México D.F. Lunes 16 de agosto de 2004
Más de siete horas de espera para votar
en diversos barrios pobres de Caracas
Hugo Chávez ratifica que respetará el
resultado y pide lo mismo a opositores
A las tres de la mañana empezó la movilización;
con cohetes y música se llamó a las urnas
STELLA CALLONI ENVIADA
Caracas, 15 de agosto. La masiva concurrencia de
millones de venezolanos de los barrios pobres podría incidir en
el triunfo de Hugo Chávez, según proyecciones extraoficiales,
en el referéndum revocatorio donde expuso su cargo a mitad del mandato,
que inició en 1998 y que relegitimó después de la
nueva Constitución de 1999.
Distendido, el presidente Hugo Chávez Frías,
votó esta mañana en la Escuela Básica Manuel Palacio
Fajardo, en la parroquia 23 de Enero, un barrio humilde de trabajadores
y afirmó que se está dando un ejemplo al mundo "porque venimos
saliendo de golpes de Estado, desestabilización, terrorismo e intentos
de intervención internacional y, sin embargo, se ha impuesto nuestra
Constitución".
Por esos momentos mencionó la existencia de algunos
problemas en el proceso, pero reconoció que las autoridades electorales
salían al paso de la situación, y ratificó que aceptaría
cualquier resultado e invitó a la oposición a hacer lo mismo.
"Rodilla
en tierra, que nadie se vaya de las colas porque si hay que amanecer votando
pues amaneceremos votando porque este es un día histórico
para la democracia venezolana", dijo el presidente ya informado de que
se estaba retrasando el proceso.
A las tres de la mañana una nutrida cohetería
y hasta potente música salsera despertaron a los venezolanos en
distintos barrios. A partir de ese momento comenzó una increíble
movilización y como hormigas los habitantes de los cerros que rodean
a Caracas comenzaron a bajar hacia los centros de votación para
culminar temprano y evitar un retraso que favoreciera algunos planes anunciados
por la oposición.
La gran sorpresa fue la inexplicable ausencia de algunos
técnicos que debían manejar las máquinas cazahuellas
y la tardanza incomprensible en la instalación de las mismas.
La prueba de fuego del referéndum revocatorio,
en el que se empleó avanzada tecnología informática,
en un proceso electoral al que se incorporaron 2 millones de electores,
y con una oposición dispuesta a utilizar diversas formas de presión
y obstaculización, amenazó por un momento con estallar en
conflicto y requirió diversos llamados oficiales y de observadores
a la tranquilidad, a la paciencia y a no quebrar las reglas del juego electoral.
Otro elemento de retraso fue la imprevisible afluencia
de votantes, que rompió todas las previsiones y que obligó
a las autoridades electorales a extender hasta la medianoche la votación,
ya que aún había miles de venezolanos en las colas. Hubo
algunas críticas al presidente de la Junta Nacional Electoral (JNE),
Jorge Rodríguez, ya que se le había advertido que aún
no se podía instalar masivamente las máquinas cazahuellas,
especialmente por la cantidad de nuevos votantes entre los 14 millones
habilitados para participar en estos comicios.
En un momento dado, cualquier acción irresponsable
podía haber cortado un hilo fino entre la impaciencia de miles de
ciudadanos pobres, para los cuales, sin duda, la ausencia de los técnicos
que debían manejar las máquinas, en una cantidad sustantiva,
originó el enorme atraso de las primeras horas, lo que era considerado
como un "sabotaje anunciado".
Los anuncios previos de algunos líderes de la opositora
Coordinadora Democrática (CD), que desafiaron incluso a los propios
observadores internacionales, ratificando que adelantarían los resultados
desde el mediodía, que sólo aceptarían a los observadores
internacionales, y no al Consejo Nacional Electoral (CNE), y la alianza
con las empresas que manejan las redes informáticas y el nuevo sistema,
creaban severas dudas.
Al promediar la mañana mirando las colas, algunas
de hasta dos kilómetros, era visible que se había logrado
un objetivo: el retraso de la votación.
Alrededor de la media mañana esta enviada estuvo
en distintos barrios, como Petare, Urbina, El Torre y otros, donde la mayoría
eran seguidores de Chávez y se observaba otro hecho nuevo: una masiva
concurrencia de jóvenes.
Había
cierta desesperación en los miles y miles que temían visiblemente
que alguna mano negra les impidiera ejercer su derecho. Ancianos,
mujeres embarazadas, jóvenes y viejos, niños acompañando
a sus padres, llevaban en algunos lugares más de siete horas esperando
y todo resultaba muy lento bajo el intenso sol y la polvareda que levantaban
los vehículos que subían y bajaban por las estrechas calles.
Entre el enojo por la situación de demora y la
decidida arenga de que pasara lo que pasara no se iban a ir, porque "Chávez
no se va" como cantaban todos a coro, se podía percibir también
que para algunos "después de siete veces de votar para legitimar
al gobierno y ganar" resultaba injusto el "eterno capricho opositor".
"Tenemos que hacer un gran esfuerzo para tener paciencia,
somos menospreciados, insultados y nos preguntamos cómo estas personas
que han estudiado, que han viajado, que tienen tanto poder de dinero, puedan
ser tan groseras con nosotros, puedan humillarnos, con palabras y gestos
y estén empeñados en desconocer lo que hemos votado una y
otra vez".
La voz de Alí Primera sonaba fuerte y se extendía
por sobre las callejuelas y las precarias casas, por toda la zona del Valle,
levantando el ánimo de los aguerridos votantes. Era imposible convencerlos
de que éramos simples periodistas, ya que todos querían denunciar
que temían a las trampas opositoras, pero a la vez afirmaban que
estaban dispuestos a resistirlo todo y no irse sin votar. Era lo único
que los mantenía en el sofocante calor y sin comer durante horas:
una decisión irreversible.
También fuimos testigos de la indignación
que cundió en un boca a boca increíble cuando se conoció
sobre la grabación de un cidí falso atribuido al presidente
del CNE, Francisco Carrasqueño, dando el triunfo a la oposición,
cuando aún no había votado 80 por ciento del electorado.
Entonces un mensaje común cruzó aquellas filas, donde en
algunos momentos se bailaba para no dejarse abatir por el cansancio y era
"no responder a la provocación bajo ninguna circunstancia"
Al mirar aquellas interminables filas los observadores
dejaron constancia de que el pueblo venezolano dio un ejemplo único
de civismo y solidaridad, al ayudarse unos a otros para no cejar en un
empeño que ni siquiera disuadió la noche: no defraudar un
momento histórico que será un parteaguas en este país
y en el mundo.
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