México D.F. Miércoles 18 de agosto de 2004
José Steinsleger
Madrugón en Miraflores
Caracas, 16 de agosto, 0:30 am * Por el lobby del Caracas Hilton circulan con ansiedad diplomáticos, funcionarios y observadores internacionales. Algunos rodean a Leonor, baladista venezolana que da por hecho el triunfo de "mi comandante" y rasga la guitarra con el optimismo que alguna vez tuvo la antichavista Soledad Bravo.
-ƑQué dicen los resultados a "boca de urna"? -dice el periodista profesional (PP).
-Parece que Chávez está arrasando en todo el país -le digo.
PP: -Hay que esperar lo que diga el Consejo Nacional Electoral (CNE). No podemos apresurarnos.
1:15 am. De súbito, alguien corre la voz: "šChávez hablará en Miraflores!" El enjambre se precipita hacia los vehículos estacionados a las afueras del hotel.
-ƑTe vas a perder la fiesta?
PP: -Voy a esperar aquí. Quiero la primicia. šSoy periodista profesional!
1:50 am. En los aledaños de Miraflores, los coches avanzan con lentitud. Una multitud vestida de rojo rodea el palacio presidencial. En la avenida Urdaneta la gente baila salsa, cumbias, entonando con ganas "šel pueblo! šunido!..." y las canciones de siempre: "šMétale a la marcha!/ šmétale al tambor!/ šmétale que avanza la revolución!"
3:15 am. A la vera del palacio, en el templete dispuesto para las cámaras y los fotógrafos, los periodistas cabecean tras una jornada agotadora en que estoica, paciente y disciplinadamente la gente hizo colas durante horas interminables bajo un sol implacable. Estupefacto, un observador internacional cuenta que en Petare, barrio humilde, un grupo de desconocidos dispersó las colas con disparos al aire y huyó. Ofendida, una señora dijo: "šNo molesten, que tenemos que votar!" Minutos después, todos volvieron a la cola.
Me dirijo a un joven con cara de entender los entretelones del desmadre:
-ƑNo es preocupante la demora?
Con firmeza y amabilidad, el joven explica:
-ƑTú eres periodista, político o qué? Nosotros somos soldados de Bolívar y en este país hay una guerra. No podemos subestimar la situación. La oposición exigió el referendo revocatorio y para quitarle argumentos tenemos que estar seguros. El presidente ha dicho que no hablará hasta que todos hayan votado.
3:35 am. Cuando el aguacero empieza a olerse en el aire, el líder de la revolución bolivariana aparece en el balcón. Apoteosis. Del bolsillo de su camisa, el presidente toma un diminuto ejemplar de la Constitución que a los tres poderes republicanos incorporó el Poder Moral y el Poder Ciudadano.
Sonriente y flanqueado por un par de palmeras, Chávez hace trepidar la antigua mansión de estilo neoclásico: šOligarcas, temblad!
Himno nacional de Venezuela. Fuegos artificiales. Bombas de estruendo. "šGloria al bravo pueblo...! šLa ley respetando...!" Erguida, ardiente, empapada, la multitud actualiza los versos de la canción patria: "šAlerta! šAlerta! šAlerta que camina! šLa espada de Bolívar por América Latina!"
La consigna del referendo se ha invertido. De "šUh! šAh! šChávez no se va!", millares de gargantas gritan "šUh! šAh! šChávez se quedó!"
5:30 am. Me regreso al hotel caminando por estas calles de miedo descritas por Miguel Otero Silva (1908-85) en la novela Casas muertas (1954), donde habla de las contradicciones, miseria, violencia y falta de horizontes de la sociedad latinoamericana.
Al pie de una montaña de basura, un negro echado alza su botella. Con alegría (creo) grita "šChávez!" Una mujer con un bebé en brazos me pide "100 bolívares" (4 centavos de dólar). De un apestoso local adornado con foquitos de luz intermitente, un gigante franquea el paso de una pareja tan desigual como el tinglado de esta sociedad carcomida hasta el hueso. Se los ve felices, acaban de festejar.
El coro de la multitud "šel pueblo! šunido! šjamás será vencido!...", se va apagando y llego al hotel cantando "y tú/ vendrás/ cantando junto a mí/ lará/ lara/ lara-la-la-la-lá".
Con las gafas a punto de caer y los brazos aferrados al borrador de la "primicia", el PP duerme a pata tendida en un sillón del lobby. Escupe el bollito de papel que deposito sobre su lengua y despierta del sobresalto:
-ƑQué pasó? ƑQué pasó?
-Victoria.
-ƑEl CNE dio los resultados?
En resumidas cuentas le digo que implícitamente Chávez se refirió a "Peligro" y "Pela el ojo", dos esquinas conocidas de un barrio bravo de Caracas. Y que al parecer la oposición no sabe en cuál estacionarse.
-No me interesa Chávez. šSoy profesional! Hay que esperar los resultados del CNE y lo que digan la OEA y el Centro Carter. No podemos adelantarnos. šPuede haber fraude!
|