: Carter
Llegan "en cascada" reconocimientos internacionales
a la consulta del pasado domingo
ARTURO CANO ENVIADO
Caracas, 17 de agosto. Por encima de la comunidad
internacional, que ha avalado en distintos tonos los resultados del referéndum
venezolano, la oposición insiste este día en que el domingo
anterior se perpetró "un gigantesco fraude", mientras el gobierno
de Hugo Chávez ofrece, en voz del vicepresidente José Vicente
Rangel, una mesa de diálogo.
Un
balde de agua helada cae en la Finca La Unidad, sede de la coalición
opositora, cuando llega el comunicado de Estados Unidos que, vía
un vocero del Departamento de Estado establece que Hugo Chávez "recibió
el respaldo de la mayoría de votantes". Poco antes, el grupo de
Países Amigos de Venezuela (integrado por Brasil, México,
España, Estados Unidos, Chile y Portugal) había mostrado
su satisfacción con los informes de Jimmy Carter y César
Gaviria al tiempo que pedía a los venezolanos "mirar hacia el futuro".
El vasito que falta lo echa el sindicato patronal Fedecámaras:
"Aquellos que no ganaron merecen respeto de quienes sí alcanzaron
la votación. Venezuela no puede seguir enfrentada", dice Albis Muñoz,
presidenta del organismo empresarial, punta de lanza del golpe de Estado
(su dirigente Pedro Carmona fue el efímero remplazo de Chávez)
y del paro de 65 días finalizado en diciembre de 2003.
Justo como ocurrió en los últimos días
de aquel paro, la amalgama opositora comienza a mostrar fisuras. Manuel
Rosales, gobernador de Zulia, estado con importantísimo peso electoral,
reconoce el triunfo del no. Y Fedecámaras ofrece enviar al Palacio
de Miraflores los acuerdos de su último congreso, con la finalidad
de comenzar a discutir de inmediato proyectos conjuntos.
Desarmados en ese y otros frentes, los líderes
de la oposición insisten en la necesidad de una nueva auditoría
al proceso comicial. El Centro Carter y la Organización de Estados
Americanos se hacen eco de la oferta lanzada ayer por Jorge Rodríguez,
rector del Consejo Nacional Electoral (CNE), y anuncian que este organismo
aceptó la demandada auditoría en una muestra de 150 mesas
de votación.
"No hay evidencia de fraude y cualquier alegato en ese
sentido no tiene mérito... Este esfuerzo adicional se hizo para
responder a las preocupaciones de la oposición", dice el ex presidente
Jimmy Carter.
A pesar de que era la principal exigencia de la oposición,
en cuanto se hace el anuncio, aparecen nuevas demandas, algunas que incluso
condicionan la aceptación de la auditoría. En la voz de Timoteo
Zambrano pide la revisión del acta electrónica, del listado
de votos impresos por la máquina, de la memoria de almacenamiento,
chequeo de las urnas seleccionadas, así como acceso a los servidores,
sala alterna de totalización y cuadernos de votación.
Pompeyo Márquez, figura central de la oposición
por su pasado comunista y de preso político, le pone más
picante a la demanda opositora, cuando recuerda que Alejandro Toledo, en
Perú, tardó tres meses en probar el fraude cometido por Alberto
Fujimori.
Fedecámaras hace un llamado de cajón al
CNE para que despeje las "dudas" suscitadas por el proceso electoral, pero
la sustancia de su mensaje es llamar al respeto "a la opción ganadora".
Pero a la pregunta sobre su papel en la Coordinadora Democrática,
la dirigente empresarial Albis Muñoz cierra un capítulo cuando
reconoce: "No tuvimos la suficiente fuerza; no tuvimos la suficente capacidad
para hacer llegar nuestro mensaje a quienes iban a votar el domingo".
Sobre
los frágiles puentes se posa una sombra por los hechos de violencia
suscitados el lunes, apenas unas horas después del anuncio de los
resultados.
En la Plaza Altamira, baluarte de la oposición,
un grupo de supuestos chavistas atacó con armas de fuego a opositores
que tenían bloqueada una avenida. Una mujer murió y hubo
ocho heridos.
Pompeyo Márquez reconoce que "la mayoría
de los chavistas no son violentos", pero emplaza al vicepresidente José
Vicente Rangel, su viejo compañero de militancia, a resolver estos
crímenes.
Desde que estalló el conflicto político
venezolano, y particularmente desde el golpe de Estado de abril de 2002,
se han suscitado diversos hechos de violencia que, en su mayoría,
han quedado impunes. Sobre esos hechos, oposición y gobierno se
han acusado mutuamente de ser responsables y se ha tendido un velo de impunidad
o de curiosas, por decirlo jocosamente, decisiones del Poder Judicial,
como aquella que determinó que no hubo golpe de Estado.
Pide Rangel "bajar el tono"
En un momento que se suceden en cascada los reconocimientos
internacionales al hasta el lunes acosado Hugo Chávez, su gobierno
parece saber que requiere dar una respuesta convincente. Así, desde
el lunes el presidente ordenó una investigación y este día
José Vicente Rangel, en un mensaje donde anuncia que es el encargado
de iniciar el diálogo con la oposición, afirma que el gobierno
hallará a los responsables y lamenta los sucesos.
Rangel dice que es preciso "bajar el tono" para iniciar
el diálogo, pero él mismo asegura que no entiende el empecinamiento
opositor en no aceptar los resultados. Es algo "absolutamente irracional",
es "estupidez política", dice.
José Vicente Rangel hace un recuento del comportamiento
opositor en momentos críticos anteriores y juzga que se ha equivocado
al pensar que los llamados al diálogo son signos de debilidad. "Este
gobierno es más poderoso que nunca".
Rangel también critica a la jerarquía católica,
otro de los sectores duramente enfrentados con un presidente que siempre
carga un crucifijo en el bolsillo, pues el único cardenal venezolano,
Rosalio Castillo Lara, quien asegura que en Venezuela se cometió
un "gigantesco fraude" y que los pobres recibieron 60 dólares por
cada voto. "Si hay un infierno, estoy seguro que va para allá",
dice Rangel.
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