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México D.F. Sábado 14 de agosto de 2004

En agosto de 2000 enfrentó severas críticas por apoyar la penalización del aborto

Martín Huerta, político fabricado a la sombra de El Yunque y de Fox

JUAN MANUEL VENEGAS

Dirigente en la década de los 70 de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) en su natal San Juan de los Lagos, el ahora secretario de Seguridad Pública, Ramón Martín Huerta, creció políticamente en Guanajuato a la sombra del grupo que encabezan Elías Villegas, Gerardo Mozqueda y Fernando Rivera Barroso, ligados a la organización ultraderechista El Yunque, y que financiaron a Vicente Fox Quesada desde sus primeras incursiones en la política.

Ese mismo cobijo lo llevó a la presidencia de la Asociación de Industriales de Guanajuato (AIG) de 1984 a 1987, periodo en el que ingresa al Partido Acción Nacional (PAN) y obtiene su primer cargo público de elección como diputado suplente por el tercer distrito de León. En esos mismos años traba amistad con Fox Quesada, a quien presenta con Manuel J. Clouthier en 1988, convenciéndolo ambos para que incursionara en la política.

Con esa formación y militancia, en 1991 Martín Huerta coordinó la primera campaña de Fox al gobierno de Guanajuato. Derrotados oficialmente en las urnas por el priísta Ramón Aguirre Velázquez, iniciaron una serie de movilizaciones que finalmente fueron controladas a conveniencia del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, quien en acuerdo con la directiva blanquiazul -encabezada por Luis H. Alvarez- impidió la toma de posesión del ex regente del Distrito Federal e impuso al alcalde panista de León, Carlos Medina Plascencia, como gobernador interino de Guanajuato.

En el gobierno guanajuatense de la concertacesión, Martín Huerta fue designado secretario particular de Medina, para hacer contrapeso -según las reseñas y análisis de aquellos días publicados en la prensa local y del Distrito Federal- al priísta Salvador Rocha Díaz, nombrado secretario general de Gobierno.

De igual forma los panistas le encomendaron la tarea de preparar, desde el gobierno, la reforma electoral que permitiera convocar a nuevos comicios y poner fin al control priísta sobre los órganos encargados de organizar las votaciones. Fuera del gobierno, sus viejos conocidos Villegas y Mozqueda organizaban una segunda campaña de Vicente Fox por la gubernatura, con un plan ahora a largo plazo: las elecciones presidenciales de 2000.

Así ocurrió: en octubre de 1995, Fox tomó posesión del Ejecutivo estatal y Martín Huerta ascendió a secretario general de Gobierno. Y con él se integraron al equipo gobernante en Guanajuato otros militantes de grupos católicos y ultraderechistas que financiaron y dieron contenido político al proyecto: Ramón Muñoz Gutiérrez fue incorporado a la oficina de planeación e innovación gubernamental -mismo cargo que ocupa ahora a escala federal- y Fernando Rivera Barroso, del Movimiento Cristianismo, fue designado secretario de Educación, recomendado por Villegas y Mozqueda.

Y mientras Fox viajaba por el mundo y recorría el país preparando su candidatura presidencial, Martín Huerta y Muñoz Gutiérrez se hacían cargo, en los hechos, de la administración local. Constantes fueron las denuncias y reclamos de legisladores de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y de la Revolución Democrática (PRD) por las prolongadas ausencias del mandatario, a quien acusaban, inclusive, de utilizar los recursos del erario estatal para su proyecto personal y de grupo.

Cuatro años duró Fox en el gobierno de Guanajuato. En septiembre de 1999, ya sometido por Acción Nacional debido a su prolongada campaña, renunció al cargo para, ahora sí formalmente, ir en pos de la candidatura presidencial. Y en su lugar dejó a Ramón Martín Huerta para concluir el periodo constitucional de gobierno.

En su breve paso al frente del Ejecutivo estatal se recuerda a Martín Huerta por haber dejado crecer la iniciativa de los diputados locales panistas para penalizar con cárcel el aborto, aun en caso de que el embarazo fuera producto de una violación.

La polémica por dicha reforma al Código Penal guanajuatense estalló en agosto de 2000, mientras el presidente electo Fox realizaba una gira por Sudamérica. Presionado por la prensa nacional y extranjera para que fijara su posición, en Brasilia, Fox se deslindó de sus correligionarios y manifestó su rechazo a la iniciativa.

En Guanajuato, en tanto, enfrentando la ira de los diputados de su partido, Martín Huerta decidió vetar la reforma, apoyándose en una encuesta que había mandado hacer y que indicaba que casi 70 por ciento de los habitantes de esa entidad estaba en contra de las enmiendas a la ley.

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