México D.F. Domingo 15 de agosto de 2004
Montemayor, Gutiérrez Vega y Aranda Luna
destacan las aportaciones del autor
Milosz demostró que aun en un mundo fracturado
es posible la sensibilidad
FABIOLA PALAPA Y ERICKA MONTAÑO
Poeta genuino, Czeslaw Milosz deja una obra que refleja
su profundo conocimiento del ser humano.
Milosz ''es uno de los grandes poetas del este de Europa,
que en el siglo XX llevó a la expresión más alta de
inteligencia, de fuerza expresiva y de conciencia humana la poesía
contemporánea'', expresó el escritor y lingüista Carlos
Montemayor, quien resaltó que en Polonia y Rumania surgieron obras
poéticas de gran relevancia y marcadas por ese gran conocimiento
interior del ser humano, que parecía como desusado o incomprensible
para poetas y, sobre todo, para políticos del occidente europeo
y de Estados Unidos.
''Al parecer, sólo para el mundo de occidente tenía
sentido la persona humana y detrás de la cortina de hierro aparentemente
se desvanecía todo intento de asir el pensamiento''.
Autores
como Milosz, añadió el ensayista y traductor, demostraron
que ''el poeta tiene la misma capacidad, la misma fuerza y la misma lucidez
en cualquier sistema político y en cualquier cobertura ideológica,
porque esos poetas van al fondo de la existencia humana, al nervio claro
de la conciencia de la vida''.
Montemayor señaló que en la búsqueda
ideológica y humana, los poetas rumanos, polacos y griegos constituyeron
un bastión de la historia literaria del siglo XX, y celebró
la presencia y la contribución de su poesía a la lengua polaca
y a la Europa del este. "El es un testimonio fundamental de cómo
en una época el mundo fue dividido en dos; poetas como Milosz representaban
la continuidad humana de un mundo fracturado''.
Todos los poetas de Europa del este son los innovadores
de un mundo, después de las guerras mundiales, expresó Montemayor;
ellos son quienes de los escombros de la sociedad europea reconstruyeron,
no sólo las ciudades del Este devastadas por la guerra, sino también
la conciencia humana:
''La reconstruyen desde el arte como grandes artistas,
no sólo como grandes pensadores. En realidad es una conciencia vital,
porque logran una renovación del habla, del ritmo y de la fuerza
expresiva del lenguaje poético.
''Es curioso cómo varios de estos poetas griegos,
rumanos y polacos llegaron a una longevidad notable, pues algunos murieron
después o cerca de los 90 años. Esto es sorprendente, porque
al lado de nuestras culturas hispánicas son pocos los nonagenarios
brillantes, a diferencia de esa parte de la Europa del este.''
El poeta Hugo Gutiérrez Vega subrayó que
lo fundamental del Nobel polaco ''es su lirismo sin concesiones de ninguna
especie, lo que podríamos llamar poesía pura, así
como su aproximación a algunos momentos de la realidad, que invariablemente
poetizaba; creo que eso hace que sea uno de los poetas más genuinos,
más totales de nuestro tiempo''.
Czeslaw Milosz visitó México en varias ocasiones
y escribió modestas notas sobre su impresión del país.
Admiraba a algunos escritores mexicanos, entre ellos a Octavio Paz, del
cual habla con entusiasmo, recordó Gutiérrez Vega, quien
destacó que el poeta ''siendo tan universal, tan cosmopolita, siguió
siendo todo el tiempo polaco fiel a su ciudad, a su lugar de nacimiento
que siempre fue con él''.
El crítico literario Javier Aranda Luna explicó
que "Milosz era, en 1972, casi un desconocido en nuestro país. Tenía
entonces 61 años y ya había publicado buena parte de su obra.
Su ensayo La mente cautiva, donde daba cuenta de los terribles avatares
de la cultura y el pensamiento bajo la sombra del autoritarismo soviético,
era anatema para buena parte de los intelectuales de izquierda. Si Milosz
había combatido a la ocupación nazi en su país, no
dudó después en señalar los horrores del totalitarismo
comunista.
''Octavio Paz lo puso a circular entre nosotros en la
ya legendaria revista Plural. Allí apareció, en el
número 12 de septiembre de 1972, su ensayo La ciencia ficción
y la venida del anticristo, dedicado a Vladimir Soloviev de donde rescató
estas líneas que mantienen su actualidad: 'somos incapaces de reducir
el presente, tan lleno de contradicciones, a un denominador común,
porque vivimos en él y él vive en nosotros, pero quizá
su característica más inesperada es una ceguera voluntaria,
un rechazo de la experiencia histórica'.
''Milosz es un poeta que reflexiona, un ensayista que
canta. La única vez que lo vi, aunque vino varias veces a nuestro
país, fue en el Encuentro por la Libertad que organizó la
revista Vuelta. Participó con Octavio Paz y Leszek Kolakowski
en una mesa sobre nacionalismos y religión.
''Estos dos temas y el de la ciencia fueron de interés
para el poeta. En el estupendo poema Después de soportarlo todo
nos habla de la resurrección, de la renovación de todas las
cosas: 'Nos desintegramos hasta ser podre, polvo, mínimo abono/,
pero ese código o esencia permanece/ y aguarda, hasta encarnar por
fin/. Y también mientras la nueva corporeidad/ se lava de las aflicciones,
y de lo maligno/, la idea del Purgatorio entra en la educación/.
No es distinto a lo que los fieles en una iglesia rural/ repiten en coro
al pedir la vida eterna/. Y me uno a ellos, sin advertir/ quién
seré cuando reviva después de soportarlo todo/'.
"Cada poeta, cada lector, es una conciencia solitaria.
Yo encontré su resurrección en esos versos.''
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