México D.F. Viernes 6 de agosto de 2004
Comenzó anoche el noveno Festival de la Huasteca, en Tamaulipas
ƑQué es el huapango? ''una pasión, un gusto, un vicio''
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
Gonzalez, Tamps., 5 de agosto. ƑPoeta yo? No, qué va. Me gustaría llegar a serlo. Don Gilberto Ortega Raga, decimista y versador conocido en esta parte de la Huasteca como El Beto, se quita el sombrero, seca el sudor de su frente con una toallita, se acomoda en la silla de una nevería frente al parque central, y agrega:
''El huapango siempre ha sido nuestra pasión, nuestro gusto y nuestro vicio. Inclusive tenemos una décima que se llama Mi vicio por el huapango."
Habla también sobre los temas que aborda:
''No nos ponemos a razonar en tantos acontecimientos que tiene la vida. Tenemos la muerte, el nacer, la soberbia, nuestro rencor, nuestro amor. Yo le canto a Dios, a la naturaleza, a los árboles, a los ríos, y también a las ciudades, aunque menos."
Y luego lee décimas, trovos y cadenas que aparecen en su tercer libro Seguimos cantándole a la Huasteca, que presentará el sábado como parte del noveno Festival de la Huasteca, que este jueves se inauguró aquí con homenajes a Ortega Raga, al maestro de música huasteca Tomás Gómez y al artesano en cuero Antonio Reyna.
El primer poemario de don Gilberto se llama Cantándole a la Huasteca y el segundo Continúa cantándole a la Huasteca. Todos editados por el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (ITCA) y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).
Nacido en Mata Redonda, Veracruz, en 1936, desde 1954 Gilberto Ortega Raga radica en González, la tierra de origen de sus padres. Ha impartido talleres de versería por diversas poblaciones de la Huasteca y hoy es reconocido en la región como una especie de patriarca que goza de autoridad moral por sus cualidades artísticas y humanas.
A la sombra de un corredor
La poesía está en todas partes, dice don Gilberto, quien se dedicó a la ganadería y la agricultura en unas tierras heredadas por su padre, don Rufino Ortega Cosío, un obrero de Pemex que murió cuando el futuro poeta popular tenía 13 años.
De hecho, fue de don Rufino que el niño Gilberto escuchó y aprendió los primeros sones huastecos. ''Ese gusto partió desde mi lejana infancia, cuando me sentaba a oír a mi padre, quien después del trabajo se ponía a cantar huapangos a la sombra del corredor de la casa".
Años después, ''como un homenaje a su memoria" y con la ayuda de su madre, Guadalupe Raga Saavedra, quien le recordaba versos improvisados por su padre, le dio por comenzar a cantar algunos versos.
''No sé por qué ni cómo, pero cuando me di cuenta ya estaba yo enfrascado en diálogos con otros huapangueros. Y de un momento a otro resulté trovador."
Don Gilberto saca de ''adentro del corazón" un verso algo imperfecto que cantaba su padre: ''Ese cerro del Bernal/ ese Bernal de Horcasitas/ que es muy digno de admirar/ y orgullo de Tamaulipas/ mi linda tierra natal".
Y como un homenaje el hijo lo usó como ''planta" o ''pie forzado" para una cadena -engarzamiento de estrofas que puede no tener fin- que más o menos recuerda así:
''Mi linda tierra natal/ porque en ella yo nací/ y así me voy a expresar/ con gusto y con frenesí/ no es mentira ni es hablar/ por eso le canto aquí// Por eso le canto aquí/ estos versos especiales/ si me escucharan a mí/ les digo a mis amistades/ Tamaulipas es así, con bellezas naturales/ (...)"
La crisis ya pasó
Por su parte, explica Gilberto Ortega, el trovo no es precisamente ''el arte de trovar", sino una composición poética que comienza con un pie forzado de seis versos, los cuales se van desglosando uno por uno en igual número de estrofas. Y lee de su nuevo libro el ejemplo del Trovo El aire:
''Observando el firmamento/ que no dejo de admirar/ la brisa y el aire siento/ yo me pongo a razonar/ hasta dónde llega el viento/ cuando deja de ventear."
A esta estrofa le sigue una segunda, que concluye con el desglose del primer verso:
El mundo que se ha formado/ con tanto razonamiento/ me dice el más estudiado/ que tiene su fundamento/ me quedo maravillado/ observando el firmamento."
La tercera estrofa da cuenta del segundo verso, la cuarta del tercero y así hasta concluir la séptima estrofa con el sexto verso de la entrada:
''Mi versería la incremento/ y quiero participar/ que me causa extrañamiento/ por eso he de preguntar/ hasta dónde llega el viento/ cuando deja de ventear."
Don Gilberto explica y comenta de ese modo las otras formas de versar que maneja: la décima y la cadena, las cuales también vienen comentadas en la introducción de Seguimos cantando a la Huasteca.
Concluye: ''La crisis de la versada, la música y el baile huastecos, que venían desde los años 40 hasta los 70, ya pasó. Esta tradición se está recuperando y ahora hay niños y jóvenes participando, hay apoyo institucional y el pueblo nos aplaude y habla de nosotros".
Y menciona como ejemplo al grupo formado por sus seis nietas y conocido como Las Primas Ortega, quienes se presentarán durante las huapangueadas del festival.
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