México D.F. Domingo 15 de agosto de 2004
El referendo no resolverá por sí
solo los problemas del país, alerta James Carter
Venezuela decide hoy si Chávez continúa
en la presidencia o se va
La consulta revocatoria, acariciada por los antichavistas
y ahora capitalizada por el mandatario
Aumenta la convicción de que opositores radicales
responderían provocando caos y disturbios
ARTURO CANO ENVIADO
Caracas, 14 de agosto. Este domingo la capital
de Venezuela amanece de madrugada y al toque de diana. Los seguidores del
presidente Hu-go Chávez Frías, que se juega su permanencia
en el poder, tienen listos 40 camiones que tocarán la pieza usada
para despertar a los soldados en los cuarteles. Los ve-hículos recorrerán
toda la ciudad a las tres de la madrugada, para instar a la gente a ir
a las colas y esperar la apertura de los centros de votación. Lo
mismo sucederá en todas las ciudades del país.
El referendo, largamente acariciado por la oposición
y ahora ca-pitalizado por Chávez, ha llegado.
Mari
Carmen Sánchez y Marjorie Antequera, responsables de un comedor
popular en uno de los ce-rros de Caracas, lo saben bien y están
listas. "Nos trajeron dotación para dos semanas", dicen, y muestran
su pequeña bodega con arroz, frijol, harina para las arepas,
y sus dos refrigeradores repletos de pollo, carne y concentrados para jugo.
Casi todas las envolturas de los productos tienen inscritos
mensajes, desde artículos de la Constitución sobre los derechos
ciudadanos hasta mensajes: "Le dijimos NO al paro... Cuando el pueblo lo
necesita su gobierno revolucionario RESPONDE".
En la casa de Mari Carmen, en las cinco cocineras que
a cambio de su labor alimentan a sus familias, está una de las razones
por las que Chávez brincó de 30 por ciento de su voto duro
a la posibilidad real de ganar el referendo, según admiten incluso
analistas opositores. La apresurada puesta en marcha de los programas sociales
del chavismo, bautizados como misio-nes, consolidó el apoyo al presidente
en los sectores populares.
En el barrio La Laguna lo ven así. "Yo no era de
un lado ni de otro, y ahora soy chavista", dice Mari Carmen Sánchez,
la rolliza treintañera dueña de la cocina que alimenta a
150 personas.
El equipo y todos los alimentos son entregados por el
gobierno de sin costo alguno para los pobres. La lista de beneficiarios
se elabora en el centro de salud, parte del Programa Barrio Adentro, que
tie-ne esparcidos en territorio venezolano a 14 mil médicos de Cuba.
Además del comedor, Mari Carmen y Marjorie administran
el "ambulatorio", clínica comunitaria donde dos médicos cubanos
brindan 500 consultas a la semana, sin contar la atención odontológica.
Antes de la llegada de los mé-dicos de la isla,
los habitantes de La Laguna tenían que viajar hasta "el horrible
hospital de Coche", a una media hora de distancia, "donde los médicos
siempre lo tienen a uno abajo".
Todos los equipos y medicamentos -con excepción
de jeringas, gasas, vendas y alcohol- "vie-nen de Cuba", dice Mari Carmen.
Y todo es gratis.
Por esa razón, las vecinas de este cerro, por el
rumbo de la ca-rretera panamericana, llaman a los cubanos "mis doctores",
y juran que aquí "hasta los malandros (delincuentes) los
cuidan". Como cuidan a los cinco instructores deportivos isleños
que viven también en el barrio, en la casa de la madre de Mari Carmen.
No todos en Venezuela tienen tanta consideración
por los cubanos. Su presencia y el convenio petrolero con la isla del Caribe
es una de las armas opositoras contra el presidente Chávez.
En el vasto abanico ideológico opositor unos acusan
condiciones desventajosas para Venezuela en los acuerdos, y otros que de
plano sostienen que Chávez quiere una dictadura "castro-comunista".
