UN
NEGOCIO PERDIDO EN EL SUELO |
16 de agosto de 2004 |
Ricardo Blanco
Velázquez
La producción de basura en México creció nueve veces en sólo cuatro décadas. En ese tiempo la tecnología para reciclar desechos sólidos ha evolucionado, no así las prácticas para crear incentivos para recuperarlos de manera económicamente viable. A pesar de que puede significar un gran atractivo en términos del mercado, la mayor cantidad de residuos generados en el país se descompone a cielo abierto. En poco menos de 40 años, la generación de desechos sólidos por persona en México se multiplicó nueve veces. Cambió el tipo de desperdicio de materiales orgánicos a inorgánicos, como los envases plásticos. Las grandes concentraciones humanas están ahora en centros urbanos, pero esa dinámica poblacional no ha estado acompañada por una política integral y de largo plazo para procesar o reciclar los desechos. La industria del reciclaje en México sigue siendo, en la práctica, un terreno en el que se mueven organizaciones de pepenadores, dirigidas casi en la sombra por unas cuantas personas; actividad en la que las cuentas son tan opacas como una bolsa de basura y la regulación gubernamental es mínima, la tecnología escasa y la planeación muy limitada. De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), en cuatro décadas la generación de residuos sólidos municipales se incrementó nueve veces y su composición cambió de mayoritariamente orgánica, fácilmente integrable a los ciclos de la naturaleza, a múltiples elementos, cuya descomposición es lenta y requiere procesos complementarios para efectuarse. La dependencia estima que la generación nacional de basura alcanza 84 mil 200 toneladas diarias. Pero de ese volumen apenas 83 por ciento es recolectado, esto es, 69 mil 886 toneladas. El resto queda disperso. Del total generado, sólo 49 por ciento, es decir, 41 mil 258 toneladas son depositadas en sitios controlados y el resto se dispone a cielo abierto. La simple enumeración de las cifras crea la idea de que reciclar desechos sólidos en México debería ser gran negocio, además de una necesidad ambiental. Pero la información correspondiente no es tan abundante como la basura. Un caso que ilustra la situación está tan cerca como la botella de agua natural o de refresco que reposa sobre su escritorio. Según cifras oficiales, cada año se producen en el país 9 mil millones de botellas de plástico pet (polietileno tereftalato). La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) calcula que unas 900 millones contaminan los bosques y ríos al ser tiradas por quienes van de día de campo. El año pasado la dependencia firmó un convenio con la Confederación de Cámaras Industriales para recoger botellas, lo que requirió 50 millones de pesos para instalar 17 plantas recolectoras. De noviembre a la fecha se han colectado 36 millones de botellas, 0.4 por ciento del total producido. En el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México se trabaja en un proyecto para desarrollar una bacteria capaz de permitir que los envases de plástico puedan ser degradados ambientalmente, una tecnología que se encuentra en la fase más temprana de investigación, pero constituye el siguiente paso para la industria del reciclaje, comentó el investigador José Luis Puente García. También está el factor de mercado, o la dificultad de desarrollar un mercado en el que los precios hagan atractivo el reciclaje. De acuerdo con un estudio de la Sedeso, en algunos países se ha promovido el reciclaje mediante la aplicación estricta de la ley, lo cual parece no ser consistente con los aspectos económicos de manejo sustentable de residuos, señala Puente, quien afirma: "En Alemania, por ejemplo, el reciclado forzoso de empaques de plástico ha resultado en costos aproximados de 500 dólares por tonelada de plástico reciclado. Esto representa 200 dólares más que el costo del material virgen, de manera que pudiera ser una asignación equivocada de recursos y de costos de oportunidad". La firma regiomontana Vitro, principal fabricante de envases de vidrio en el país, logró reciclar el año pasado 78 mil toneladas, cerca de 22 por ciento del vidrio que funde. La meta en 2004 es elevar esa cantidad a 90 mil toneladas. Pero el reto fundamental, expresa Antonio Ocaranza, director de relaciones institucionales del corporativo, es mejorar la cultura del reciclaje entre la población. La principal fuente para recolectar materiales para llevar a las plantas de reciclado son centros de acopio cercanos a los rellenos sanitarios. De acuerdo con la Confederación Patronal de la República Mexicana, "por muchos años la basura ha sido tema abandonado por las autoridades". Y no sólo por falta de visión, sino también por los intereses que se mueven en torno a la recolección y reciclaje de desechos. "El reciclaje se hace a través de una pepena subterránea, donde valorizan los residuos sólidos", según un dirigente del sindicato patronal que habla a condición de no ser citado por su nombre. "Una vez que el desecho ya adquirió un valor, entra una cadena de comercialización también subterránea, al margen del mercado formal, pero que evidentemente genera riqueza." El reciclaje de tales residuos es impenetrable para otros empresarios de la industria nacional; se podría decir que hasta para las autoridades federales, estatales y municipales. Desde hace más de medio siglo, la "pepena" de residuos sólidos dedicados al reciclaje genera grandes riquezas económicas para unos cuantos empresarios que detentan este monopolio de tipo familiar. Los residuos sólidos urbanos son apenas aprovechados artesanalmente en el submundo del manejo de la basura, en beneficio de unos cuantos, mientras miles de pepenadores siguen en la miseria. Desde hace más de 50 años, esta actividad es coto de poder familiar heredado de padres a hijos y que están incrustados en una clase política que gobernaba la capital como al país desde hace más de 70 años. Uno de los grandes obstáculos para reciclar tiene que ver con que la composición de los residuos sólidos no es homogénea en el país, sino que obedece a la distribución de hábitos de consumo y poder adquisitivo de la población. Mientras en el sur se percibe gran contenido de residuos de jardinería, en el Distrito Federal se produce más cartón y plástico, y en la zona centro se generan más pañales y subproductos alimentarios que en otras regiones. En el documento especializado Hacia un México sin basura: bases e implicaciones de las legislaciones sobre residuos, de la doctora Cristina Cortinas de Nava, señala que a pesar de su gran potencial de reciclado, la mayor parte de los desechos sólidos en México sigue teniendo como destino final los tiraderos a cielo abierto. "En
México ha proliferado sin la intervención de los
gobiernos, la
actividad de la segregación con fines de reciclado de los
residuos
considerados "valorizables" por parte de grupos sociales marginados
(pepenadores) que viven en extrema pobreza y obtienen sus escasos
recursos económicos de esta actividad,"añadió § |