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México D.F. Viernes 6 de agosto de 2004
El inmueble fue declarado inhabitable por el
Invi
En riesgo, ocupantes de edificio en ruinas, en la Benito
Juárez
JOSEFINA QUINTERO M.
La seguridad de 54 familias depende de una firma. Más
de 200 personas habitan un inmueble en la delegación Benito Juárez,
que desde 1985 sufrió un grave deterioro y está en peligro
de derrumbarse. El edificio no puede ser expropiado, por la negativa del
jefe delegacional, Fadlala Akabani, a elaborar el dictamen que avale la
inspección ocular que realizó el 9 de enero pasado, donde
se hacen constar "las condiciones evidentes de riesgo ante posibles sismos",
según informó, mediante el oficio DBJ/559/2003.
Lo
anterior fue expuesto por los habitantes del edificio de la calle Xochicalco
833, colonia Residencial Emperadores, quienes mostraron el documento de
referencia, que fue entregado el pasado 21 de enero al Instituto de Vivienda.
En él, Fadlala Akabani "avala su incorporación al programa
de expropiaciones de vecindades, instrumentado por el Gobierno del Distrito
Federal". Sin embargo, pese a que en esa fecha reconoció el riesgo
en que se encuentran las familias, se niega a entregar el dictamen técnico
elaborado por la Dirección de Protección Civil de la demarcación,
porque argumenta "que somos invasores".
El cambio de opinión del jefe delegacional, indicó
Guadalupe Primero Orta, representante de las familias, se originó
porque ella rechazó una propuesta de Akabani para hacer "un buen
negocio". "Me dijo: 'mira Lupita, del predio podemos hacer una situación
política y un buen negocio, porque yo necesito lugares para mi gente'
". Ante la negativa, agregó la representante vecinal, el titular
de la demarcación ha rechazado y descalificado toda petición
de los vecinos.
El edificio ya fue valorado y dictaminado por un perito
autorizado por la Secretaría Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi),
quien en el documento respectivo detalla el estado de la estructura del
inmueble, de ocho niveles, y concluye que "no es habitable". Debido a las
fisuras que presenta y "su mal comportamiento sísmico", no se puede
hacer ningún reforzamiento, por lo cual recomienda desalojarlo.
Así, entre grietas, muros debilitados, sin alumbrado
en escaleras y pasillos, los condóminos esperan que alguna autoridad
asuma la responsabilidad y evite que continúen ahí, pese
al riesgo de un colapso. Y no sólo existe el riesgo de derrumbe,
sino de que se propague alguna infección, porque la planta baja
del edificio ha sido utilizada como basurero, y hay una plaga de ratas
y otros animales, cuyos desechos despiden olores fétidos.
Los problemas de los condóminos empezaron en 1985,
cuando, a menos de un año de haber adquirido sus departamentos,
los sismos de septiembre de aquel año afectaron el inmueble. Los
dictámenes recomendaban desde entonces su demolición.
El edificio, de ocho niveles, con 54 departamentos, fue
construido en 1984 por la inmobiliaria Renacimiento. Los primeros habitantes
relatan que adquirieron las viviendas mediante créditos, aunque
algunos pagaron al contado. Tras los daños a la estructura y la
muerte del propietario, Salvador Cestelos, se agudizaron los problemas.
"No había quién respondiera por los daños, incluso
se hizo un juicio contra la inmobiliaria", ante la Procuraduría
Federal del Consumidor, pero jamás lograron que se repararan los
daños. Muchas familias abandonaron el edificio, que más tarde
fue invadido. Actualmente hay 20 propietarios y el resto son invasores.
Por su parte, el jefe delegacional, Fadlala Akabani, reconoció
el riesgo en que se encuentran las familias, pero señaló
que compete a la Dirección General de Obras del gobierno de la ciudad
realizar el dictamen correspondiente. A la delegación, dijo, tocó
realizar la visita ocular y "evidentemente, por la inclinación que
tiene el edificio, la delegación avaló su expropiación".
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