México D.F. Viernes 6 de agosto de 2004
El director general de Vida Silvestre rechaza
acusaciones de malos manejos
La Profepa no entendió: Felipe Ramírez
Un permiso para capturar 46 mil aves, en vez de 4 mil
600, fue por "un error de dedo"
ANGELICA ENCISO L.
La investigación que la Procuraduría Federal
de Protección al Ambiente (Profepa) hizo a Felipe Ramírez
Ruiz de Velasco, director general de Vida Silvestre de la Secretaría
de Medio Ambiente (Semarnat), por la operación de tres unidades
de manejo sustentable (Uma) en Oaxaca "fue equivocada" y el Ministerio
Público que determinó que no tenía responsabilidad
sí supo entender lo que ocurrió.
En entrevista el funcionario defendió su actuación
al frente de la misma dirección durante el sexenio pasado, la cual
estaba adscrita al Instituto Nacional de Ecología (INE), y dice
que por un "error de dedo" se dio un permiso para la extracción
de 46 mil aves, cuando debieron ser 4 mil 600. Asevera que como director
de esa área firmó el refrendo de una Uma en el Ajusco a su
esposa para regularizar su situación, ya que desde 1985 tenía
una autorización para operar como criadero intensivo; lo que ahora
hay es un kínder donde se imparte educación ambiental.
En
relación con los permisos de captura que entregó para el
borrego cimarrón en 1998, puntualiza que no violó la veda,
porque ya no estaba vigente, y que sí existían los estudios
de poblaciones, los cuales, aseguró, se entregaron a los interesados.
La Profepa estableció en 2001 una denuncia de hechos
contra Ramírez por su presunta responsabilidad en la comisión
de los delitos de "ejercicio abusivo de funciones y un delito ambiental"
en la entrega de permisos a Uma a partir de documentación falsa
y la autorización de extracción de aves. La sentencia de
la PGR no derivó en sanciones penales para el funcionario.
En la vieja oficina de la Dirección de Vida Silvestre,
donde luego de cuatro años de haber salido entre cuestionamientos
a su gestión, vuelve a despachar, Ramírez recuerda lo que
ocurrió durante su paso por esta área en la administración
de Julia Carabias en la Semarnat.
Impulsor de las Uma, las cuales fueron reconocidas en
la Ley de Vida Silvestre que entró en vigor en 2000, defiende su
creación: "las organizaciones serias avalan el esquema". Indica
que aunque en 1998 estas figuras no estaban legalmente autorizadas, se
empezaron a establecer en Oaxaca; ahí comenzó "el programa
conceptual de las Uma".
Acordó con las uniones de pajareros, "como un inicio
de buena voluntad", darles una parte de las tasas de aprovechamiento para
la captura de aves, "para no romper el esquema que exigía la Ley
de Caza en ese momento". Asegura que las asambleas comunales de los ejidos
Jalapa del Marqués, San Francisco Ixhuatán y Magdalena Tequisistlán
aceptaron el establecimiento de las Uma para el aprovechamiento de aves,
pero "los ejidatarios hicieron modificaciones a las actas originales de
asamblea, por problemas que tuvieron con los comercializadores. Después
sí se encontró el delito de fraude entre particulares, pero
en eso la dirección no tuvo responsabilidad".
Sostiene que fueron alteradas las actas de asamblea donde
los ejidatarios dijeron desconocer las Uma y rechazaron su creación.
"A toro pasado supongo que lo que pudo haber sucedido fue que se registraron
las Uma y se dictó la tasa de aprovechamiento, porque sí
había aves; es mentira que se hayan autorizado especies inexistentes
en la zona", sostiene. Y rechaza la argumentación de la Profepa
sobre estas irregularidades: "equivocó su actuación, de manera
terrible, y la del Ministerio Público fue correcta".
El funcionario, sentado a una mesa en su despacho, con
documentos a su lado, a los que alude continuamente durante la entrevista,
advierte que en aquella época "en el interior de la Semarnat no
se comprendía lo que eran las Uma".
Cuando explica el permiso para la sustracción de
46 mil aves de esas comunidades, resume: fue un "error de dedo", porque
debieron haber sido 4 mil 600 aves. Acota que él no firmó
ese documento, aunque "fue un error que yo asumí en todo momento".
Para sostener su planteamiento menciona que él estaba fuera de la
ciudad, "era urgente sacar la tasa de aprovechamiento para cumplir con
las comunidades. Me llamaron por teléfono, me dijeron que estaba
la tasa y que si la firmaban. No se dieron cuenta del volumen de aves autorizado.
Aunque sí había la población para extraer esa cifra.
El compromiso había sido para 4 mil 600 ejemplares; éstos
fueron los que salieron".
La titular de la dependencia supo todo, "el programa lo
trabajamos al lado de ella. De la problemática que siguió
en el transcurso, ella estuvo enterada. La Profepa también dio seguimiento
junto con la oficina paso por paso; juntos verificamos la autorización
y las tasas de aprovechamiento".
Cuando habla de la Uma del Ajusco recuerda que entre 1996
y 1997 "los archivos estaban desordenados. Nos dimos a la tarea de revisar,
ubicar las Uma que aún tenían actividades. Preocupado por
los animales que existían en la casa le pedí a mi esposa
que actualizara los registros en la dirección, porque como responsable
de esa área, tenía que ser el primero en regularizar.
"Nos dedicábamos a la reproducción de aves
exóticas para ornato, como los faisanes; después mi esposa
puso un kínder para educación ambiental para niños
de la zona del Ajusco. El refrendo del 97 era para que los ejemplares entraran
al sistema de regularización para los criaderos. Aún tiene
el registro, existe el kínder y los animales."
En este nuevo ciclo al frente de la Semarnat, confía
en que "será interesante; afortunadamente son menos los críticos
de las Uma. El camino era viable y teníamos razón en el esquema,
fue aceptado sin necesidad de que la autoridad presionara". Ahora, "enfocaremos
la atención al centro y sur del país, porque no han logrado
el desarrollo adecuado".
|