Desde esta tarde, por ese clima y porque muchos médicos
cubanos viven en escuelas que serán centros de votación,
éstos se retiraron de las clínicas y se alojarán en
casas particulares hasta que esté claro que el referendo no terminará
en violencia.
"No va a pasar nada", dice Ma-ri Carmen, segura de que
Chávez, "el único presidente que ha hecho algo por los pobres",
será ratificado. No obstante, está feliz de que, previsoriamente,
le hayan enviado raciones dobles. Igual, aquí y en todo el país
mucha gente realizó compras extraordinarias de productos básicos.
¿Nada va a pasar? "Tengo fe en que después
de una victoria nuestra, que ya la dicen hasta las flores y las piedras,
tengo esperanzas de que los sectores más radicales de la oposición
cesen en ese camino y vengan a trabajar en la construcción del país",
dice Chávez, a horas del referendo.
Quién sabe si lo digan las flores, pero en los
cerros de Caracas lo dicen las clínicas y los comedores. En la Laguna,
las modestas viviendas están rojas de tanta propaganda chavista.
Sin "liderazgo político exclusivo"
Ultimos jaloneos dentro y fuera del Consejo Nacional Electoral
(CNE). La oposición y sus consejeros electorales afines insisten
en que se está presentando una irregular sustitución de funcionarios
de los centros de votación.
En contraste, los observadores internacionales, cuyas
figuras cen-trales son el secretario general de la Organización
de Estados Americanos, el colombiano César Ga-viria, y el ex presidente
estadunidense James Carter, se reúnen con el presidente Chávez,
y luego am-bos vuelven a asegurar que el voto será secreto y que
la oposición política, contrario a lo anunciado, no adelantará
resultados.
Gaviria y Carter se reúnen tam-bién con
el CNE, con los militares responsables del Plan República (ga-rante
de la seguridad del proceso) y con dirigentes de la oposición.
Carter insiste en que el referendo no resolverá
por sí solo los problemas de Venezuela "ni creará un liderazgo
político exclusivo". El ex presidente estadunidense insta a Chávez
y a los opositores a reunirse tras las votaciones para "de-finir las formas
de trabajar juntos y resolver los urgentes problemas" de Venezuela.
La confrontación que viene
La pregunta obligada es por qué Chávez arrancó
todos sus programas sociales estrella hasta su quinto año en el
gobierno. Pues simplemente porque antes no po-día usar los recursos
de Petróleos de Venezuela, dice Soid Rodríguez, un chavista
sin partido de la zona de Coche.
Soid es uno de los muchos ve-nezolanos que tienen un sábado
intenso, de arriba abajo en la instalación de las mesas electorales,
en los preparativos para la histórica jornada. Es un chavista que
deplora las divisiones intestinas de los chavistas.
"Necesitamos una revolución dentro de la revolución",
dice, pe-ro que también asegura que Chávez es el único
capaz de unir al país: "Une a la oposición en su con-tra
y a nosotros para defenderlo".
Se acerca la noche. El CNE dice que se han instalado la
mayoría de las mesas electorales. Los vendedores ambulantes del
centro y el oeste se retiran temprano porque deben madrugar. En el este
an-tichavista se vive un sábado cual-quiera, con los locales repletos.
La oposición y el chavismo han echado toda la leña
a la hoguera del referendo. ¿Terminará la bronca en Venezuela
cuando se den los resultados electorales?
"Vamos a pasar a otro tipo de confrontación", dice
el joven economista Pablo Giménez.
Entre los chavistas crece la con-vicción de que
los sectores radicales de la oposición van a responder a la derrota
armando guarimbas (quema de llantas, bloqueo de calles). Entre los
duros del antichavismo, la de que el presidente no se irá por las
buenas.
"Los chavistas creen que los de acá son palomitas,
pero éstos tienen más armas y son más arrechos
(echados para adelante)", di-ce a La Jornada una clasemediera del
este de la ciudad.
Desde ya, 118 mil efectivos de las fuerzas armadas vigilan
el re-ferendo revocatorio.
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